jueves, 7 de octubre de 2010

La crisis política en la Universidad de Guadalajara Parte V


Origen del corporativismo de la U. de G.

El corporativismo es un fenómeno social, económico y político aplicado por los gobiernos fascistas que desencadenaron la II Guerra Mundial y algunos de sus aliados. Sus teóricos lo proponen como un eficaz medio, según ellos, para eliminar la lucha de clases en la sociedad que sufre desigualdad por el injusto reparto de la riqueza socialmente producida. Construye un aparato en el cual fusiona a la estructura del Estado con las organizaciones productivas y laborales, poniendo toda la conformación social y política bajo la rigurosa tutela del Estado, y especialmente del gobernante en turno. Las organizaciones sindicales y los partidos políticos, así como los parlamentos, el Senado y la prensa pierden su autonomía, llegándose al extremo, como en el Estado fascista español durante el franquismo, de que el mismo gobierno recogiese las cuotas sindicales bajo el pretexto de impedir que los líderes, impuestos por el mismo gobierno, se enriqueciesen. Eso es lo que se llama sindicalismo vertical, controlado directamente por el gobierno. Las universidades pierden su autonomía y en ocasiones son francamente militarizadas para evitar una conducta intelectual independiente y crítica. Se llama corporativismo a este sistema social y político porque incorpora la vida social, económica, política y cultural a la estructura gubernamental, conformando un solo cuerpo a fin de evitar disidencias. El antídoto a este sistema es simplemente la democracia. La vida democrática es el enemigo mortal del fascismo. Por eso este sistema corporativo pretende ahondar su influencia hasta los últimos estratos sociales, eliminando todo rescoldo de vida autónoma y soberana que se resista a este sistema autoritario y soberbio. Y si la resistencia democrática persiste, entonces el corporativismo hace uso de la violencia y el retorcimiento de las leyes a su conveniencia para perseguir, encarcelar o liquidar físicamente a los disidentes. Pero si esa resistencia se extiende, entonces se militariza toda la vida activa del país bajo cualquier pretexto que a los gobernantes les parezca válido. El fascismo y su sistema corporativo fue derrotado al concluir la II Guerra Mundial. Sólo permaneció ese sistema corporativo en España, bajo Franco, por los compromisos anticomunistas que contrajo con el imperialismo norteamericano. Este había desatado la llamada "Guerra Fría" y una feroz campaña anticomunista a nivel internacional, mientras que en el interior de los EE.UU. de N. A. se aplicaba la feroz cacería de brujas llamada "Macarthismo", establecida por el senador Joe Macarthy, para convertir en reos de conciencia a todo pensador liberal, socialista o comunista que intentase mantener su libertad y su autonomía ideológica personal. Los gobernantes de América Latina fueron intimidados por el gobierno norteamericano, diciéndoles que la III Guerra Mundial se vendría en cuestión de meses y que era inevitable la alianza con los EE.UU. Por eso sobrevivió el fascismo español ante el estupor de la opinión pública mundial. En México el camino fue fácil, tomando en consideración el sometimiento del Lic.Miguel Alemán a los disignios yanquis, pero principalmente porque éste se aprovechó de la estructura política y social para la defensa nacional en tiempos de guerra, que operaba como alianza de clases, con el nombre de Partido de la Revolución Mexicana, y previa limpia de elementos democráticos, progresistas o "rojillos", como se les decía a los militantes de la izquierda, ese mismo aparato político perdió el nombre de PRM para recibir el de: Partido Revolucionario Institucional (PRI). La coronación del sistema corporativo es el establecimiento del partido hegemónico, con todo el apoyo y sustento del gobierno, minimizando o poniendo bajo su control a otras organizaciones supuestamente independientes, para simular que existe la democracia. Así pues, el PRI se constituía en una maquinaria electoral omnipresente y omnipotente que funcionó durante mucho tiempo casi como partido único. Se decía popularmente que las tres formas de hacerse pendejo en México, era jugar a la lotería, echarle tiros a la luna y votar en contra del PRI. Este sistema corporativo de la vida económica, política y social, penetró hasta las últimas rendijas de la vida activa mexicana. Si alguien quería acarrear arena con su camión de volteo, no lo podía hacer si no se afiliaba a la CNOP, que a su vez pertenecía al PRI. Un campesino o agricultor no recibía crédito de avío y labranza, si no se afiliaba a la CNC. Si alguien decidía vender cacahuates tostados a la entrada de un cine, no podía sin antes afiliarse a alguno de los organismos de la CNOP filial del PRI. Si un obrero solicitaba ocupar una plaza vacante, no podía a menos que se afiliase a la CTM, pilar del PRI, etc. Todas las generaciones posteriores a 1946, tuvieron que aprender a vivir en el sistema corporativo, instaurado por el Presidente de la República, Lic.Miguel Alemán Valdez. Era por ello comprensible que la comunidad universitaria de la U. de G. y el grupo político que la presidía, no escapara a la influencia de la ola corporativa que se había apoderado de todo el país. El aparato corporativo de dirección política de la comunidad universitaria en la U. de G., comenzó a formarse a partir de la personalidad histórica y política de don Margarito Ramírez Miranda, padre de quien habría de ser en poco tiempo la cabeza visible del grupo y su líder, pastor y guía: Carlos Ramírez Ladewig. A manera de consejeros de facto, se iban incorporando al grupo de dirección política, los expresidentes de la Federación de Estudiantes de Guadalajara. Carlos Ramírez Ladewig, había sido Presidente de la sociedad de alumnos de la Facultad de Derecho de la U. de G., y luego se constituyó en el fundador de una FEG conquistada escuela por escuela, cuando el Gobierno del Estado pretendió crear una