miércoles, 27 de octubre de 2010

LA CRISIS POLITICA EN LA UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA. XIX


DIAGNOSTICO PSICOLOGICO DE UNA CLASE TREPADORA.

Por José Dolores Mártir.

Cuando en una de sus tantas declaraciones espectaculares, el candidato a gobernador de Jalisco, Emilio González Márquez, ubicó al grupo político de la U. de G., como la "burguesía dorada", no estaba exagerando, aunque sus palabras no obedecieran a una intención crítica sana y desinteresada, sino producidas por su decepción y despecho al no contar con influencia alguna, ideológica y política dentro del medio académico y político de nuestra máxima csasa de estudios. Y no exageraba, porque las generaciones de administradores surgidas de la ruptura entre Raul Padilla López y Alvaro Ramírez Ladewig, estaban formadas por adalides del oportunismo y sus testaferros descerebrados, que solamente reaccionan en favor o en contra de alguien, cuando reciben la indicación correspondiente del que los puso en la nómina. Gente parasitaria cuyos méritos se iniciaron formando parte de la "chorcha" que seguía a determinado lidercillo de escuela, para luego transformarse en porra asalariada desde cargos de segunda o de tercera, en favor de su "impecable y brillante" jefe político de hoy. Claro que Emilio González Márquez, no podía presumir de tener gente mejor ni en su equipo ni en su porra asalariada, cono lo ha demostrado con largueza la vida política y administrativa de su sinarquista régimen gubernamental. Por eso tuvo que recurrir a la guerra sucia en contra de sus adversarios electorales y a la estructura burocrática de la Iglesia Católica, encabezada por el cardenal Sandoval Iñiguez, para que éste ordenara la formación de los famosos "Talleres por la Democracia" en cada sacristía, movilizando a millares de curas y sus corifeos, para trabajar e inducir el voto en favor de la derecha dizque moderada que es el PAN, y la derecha ultramontana (El Yunque) a la que Emilio, el actual gobernador, pertenece y según él mismo lo confesó y comentó todo esto ante el Consulado Americano en Guadalajara. Por eso es harto comprensible el gusto con el que Emilio recibió el regalo de la domesticación del nuevo Rector de la Universidad de Guadalajara, Carlos Briseño, quien vivió 18 meses en el limbo de la gloria, durante el cual, desde su período de candidato único a Rector, sintió la necesidad de borrar (o al menos intentarlo) todo vestigio de militancia izquierdista en el Partido Comunista Mexicano, cuando como estudiante de la Facultad de Economía de la U. de G., se convirtió gozozamente en basura política para dejar de servir a una causa ideológica y política institucional, para someterse al vasallaje personal y a la servidumbre personal ante Raul Padilla López. Pero como no es solamente el caso del "Rábano" (Briseño), sino el de muchos cientos de mediocres en busca de patrocinador a quien lamerle el choclo, me voy a permitir transcribir el contenido de un artículo que publiqué -junto con otros de tema y contenido semejante-, en el diario "EL Occidental", del cual fui colaborador seis años (04-05-2002 al 10-05-2008), hasta que salí como colaborador, junto al director que me invitó. El nuevo director tuvo a bien meterle mano a mis artículos para "moderarlos" según su criterio e intereses, y por ello dejé de escribir en ese espacio. El artículo se tituló:"Diagnóstico Psicológico de una clase Trepadora", y fue publicado el sábado 19 de octubre de 2002. Y como podrá apreciar el lector, la crítica de hace seis años, corresponde a situaciones de hoy, esencialmente semejantes. Vayamos al contenido:

