lunes, 23 de agosto de 2010

EDITORIAL




Entre la pederastia y las bodas gay.

Aunque en el fondo el problema religioso-laico es más por los abortos que por las bodas y las adopciones; no se puede pasar por alto que el espantar a las cigüeñas siempre ha sido un negocio de muchísimo dinero.

Los abortos se siguen practicando, legal o clandestinamente, y el dinero que producen, o se va a los laboratorios que fabrican los medicamentos para interrumpir o prevenir un embarazo, o a manos de los médicos pecadores que, finalmente, comparten sus ganancias con los curas a cambio del perdón.

Lo que podría hacer pensar, conociendo la hipocresía de quienes se oponen a los abortos, que la oposición es más por cuestiones económicas que por cuestión de principios

Pero hablando de las bodas y las adopciones; y dicho en, cardenalicias y crudas palabras: entre los depravados y los maricones, ¿cuáles serán peores?

Sin poder omitir que luce extraño que los curas vaticanos hayan hecho un escándalo con las bodas gay y las adopciones, pero no hayan hecho lo mismo con los casos de pederastia.

Cuando violar a un niño es mucho peor que adoptarlo; aunque en ambos casos los instintos estén ciertamente enfermos.

Se necesita estar muy mal de la cabeza para pensar que un hombre puede tener instintos maternales.  Tan aberrante como creer que alguien caminó sobre las aguas.  O sea, que ni a cual irle. 

No se puede estar a favor, ni de uno ni de otro, es decir, ni de los pederastas, ni de los “maricones”; pero no hacen falta muchos estudios para saber quienes están peor.

En relación al enfrentamiento que protagonizan Ebrad y el clero católico (que no el Gobierno del DF, pues la demanda don Marcelo la hizo a nombre personal, no como representante de la Capital de la República)

Que ni dudar que la demanda es mucho más de lo que hicieron los directamente ofendidos Magistrados de la Suprema Corte, que han hecho algunos “pucheros”, pero reservándose todo lo demás, ciertamente que no han hecho nada. 

Lo cierto es que el clero ha puesto de rodillas al gobierno y se ha burlado de la mayoría de los mexicanos que, lógicamente, se sintieron ofendidos con las declaraciones del Cardenal.  Por no decir que a Ebrad lo pusieron en ridículo con tan tibia demanda.

Gobernación tampoco ha hecho más que decir que estudiará detenidamente el caso para determinar si hubo violaciones a las Leyes de Asociaciones Religiosas. Lo que ciertamente que no requiere mucho estudio para determinarlo.

Pero lamentablemente los actores de este conflicto han enfocado su personal antagonismo ideológico en cuestiones “ético-morales-religiosas” vs. las Leyes laicas. 

Y así, con esos puntos de vista, no van a solucionar el asunto jamás, se requiere un parámetro. Debieran de enfocar la discusión a lo que es natural y a lo que no lo es, pues ir contra las Leyes de La Naturaleza tiene un precio. 

Por lo que se piensa conveniente recordar aquí las palabras de Licurgo, a quien se le considera el más grande Legislador de todos los tiempos: “Lo importante de las leyes no es que sean buenas o malas, si no que sean coherentes. Solo así servirán a su propósito”

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