Pemex-Las Vegas apuesta a los
derivados financierosy vuelve a perder
Alfredo Jalife-Rahme
Antecedentes: debido a la inminente hiperinflación monetarista de EU, todo el mundo juega póquer abierto y la pregunta cesó de ser si el petróleo subirá, sino cuanto (ver Bajo la Lupa, 3/10/10).
Pemex, a espaldas de un Congreso negligente y de los muy caros cuan disfuncionales reguladores, ya abrió una quinta división –Pemex-Las Vegas–, tan ineficiente como las otras cuatro (por cierto, un invento de Zedillo para venderlas una a una a sus controladores de EU): hoy consagrada a apostar sus enormes ganancias (las mayores del país todavía), al estilo de lo que expone la película Wall Street: El dinero nunca duerme.
Hechos: Javier Blas y Gregory Meyer, del The Financial Times (27/9/10), anunciaron que
México se cubre (sic) contra una caída (sic) del precio del petróleo. La dupla comenta que
México tomó una política de seguros contra la caída (sic) de los precios del petróleo para 2011 y cubrió (nota: apostó) sus exportaciones petroleras entre 65 y 70 dólares el barril, debido a que
adoptó una visión precavida (¡súper-sic!) sobre la recuperación global¡Ya estuvo que perdieron por enésima vez! ¿Pues no que el
catarritoya pasó y la recuperación toca a la puerta?
Primera mentira: México ha venido
apostandoen entornos tanto favorables como desfavorables desde hace bastante tiempo.
La dupla británica Blas-Meyer confiesa que México
apostópara 2010 un precio de 57 dólares el barril. ¡Se equivocaron once more time!
Hasta donde llevo la cuenta (nueve años) en forma muy superficial (si me dan acceso a las inescrutables cuentas, la puedo hacer más
profunda), Pemex-Las Vegas siempre ha perdido sus
apuestaslúdicas, con la salvedad muy extraña del año pasado que habría que analizar:
dicenhaber
ganado5 mil millones de dólares.
Si la apuesta con Goldman Sachs y Barclays Capital (hoy quebrada) fue por mil 500 millones de dólares (Calderón y Carstens contribuyen al desplome del petróleo, Bajo la Lupa, 23/11/08), ¿Cómo, entonces, pudieron ganar 5 mil millones de dólares?
La dupla Blas-Meyer reconoce, mediante metáforas literarias, que México perdió su apuesta este año por mil 700 millones de dólares (¡extra-súper-sic!):
Improbablemente cosechará beneficio alguno debido a que los precios del petróleo se han cotizado por arriba de su seguro (sic). De entrada: dudo del monto, pero si alguien perdió, entonces alguien ganó. A propósito, el hijo de un controvertido ex director de Pemex festejó alocadamente la pérdida anunciada que habíamos advertido (Bajo la Lupa, 5/8/09).
¿Qué bancos israelí-anglosajones le tomaron el pelo a Pemex-Las Vegas? ¿Habrá inculpación criminal de los responsables o se dará un legendario carpetazo al estilo panista?
La dupla Blas-Meyer comenta que
el programa de México es la mayor cobertura (nota: apuesta) del mercado de materias primas en el mundo (¡extra-súper-sic!) y una de las pocas (¡súper-sic!) implementadas por una entidad soberana (¡súper-sic!), y no por una compañía.
¿Es Calderón quien realiza las apuestas a través de la Secretaría de Hacienda, la verdadera controladora de Pemex-Las Vegas? ¿Lo sabe el disfuncional Congreso? ¿Por qué las grandes potencias petroleras del planeta –desde la OPEP pasando por Rusia hasta Brasil– no apuestan? ¿Es un
secretoúnico del gobierno panista neoliberal, nacido para siempre perder?
La respuesta hay que buscarla en los bancos
organizadores, dos de ellos muy pestilentes: Goldman Sachs, JP Morgan Chase y Deutsche Bank. ¿Quiénes son las
contrapartessupuestamente suicidas que apuestan al revés? ¿No serán los propios bancos aludidos que se preparan a realizar sus pletóricas ganancias el año entrante usando como cobayo de Indias al sempi-eterno perdedor gobierno panista?
Pemex-Las Vegas? ¿Prepara Goldman Sachs (señalada como la causal de la crisis griega y, por extensión, del euro, ya no se diga de múltiples calamidades globales) un golpe similar al
México neoliberalpara hipotecar sus hidrocarburos?
¿A cuánto asciende la apuesta del año entrante? La dupla británica Blas-Meyer filtra que
a menos de 200 millones de barriles. No cuadra la
apuestatal como la estamos leyendo a 70 dólares por barril, pero siempre se salen por la tangente aduciendo la
complejidad técnicade la operación.
Perorar sobre
derivados financieroscontablemente
invisiblesequivale a discutir bizantinamente la eternidad de los dípteros.
De por sí la mezcla mexicana se cotiza 5 dólares por debajo del patrón texano (
benchmark WIT, que por cierto el año pasado osciló entre 70 y 80 dólares el barril ), lo cual no obstó para que
México haya pagado un premio extra (¡extra-súper-sic!) entre 5 y 6 dólares (Nótese la precisión) por barrilpara su apuesta, debido a las tendencias alcistas (¡súper-sic!) del mercado. ¡Santo Dios!
Los neoliberales mexicanos hace mucho que rebasaron la fase de alta-letalidad criminal sumada de vesania incoerciblemente intratable.
El problema no consiste más en que Calderón, la Secretaría de Hacienda y Pemex-Las Vegas hayan dilapidado 20 mil millones de pesos (aceptando sin conceder que ese sea el quebranto) en momentos de profunda austeridad recesiva, sino que, pese a sus incontables (literal) pérdidas, hayan colocado nuevamente su cabeza a decapitar con otro tanto el año entrante y, peor aún, hipotequen sin pudor 200 millones de barriles. Porque sin garantías tangibles, dudo que los malignos bancos, como Goldman Sachs, acepten las apuestas de un gobierno quebrado como el calderonista, aunque fuese su
íntimo instrumento.
Viene el máximo sofisma de Pemex-Las Vegas: la apuesta para el año entrante
representa un seguro (sic) contra un resultado verdaderamente (sic) malo, más que una apuesta en la dirección del mercado.
¿A qué apuestan, entonces, los panistas? ¿A una revolución que detenga la producción? Una
revolución, al contrario, elevaría geopolíticamente el precio. ¿Alguien del gobierno panista podría explicar que significa
un resultado verdaderamente malo?
La dupla Blas-Meyer aporta otro inigualable sofisma del imponderable Carstens, quien expectoró que aún perdiendo (Nota: estamos hablando de una pérdida por 20 mil millones de pesos este año)
está satisfecho (¡extra-súper-sic!) por la transacción porque significa que los precios se mantuvieron elevados. ¡Ah caray!
Definitivamente el manicomio gobierna al
México neoliberal, en su fase panista.
Conclusiones: no se puede soslayar que el
efecto Tequilafue instrumentado por Goldman Sachs en colusión con el israelí-argentino Martin Werner Wainfeld (hoy codueño del banco comunitario Mifel), quien ni siquiera era
mexicano, lo cual desembocó en la calamidad del Fobaproa/Ipab que todavía pagamos inequitativamente los mexicanos.
¿Se tropieza hoy el neoliberal Calderón, como ayer Zedillo, con la misma piedra de Goldman Sachs?
Lo peor radica en que el
México neoliberalno cesa de dilapidar obscenamente el erario, en un perido de austeridad obligada, para seguir beneficiando exclusivamente a la banca israelí-anglosajona que causó la crisis financiera global
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