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![]() | Jairo Calixto Albarrán |
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29 marzo 2010 jairo.calixto@milenio.com | |
Tiene razón Jelipillo: se vale hablar bien de México, para que los inversionistas, cuyo patriotismo es inversamente proporcional a su avaricia, no se lleven sus capitales, y los spring breakers sigan organizando orgías para el regocijo de los lancheros. Por salud mental, no podemos vivir bajo las normas paranoicas de la política ficción, la lógica laberíntica de las teorías de las conspiración o el conciliábulo de histerias que suponen toda referencia al caudal de hiperviolencias que se supone nos quieren gobernar y nosotros le seguimos la corriente (cuando es lógico que son producto de nuestra enfermiza imaginación debidamente incendiada por los gritos desesperados de los agoreros del desastre y los enanos del tapanco). Se vale hablar bien de México como una especie de mantra para que dejemos de malviajarnos con la posibilidad de ser crucificados en un entrecruzamiento de fuegos cruzados, o de protagonizar secuestros exprés que se prolonguen más de tres meses, o imaginarnos involucrados en una de esas gastritis militarizadas que generan sintomatologías de violación colectiva. Hablar bien de México para que se sepa que el Bicentenario no son las esquirlas de una AK-47, ni los narcobloqueos-narcomantas-narcomarchas-narcohuelgasdehambre, ni El Pozolero que disolvía a sus víctimas en ácido, ácido, ácido, como decía con reverberación el spot del gobierno federal. Sí, necesitamos espíritus positivos como el del góber sin gracia Rodrigo Medina, de Nuevo León, quien sin ningún propósito político convocó a una marcha contra la inseguridad que fue boicoteada por los sospechosistas ediles blanquiazules para que los priistas no sacaran raja del tema que, al final, todos obtuvieron. Medina, como el resto del sindicato de gobernators, hizo toda clase de arengas, pero se le olvidó que hay que combatir al cártel de cuello blanco que sigue invicto. Curioso. Sí, ya estamos hartos de quienes acusan a los burócratas de la seguridad, como si ellos no tuvieran cosas mejor que hacer como perseguir gays en vez de meter al tambo pederastas ensotanados. O sea, ¿a poco no tranquiliza que Succar Kuri, el más avezado feligrés de la cofradía del Padre Maciel, haya sido sacado de una prisión de alta seguridad para ser mandado a la cárcel de Cancún, donde tendrá su resort & spa. Al rato será vocero de los Legionarios de Cristo en materia de control de daños. Si los hubiera asesorado a tiempo, la pederastia sería considerada una de las bellas artes. Que se escuche alto y claro: el Bicentenario es un mundo de caramelo. www.twitter.com/jairocalixto jairo.calixto@milenio.com |
lunes, 29 de marzo de 2010
La pederastia como una de las bellas artes
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