viernes, 9 de septiembre de 2011

¿Y si el jefe del Ejecutivo es malo?

09/09/2011 - 09:51
Por: Claudia Rodríguez

El sexenio del antecesor al señor Felipe Calderón, el también panista Vicente Fox, ha sido uno de los más coloridos, y no precisamente por pintar bardas, infraestructura y hasta señalizaciones viales de azul, sino por la manera tan políticamente incorrecta, disociativa y coloquial con la que se expresaba el expresidente Fox. 


Este comportamiento verbal, e incluso de sobreponer el “amiguismo” y a la familia de la muy empoderada señora Marta Sahagún, llevaron a varios analistas a determinarlo como el “síndrome Fox”.
Esta sintomática tuvo varios indicios:

Desde aquella promesa de sacar de Los Pinos a las víboras  prietas, las tepocatas y todo tipo de alimañas, Fox no descansó en ridiculizar y mancillar la máxima investidura del Ejecutivo.

Aquello de las lavadoras de dos patas fue un insulto sí, en un país en donde la violencia a las mujeres inicia en los patrones culturales pero, más que la frase, lo ofensivo fue reconocer sin cortapisas que nos gobernaba un verdadero macho.  Mas la expresión que no tiene desperdicio por el reflejo de la impunidad y corrupción con que Fox jugó a gobernar este país, es aquélla en la que defendiendo a la parentela  de La señora Marta –hijos y ex esposo--,  advirtió: “Esa es parte de mi familia, y como mi familia yo le tengo plena confianza a mi familia, y sé de su comportamiento y sé que no han violado la ley."  Pese a que había graves señas y acusaciones de abuso de poder y tráfico de influencias para enriquecerse como “de la noche a la mañana”.

Otros indicios indiscutibles del síndrome foxiano, fueron su comportamiento y “diarreas verbales” para hablar de asuntos de política doméstica en el exterior y cuando se creyó el “dedo elector”, al Impulsar o frenar en sus aspiraciones a candidatos panistas a la Presidencia.  Y aquella situación en la que negó categóricamente el uso de dosis terapéuticas de drogas para calmar un fuerte dolor en su espalda que incluso lo llevó al quirófano.

Ahora el señor Calderón, se muestra más contagiado que nunca del “Síndrome Fox”.

Mas no hay que olvidar el “haiga sido como haiga sido” para llegar a Los Pinos tras una calificación de las elecciones presidenciales por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TRIFE) y su inconexa explicación de cómo giro de ser “el presidente del empleo”, al estratega de guerra en contra del crimen organizado.    

Durante estos cinco años de administración calderonista, no han sido pocos los enfrentamientos verbales de Calderón con diferentes sectores e incluso actores del mundo de la política y empresarial.  Casos para documentar ampliamente son: El del magnate Carlos Slim o su posición para sacar del espacio radiofónico, la voz de la periodista Carmen Aristegui por manifestar que cabría una explicación para aclarar si Calderón era o no alcohólico. 

Pero parece que la comezón del quinto año, rumbo a las elecciones presidenciales le provocan a Calderón más que urticaria, y manifiesta continuamente exabruptos verbales que demuestran su incomodidad y enojo con todos aquellos que no piensen ni quieran actuar conforme a sus líneas impuestas.

Hace pocos días Felipe Calderón criticó acremente al Poder Judicial de la Federación, de quien señala irresponsabilidad al no sentenciar a quien su estrategia de guerra señala como culpable.  Y ahora nos salta a todos los ciudadanos y las legislaciones locales, al espetar  que "Si un alcalde o gobernador es malo, se tiene que acabar su carrera política. Que lo corran".

Y si el jefe del Ejecutivo es malo, ¿Qué habríamos de hacer, señor Calderón?

Su respuesta no la sé, pero apuesto a que estaría aderezada con el “Síndrome de Fox”, ahora enriquecido con sus propios matices.
 

actapublica@gmial.com

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