viernes, 15 de julio de 2011

Mariel o estaríamos mejor en El Torito


Política cero

Jairo Calixto Albarrán


Mil veces preferible una procu de justicia como la de Jalisco, que a pesar de su pasado de blanquiazulina moralina y la egregia figura de don Etilio González, se ha permitido organizar despedidas de solteras con strippers y toda la cosa. Esto habla de la apertura y la hospitalidad del gobierno de la entidad frente a la llegada de turistas por los Juegos Panamericanos, y ni modo que se lleven la impresión de que se vive en el asquito y la lógica Sandoval Iñiguez.
Además, al contrario de lo que dicen las buenas conciencias, lo más lógico era que esa versión oficinesca y bucólica del “Sólo para mujeres” se realizara en el departamento de atención a delitos sexuales. Los trabajadores del chippendale no podían estar en un lugar más seguro para realizar sus oficios carnales.
Mil veces esto, a que los efebos de la Procuraduría del DF, sin deberla ni temerla, te detengan a la malagueña, te inventen cargos, te echen la culpa hasta de la muerte del Manco de Lepanto, como le ocurrió a Mariel Solís —nuevo ejemplo del estilo Presunto culpable— y que además de todo eso ni siquiera te ofrezcan strippers para pasar el tenebroso rato.
Afortunadamente la reacción inmediata de familiares y amigos, de la presión desde las redes sociales sobre los medios de comunicación —además de la absoluta falta de sustento en las pruebas, que parecían sacadas de El manual del tehuacanazo del Negro Durazo—, ayudó para que Mariel recuperara su libertad, pero no la certeza de que nunca jamás volviera a experimentar tamaña pesadilla.
Por eso, cuando la madre de la chica agradeció al procurador Mancera, quedó claro que algo estaba mal. En realidad el que tendría que haber ofrecido disculpas en nombre del sistema de seudojusticia era él. Es increíble que aún después de haber sido sometida a ese infierno, el titular de la institución no pueda siquiera ofrecer el clásico “Disculpe usted, nos equivocamos”. Se rectificó, sí. Se aseguró que una estudiante continuara con su vida (señalada, por cierto, por un sujeto que tenía la credibilidad ganada después de su tercer asesinato), pero ¿cuántos casos hay de este tipo tragando polvo?
En vez de estarle haciendo a la mamá campanita con la narcoguerra y la lucha contra el crimen, el burocrático aparato de seguridad y justicia mexicano tendría que ir pensando en penas y castigos, monetarios y carcelarios, para policías, jueces, funcionarios y judas que primero encarcelen y nunca averigüen.
Se equivoca la Gordillo cuando afirma con ñaca ñaca incluida que “La justicia es fría”. Es todo menos eso. Es de tener muy poca madre, como dijo Mariel.
Con esta historia, sólo queda una certeza: “estaríamos mejor en El Torito”.
¿Y los verdaderos culpables, apá?

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