Federación de Estudiantes Universitarios bajo su control. Entonces asumió el nombre de Federación de Estudiantes de Guadalajara. A medida que iba creciendo la organización y el grupo de dirección, se iba implantando la autoridad y control del sistema corporativo, de acuerdo con el modelo priista y sin prescindir del recurso de la fuerza cuando era necesario a juicio de los dirigentes. Pero este corporativismo del grupo universitario asumía modalidades particulares dada la dinámica de sobrevivencia que la vida política estudiantil interna y externa le iban imponiendo. De este modo, todo estudiante con pretensiones de participación en la política estudiantil, debía reportarse y darse de alta con alguno de los grupos militantes que giraban en torno a la personalidad de algún ex-presidente de la FEG. Y como llevamos dicho, si alguno quería pasarse de listo y colarse sin autorización en las luchas electorales para conquistar alguna sociedad de alumnos, cuando era detectado era víctima de la represión generalizada por todos los grupos oficiales participantes. Por eso Carlos Ramírez Ladewig, declaraba que nadie de fuera podría hacerse del control del grupo político y de la comunidad universitaria. Que si eso llegare a ocurrir, sería por las acciones y traiciones de alguien de adentro. Y así ocurrió, ajustándose a la profecía cuando Raul Padilla López traicionó al Ing. Alvaro Ramírez Ladewig, para arrebatarle el control político relativo del grupo. Y la historia se repitió cuando el pupilo de Raúl Padilla López, a quien apoyó sin reservas para asumir el cargo de Rector de la U. de G., escuchó el canto de las sirenas y se fue a la rebelión, creyendo que la derecha política del Estado y el Cardenal Sandoval Iñiguez, lo adoptarían y apoyarían en su proyecto personal de usar la Rectoría como puente para ser candidato a gobernador. Pero hemos hecho esta exposición sobre el tema del corporativismo, porque es un tema nuy conocido coloquialmente, pero desconocido en su verdadera acepción conceptual y mucho menos conocidas las fórmulas para combatirlo. El corporativismo udegeísta vive controlado por una personalidad central. autoritaria, omnímoda y omnipresente en todos los ámbitos universitarios. El confort concedido con altos salarios a los vasallos del sistema (directores de escuelas y facultades, de Departamentos, Divisiones, y demás cargos burocráticos de importancia, constituye la mitad del control político sobre ellos; el temor a perderlo todo por una disidencia, por razonable y justa que esta sea, constituye la otra mitad). Confort y temor es la fórmula de dominio. La inconsciencia y la falta de cultura política de la masa universitaria hacen posible este control. Y eso que estamos hablando de una masa laboral y estudiantil ilustrada. Imagínese el lector ¡cómo andará la conciencia política de los trabajadores que no fueron a las escuelas superiores! Por eso, cuando las víctimas del corporativismo sienten sus efectos, quisieran comprenderlo, conocerlo en su esencia teórica para poder resistirlo en la vida cotidiana, organizarse y combatirlo hasta restablecer la democracia, si es que alguna vez existió en los últimos cincuenta años de la vida de la FEG y de la FEUN, así como de la vida interior de la comunidad universitaria. Muchos personajes de la vida universitaria critican al grupo de Raúl Padilla y su liderazgo, sólo porque no son ellos los que lo están dirigiendo y usufructuando. Estamos hablando de Horacio García Pérez, Gilberto Parra Rodríguez, y otros que en menor medida se manifiestan contrarios a los intereses de Raúl. La derecha tolera a Raúl. pero no lo traga. En el fondo, sus coqueteos con el Rector destituído, Carlos Briseño, no tenían otro propósito que aprovechar sus debilidades, adulándolo y "cultivándolo", como dicen los yucatecos, cuando quieren hacer perder el piso a un burócrata recién encumbrado, como medio obsequioso para cumplir el viejo sueño derechista: penetrar políticamente en el seno de la Universidad para finalmente controlarla y sepultar definitivamente su pasado como universidad democrática, popular, de izquierda, de Estado (aunque autónoma por ley) y socialista. La ominosa presencia clerical en primera fila, en el paraninfo de la Universidad durante el primer informe del Rector Briseño, rompiendo moldes del pasado, apuntaba sin dudas en esa dirección. Sus atenciones especiales para el Cardenal Sandoval Iñiguez, su limosna personal para el santuario de los cristeros y la artificial cercanía amistosa con el otro personaje destacado de la vida pública, el sinarquista gobernador Emilio González Márquez, no dejaba lugar a dudas sobre la orientación que la administración briseñista tomaba hacia la derecha. Hay un principio general que todo líder que se respete debe atender: un verdadero y trascendente liderazgo se fortalece cuando el proyecto personal coincide con los intereses de la comunidad. Y Briseño calculó pésimamente sus posibilidades. No sabe contar siendo economista. ¿no le enseñaron? Sí, lo que pasa es que, por andar de grillo en los pasillos de la Facultad de Economía, no entraba a clases, como la mayoría de los líderes estudiantiles del sistema corporativo estudiantil. Como muchos personajes del medio, que acumulan títulos de boletazo por boletazo, y alcanzan doctorados por compra en períodos vacacionales en Europa o los EE:UU., pero su ignorancia e incultura no sufren merma y siguen siendo los mismos borricos de siempre. Briseño, siendo ex-comunista, olvidó una ley objetiva del desarrollo social: la ley de la correlación de las fuerzas. Esta nos dice que el que tenga la mitad más uno de los votos decide el rumbo de la comunidad que dirige. Lo demás son detalles escenográficos que pueden contribuir a matizar una administración, pero que no deciden nada importante. ¿Qué debió haber hecho Briseño, para provocar la desbandada en el bando de su ex-Jefe político? Eso lo veremos en la próxima entrega.

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