08/07/2010 - 00:13
Por: Francisco Rodríguez LA PASAJERA A mi izquierda pegó un grito. Me sobresalté, por supuesto. El aterrizaje de este domingo a medio día no había sido perfecto que digamos. Y es que la aeronave se movía de izquierda a derecha y justo antes de que sus ruedas tocaran la pista, el estómago sintió algo así como que el piloto soltaba los controles y lo dejaba caer cuan pesado era el equipo. Pero, la verdad, no era como para gritar.
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