"Hay gasterópodos humanos que existen condenados a no levantar la mirada hacia las estrellas. Son aquellos que antepusieron el estómago, para reptar detrás del oropel de los macrosalarios y el falso esplendor de los presidiums. Son entes sin ideología alguna o que si alguna vez la tuvieron no correspondió a una convicción, y a la primera tentación la abandonaron. En la película: "El abogado del diablo", su director sostiene la tesis de que todos los seres humanos somos hijos potenciales de satanás. Porque si hoy llegamos a tener capacidad para vencer una tentación. de inmediato "el malo" nos pondrá otra más atractiva enfrente y finalmente terminaremos por caer al cazo mocho, como decían los campesinos de mi tierra. Y esto se vuelve más evidente cuando vemos en la vida pública y privada a gente que carece de la capacidad para mirar al futuro y perfilar hacia ese horizonte un proyecto de vida personal racionalizado, planeado y enfocado a la inclusión de su actividad, no solamente para resolver sus problemas individuales, sino también para contribuir a solucionar los de la comunidad en que actúa. Son árboles que caminan, vegetales con apariencia humana que sólo conservan un tipo de sensibilidad frente al medio ambiente: la que les permite detectar algo que beneficie a corto plazo sus ambiciones y apetitos. Tienen un pobrísimo sentido de interpretación de la amistad. Sólo importa realmente aquella que les pueda reportar dividendos para su bolsa o su ego. Fueron a la Universidad, pero sólo para hacer currículum como grillos estudiantiles y escalar paso a paso cargos que luego les permitirán ingresar con ventaja a la administración universitaria. En la mayoría de los casos nunca fueron estudiantes verdaderos. Se la vivieron en las cafeterías y en los pasillos de la escuela haciendo campaña eterna a favor de su afán trepador. Nunca tuvieron tiempo de estudiar y aprender algo sobre las ideas que transitan por el mundo y ver cómo viven y por qué, los diversos pueblos de la Tierra. En cuanto a México, no importa quiénes sean los que gobiernan, si la circunstancia les permite colarse aunque sea a las más modestas capas del poder político. Y cuando llegan a cierta posición de importancia se valen de pistoleros ideológicos (quienes les hacen los trabajos que ameritan cierta capacidad intelectual) y técnicos para hacer la tarea, a veces pagándoles bien, pero en la condición de no aparecer públicamente como autores de planes y programas. Otros comenzaron su vida estudiantil siguiendo dos o tres ideas de izquierda publicados en "Los Agachados" de Rius, en los manuales de Martha Harnecker o en folletos editados por la Embajada de la Ex-URSS en México, y que los condujo a veces, a militar en las filas del Partido Comunista. Esas ideas, no siempre bien procesadas les podía provocar indigestión ideológica y los hundía en ocasiones en actividades clandestinas como partícipes en alguna guerrilla urbana, como aquel "Comején" de marras o la "Liga Comunista 23 de Septiembre", uno de cuyos dirigentes fue conocido mío en la Juventud Popular Socialista, misma que abandonó para irse a Chihuahua (su tierra) a promover la guerrilla . Pero en este caso, el profesor Arturo Gámiz, que participó en el asalto al Cuartel de Ciudad Madera, Chih., perdió la vida en el intento, probando con ello ser consecuente con sus propios principios ideológicos y pagando con su vida sus errores estratégicos y tácticos. Es por ello una figura respetable, independientemente de cualquier otra consideración. Fue fiel a su esencia entregando su vida en aras de un ideal. Pero los casos que nos ocupan no pertenecen a ese tipo de ser humano superior. También hay ex-guerrilleros, como los recogidos por Raul Padilla López, durante su etapa ascencional, desde la miseria que compartimos juntos como maestros y estudiosos de la filosofía marxista en los años setentas, hasta su azaroza llegada a lo que hoy es su propiedad privada: la Universidad de Guadalajara y su propina como accionista del PRI y dueño, hoy por hoy, del PRD. El cuadro psicológico que hemos trazado muy en lo general, corresponde a los servidores aparentemente incondicionales del hoy sultán universitario. Sí, porque basta que les recorten o les nieguen la parte del botín que disfrutan para que le volteen chaqueta. Por cierto que el sábado 12 de octubre pasado, la Universidad celebró en el Teatro Degollado un aniversario más de su refundación. Yo concurrí a recoger el pergamino y la medalla que reconocen mis treinta años como docente de la Institución. Comentaba yo con alguien de los presentes, quiénes eran los miembros del presidium uno por uno y la ridícula actitud de los mismos que prácticamente obligan a los homenajeados por sus años de servicio, a recorrer dicho presidium no recibiendo felicitaciones de los funcionarios y jerarcas sino al revés, con la actitud del jefe que recibe el homenaje a su habilidad para llegar a esos lugares distinguidos, a esas posiciones de poder. En esa fila de jeques, faltó Celia Fausto, gerente del PRD, que cuenta como un centro universitario más de la U. de G., porque el ex "comunista" Carlos Briseño, que tanto disfruta declarar cosas a la prensa, allí estaba con una sonrisa estereotipada y servil, aunque plena de la satisfacción triste del que proclama vanamente su victoria individual, pero también su derrota histórica. Estaba Solórzano Carrillo, gerente del sindicato de académicos y que le tocó el papel de simular "exigir" al gerente general de la U. de G., resolver con prontitud el problema de los jubilados y pensionados. Por fortuna en esa ocasión Solórzano ya no regañó a profesores y empleados por pretender jubilarse a los treinta años de servicio. Cuando llegó mi turno, me dirigí directamente al Rector General que representa a la Institución, recibí sus protocolarias palabras de felicitación, a las que añadió que le daba gusto que fuera un amigo quien recibiera tales reconocimientos. Yo murmuré junto con el lacónico ¡gracias!: "-Amistad que no se refleja en la nómina es pura demagogia"... Y no es que sea "contreras" por molestar, sino porque allí mismo recordaba con sus palabras los cuatro años de salarios que la Universidad nunca me pagó, de los años 1989 a 1993... y otras agresiones menores... Esto es, cuando el bando supuestamente rojo de Alvaro Ramírez y Horacio García Pérez, habiéndose apoderado de la Preparatoria Nocturna No. 2 para Trabajadores, la habían convertido en baluarte de combate contra la Rectoría de Raul Padilla López, y siendo yo ex-director de la escuela, era un contrapeso para los administradores horacianos y alvaristas, y por eso simplemente me dieron de baja en la nómina. Raúl Padilla no dió curso a la baja, me mantuvo a disposición de la Oficialía Mayor, pero sin salario. El doctor Armando Macías Martínez, Secretario Auxiliar de Rectoría, me extendió un nombramiento de emergencia como Técnico Docente Titular "A", adscrito a la Prepa Tres primero, y luego a la Secretaría Auxiliar, "mientras" se resolvía mi caso como maestro. En enero del 94 fui reubicado en la Preparatoria número Cuatro en mis cátedras, pero de mis salarios perdidos jamás volvió a hablarse. Pues bien, una vez que recibí mis reconocimientos de manos de Trino Padilla, me negué a "felicitar" al inútil de Pérez Plazola, representante del gobernador y mucho menos al resto de los gerentes que seguían en la fila, volviendo mis pasos por el mismo camino y bajando del foro por donde subí. La sorpresa del sistema gerencial presente fue evidente y los murmullos del que piensa ser el próximo rector, Tonatiuh Bravo Padilla y del que espera seguirle en la gerencia general: Ricardo Gutiérrez Padilla, levantó por un momento el velo del aburrimiento ambiental. Alguien podría pensar que exagero un poco en mis valoraciones de tan "distinguidas" personalidades. Al respecto les contaré a mis estimados lectores un cuento rural de mi tierra. Erase un cura de rancho que, urgido por la necesidad de dinero, ideó talar un guayabo y utilizar algunas de sus ramas para darles forma de crucifijo. Un campesino sin embargo, oculto entre los chaparrales vio todo. Al poco tiempo y ya puesto en el altar del templo, el nuevo cristo fue objeto de homenajes y peregrinaciones de la feligresía. El rudo campesino que vio el nacimiento de tal deidad, se acercó con cierta resistencia no exenta de resquemor por la forma en que, a su juicio, aquel cura engañaba a los creyentes. Ya más cerca le dijo: "Pues mira, como yo te conocí guayabo, ni fe te tengo"... Y yo conocí guayabos a todos los gerentes universitarios y al dueño. Por eso ni fe les tengo... Discúlpeme el lector. Pocas veces personalizo los juicios y trato de evitar escribir para la nota roja. Pero es el caso de que estamos hablando de gente sin principios, sin ideología y que sólo están llenando el vacío de aquellos con ideas y con proyecto, pero no incondicionales de quien les llene la tripa de mal año. Esa gente que se ha enriquecido vorazmente, aprovechando todos los medios directos (presupuesto) e indirectos (red de negocios privados en torno a las actividades universitarias) no puede trabajar junto a las personas decentes que devolverían a la universidad su prestigio y su sólido nivel académico. Era indispensable hacer su cuadro psicológico, para poder comprender mejor el por qué de aquellas fuentes de recursos a los que la universidad podría recurrir para resolver realmente el problema de los jubilados y pensionados que propondremos en próximo artículo; para que nadie se sorprenda y piense que las propuestas, serias y humorísticas, son sólo expresión del resentimiento y la frustración. Lo peor del asunto es que ellos sienten estar actuando normalmente. Que no hay nada condenable en sus actos públicos "porque así es como se usa": agarrar la oportunidad, exprimirla hasta consumirla y acrecentar el patrimonio personal a costa de lo moral y de lo ético. Por desgracia, es el mismo cuadro psicológico de priistas, panistas y perredistas."...

