martes, 19 de julio de 2011

¿Periodismo extraviado?

Luly Morales
@Lulyann
2011-07-19
Trae a cuento Diego Osorno en su extraordinario libro “País de muertos. Crónicas contra la impunidad” (Editorial Debate) un párrafo del novelista sueco Henning Mankell en “La falsa pista” (Villospår, 1995) donde un viejo redactor de periódico llamado Ture Svanberg (yo me lo imagino como el jefe de Peter Parker) destroza un trabajo pésimamente escrito, se mete los trozos de papel a la boca, los mastica y se los traga. Luego dice: “Esto merece salir de otro modo más que como mierda”. También dice el personaje de Mankell: “Tienes periodistas que quieren contar y descubrir. Tienes otros que ejecutan los recados del poder”. Tremendo.

¿Cuántos en nuestro país son los interesados en describir, contar, reportear, checar, ir y venir con dos, tres, cuatro fuentes si fuera necesario para obtener una nota, ir al lugar de los hechos, buscar testigos del suceso, al taxista, al vecino, al vendedor de hot dogs de que presenció la masacre? ¿Cuántos son los que no se conforman con el boletín emitido por tal o cual dependencia, que cambiándole un par de comas, suavizando un par de adjetivos, quizá suprimiendo algún renglón, lo firman con su nombre y listo,  han cumplido su trabajo?  ¿Cuántos hay interesados en contar y descubrir la verdad?


¿Cuántos en cambio tenemos ejecutando los recados del poder en nuestro país? Cenan con el senador encumbrado próximo a lanzarse como candidato al gobierno de la República, se sienten a gusto en sus casas, sus carros, con sus mujeres y vinos caros. Conocen los nombres de sus hijos, quizá hasta hayan hecho algún “business” con el vástago mayor de aquel político. Discuten de política y negocios juntos, asumiendo siempre la posición del secretario o diputado con el que estén hablando.


No hay periodismo objetivo, es prácticamente imposible. Los seres humanos cargamos con una serie de complejos, culpas, ideologías, simpatías y antipatías con las cuales nos asomamos al mundo. Vemos lo que sucede a través de esos lentes que hemos ido construyendo a lo largo de la vida. Lo que quisiera de quien ejerce como periodista, no es la objetividad, sino la Independencia. Lo pongo en mis burdos términos: cuando veo a una amiga, puedo “viborearla” y pensar lo mal que se le ven esos pantalones que no dejan respirar a ningún poro de su pierna, estoy siendo subjetiva, alguna otra amiga, pudiera pensar que se le ve increíble. Cuando le digo: “Amiga, hoy tus ojos irradian más luz que de costumbre, pero esos pantalones, por más True Religion que sean, de plano no se te ven bien (pareces chorizo mal amarrado, jaja... eso sí no lo digo)” estoy siendo independiente. A pesar que es mi amiga, estoy diciéndole la verdad, mi verdad, que no le favorecen ese tipo de pantalones.


Reconozco también ese periodismo militante que apoya claramente y sin ocultarlo a determinado proyecto. Sus lectores, sus escuchas o sus televidentes saben que es un militante activo de algún movimiento. Lo que no tengo claro es, si el medio es el militante o si lo es el periodista. Si el medio lo fuera, ¿significa que todos sus reporteros, locutores o editorialistas deberían de serlo también? ¿Aquellos periodistas deportivos, tendrían que exponer claramente sus preferencias, antes de clóset, por los Pumas, América o Pachuca? Si lo fuera el periodista, ¿solo puede trabajar en medios afines al “movimiento”’? El peligro del periodismo militante, está, en que su capacidad de cuestionar, criticar y busca opiniones alternas, se vea mermado en aras del movimiento.


A pesar de estas dudas, prefiero este tipo de periodismo, que aquel, que disfrazado de independiente, se mimetiza con el poder.

¿Periodismo patriótico? El gobierno de EUA se encargó de convencer a los medios de la necesidad del periodismo patriótico en la guerra contra Irak. La autocensura de radio, prensa y tv aún en las cadenas, antes famosas por su independencia, respondían a las necesidades del entonces Presidente Bush, lo que resultó en que nuestros vecinos del norte vieran una guerra diferente a la que vio el resto del mundo, una guerra de un solo bando, con el patriotismo antes que la información real. Y como nos encanta copiarlos, recupero otra vez a Diego Osorno en su colaboración en
Milenio semanal a propósito del tema, denuncia Diego que hay un planteamiento oficial cada vez con mayor fuerza que podría resumirse así: “Ahora estamos en una guerra y tú como periodista debes elegir de qué lado estás: del lado de México o del lado del crimen organizado. Toma en cuenta eso a la hora de escribir tu nota”.

Uno de los muchos beneficios de la aparición de nuevas tecnologías a partir de Internet, es que la información está pasando por una etapa de democratización nunca antes vista. Hay un periodismo ciudadano en ciernes. Ya no es necesario ser el periodista estrella del canal de las estrellas para que te escuchen, tampoco es necesario trabajar en CNN para tener acceso a lo que está sucediendo en el mundo al instante. Por supuesto que a los periodistas tradicionales les causa escozor, se resisten a aceptarlo, patalean y se retuercen, saben que poco a poco el monopolio de la información se les está yendo de las manos. Dice Stepehn Doig: “Hay una sensación cada vez mayor de que los diarios pierden lectores por su alejamiento, arrogancia e insistencia de que solo ellos tienen la información digna de ser publicada”. Minuciosidad, precisión, imparcialidad, transparencia e independencia que se enseñan en las aulas como parte fundamental del periodismo, se han perdido en muchas salas de redacción, pero se pueden reencontrar en alguna sala, en algún estudio, de alguna casa en Coyoacán o la Nápoles en el DF, de Vista Hermosa o Jardines de Anáhuac en Nuevo León, o de cualquier parte del mundo.


Como me gustaría conocer a un Ture Svanberg. Si existe, se estará tomando un café expresso, probablemente cortado, en un 2do piso de un café con poca gente, con dos o tres periódicos abiertos y deshojados sobre su mesa. Con anotaciones y garabatos en casi todas su hojas. Con los años reflejados en su rostro, pero con el idealismo reflejado en sus ojos. Ojalá esté por ahí.


http://lulyann.wordpress.com

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