El nuevo rostro del PRI: Una mascarada

Héctor Palacio

@NietzscheAristo
2011-09-21

Está muy en boga hablar con entusiasmo de un supuesto nuevo PRI, de su rostro novedoso. Como si al hacerlo, a plumazos se borrara el oscuro pasado
de dicha organización y se le descubrieran virtudes escondidas y cualidades inéditas. Un ensalzamiento simplón que deja de observar las características y el desempeño de los políticos de este partido en el pasado. Quienes votaron desde antes del 2000, siempre se preguntaron si verían el día en que la dictadura del partido único llegaría a su término, si el crimen, el autoritarismo y la corrupción tocarían fondo para al cabo construir otro país, si, en fin, otro partido (sobre todo de la izquierda), llegaría al poder. Cuando el PAN lo hizo, confirmó el fiasco anticipado por Cosío Villegas. Porque engañó a los incautos con Fox y defraudó a la sociedad con Calderón.

Y engañó y defraudó porque el país estaba inmerso ya en una dinámica propiciada e impulsada por el priista Salinas de Gortari (quien modificó la Constitución a favor de Fox), y quizá desde un poco antes,: la del capitalismo salvaje, el neoliberalismo empobrecedor. El PAN abrazó con natural apego esa dinámica. Su ejercicio en el poder no ha sido más que la prolongación sino es que el clímax de esa política económica internacional, con el agravante de la violencia y el crimen solazados en el país debido a la guerra pro-legitimadora del ejecutivo, por lo demás, muy conveniente a Estados Unidos, que consume drogas en paz y vende armas a todos los bandos involucrados en la guerra. Neoliberalismo empobrecedor, privatizador y criminal. Desempleo, ausencia de producción agrícola, entrega de los recursos nacionales, pobreza cultural y cincuenta mil muertos, el saldo hasta ahora.

Leyendo que los periodistas oficialistas elogian desmesurada y constantemente eso que llaman nuevo PRI, columnistas de semblantes rancios, por cierto, no deja de producir sino perplejidad el observar los rasgos, arrugas y cicatrices de ese rostro expresado en sus también supuestos jóvenes:

1. Voluntarismo priista. Expresa un orgullo por el pasado sin responsabilizarse por él, inclusive sin conocerlo, más que por la militancia de parientes o amigos.

2. Lógica salinista. El nuevo priista está guiado por un viejo priista, su padrino y mentor. Un ex presidente, ex gobernador, algún viejo burócrata de altos vuelos.

3. Mimetismo servicial. Ha estudiado básicamente en escuelas privadas en México y sobre todo en el extranjero. Si no, se comporta como si lo hubiera hecho, pues adopta y reproduce la ideología dominante.

4.  Institucionalidad radical. Sólo es crítico cuando no ha logrado negociar y algo va contra su interés. Lo es, además, bajo  la asesoría del padrino o mentor. Institucionalidad simulada por conveniencia.

5.  Populismo utilitario. No puede dejar de ser populista. Se toma la foto con los pobres aunque sólo los utilice. Acaso ayude a alguno para promocionarlo en la TV. Ha comenzado a organizar fundaciones que le propicien el acercamiento y control de ciertos grupos de “desprotegidos”. Ojo: Intransigente, aún puede retornar a la vieja costumbre de reprimir usando la fuerza pública contra quienes protesten, como en el caso de Atenco, Estado de México.

6.  En tiempo de inundación y desastres, usa botas, rellena costales de arena y se mete al agua para el video.

7.  Come tacos o tamales con los periodistas y bromea con ellos o se lleva de picadas en el ombligo.

8. Teatralidad rampante. Se regodea en teatrales cálidos abrazos, apretones acicalados y carcajadas resonantes; que lo vea el público. Miente y gesticula, como patético personaje de Rodolfo Usigli.

9. Pero no por populista, deja de estar a la moda. Usa corbatas y trajes costosos o una echeverrista guayabera para el calor.

10. Estrella de televisión. Se siente personalidad de la pantalla. Promueve su imagen. Paga por ella. Tiene una novia actriz. Se maquilla para el acercamiento. Cocina galletitas. Se deja entrevistar por un cómico. Se fotografía en frívolas revistas de la farándula. Etcétera.

11. Villamelón de carpa.  Asiste a algún concierto sinfónico, una ópera o inauguración de actividad artística, sólo para la foto.

12. Y no por ser populista y soñarse estrella de TV, deja de ser cínico. Roba, si así le ajusta y sin dar el crédito debido, las ideas y programas de otro político aunque sea de izquierda; les da un uso torcido. El cinismo lo disfraza con la grave máscara de estar diciendo “la verdad”.

13. Retórica cantinflesca. No posee un lenguaje articulado y mucho menos florido, inclusive tartamudea, pero aprende frases frente al  espejo, las reitera y desarrolla así filosofías muy personales a partir de libros de venta en los supermercados y restaurantes clase-medieros como Vips, Sanborn’s, Walmart, etc. Construye ocurrencias: “México ganador de la sub-17”, “Sí se puede”, “Piensa en grande”, “Otro jinete en el mismo caballo”,… Como la muñeca de Los Cuentos de Hoffman, como autómata.

14. Empresario-político.  No por ser populista, estrella de TV y cínico, deja de ser ambicioso y emprendedor. Los empresarios nacionales e internacionales son sus socios de negocios o de sus familiares y compadres. Bien saben arreglar las concesiones, licitaciones y recompensas de manera conveniente y oportuna.

15. Hermandad. Un nuevo priista es también un nuevo panista o un nuevo izquierdista: juntos se entienden muy bien. Su ideología es la misma: negociación, transa-acción. La repartición del presupuesto es el objetivo, no la educación, la salud, el bienestar, la producción, la cultura nacionales. Todo ello es colateral. La tajada del pastel, lo importante. No observa la Constitución sino aun la prostitución de los principios, las maneras, el sentido de servicio social de la política.

16. Brillo. La cabeza del nuevo rostro del PRI, además, como para mayor irradiación, embadurna una plasta de gel marca moco-de-gorila en los cabellos.

17. ¿Continuará?…

P.D. Porque el PAN ha resultado peor, ¿debe regresarse a un PRI agazapado, enmascarado?