Tal vez se podrían cambiar algunos nombres, pero las situaciones seguirían siendo esencialmente las mismas a seis años de distancia de este cacicazgo político padillista. El gobierno de la derecha, encabezado formalmente por Emilio González Márquez, pero REALMENTE POR EL CARDENAL SANDOVAL IÑIGUEZ, SEDUJERON AL RECTOR BRISEÑO CON SUS HALAGOS, PERO DANDOLE CUERDA PARA SEPARARLO DEL PADILLISMO Y DIVIDIR AL COTARRO UNIVERSITARIO PARA DEBILITARLO, INTERVENIRLO Y FINALMENTE APODERARSE DEL MISMO. La ignorancia y la torpeza, politica de Briseño, dieron al traste por el momento con los planes yunqui-derechistas. Pero esto solamente constituye la primera vuelta de una pelea larga y tortuosa. Carlos Briseño denunció cosas espectaculares pero ciertas, que difícilmente puede defender el bando padillista. Por eso creyó Briseño que tales denuncias y destituciones del jeque de jeques, modificaría la correlación de las fuerzas políticas de los bandos en pugna, para llegar más o menos equilibrados en posibilidades al Consejo General Universitario de agosto. No fué así, pero Briseño sigue contando con apoyos de gobierno y cardenalato en la búsqueda de flancos vulnerables del padillato. Ese cacicazgo debe desaparecer, sin duda alguna, pero no en favor de la ultraderecha como lo pretenden briseñistas y yunquistas. Debe conformarse una fuerza diferente, con personalidad y con autoridad moral, con fuerza e influencia creciente, pero para ello no debe encabezarla Horacio García Pérez, Gilberto Parra Rodríguez, ni algún otro ex-presidente de la FEG de los que se sienten marginados. Ellos ya usaron su relevancia transitoria mal que bien. Y no deben ser sus resentimientos y frustraciones personales las banderas que se propongan reclutar al ejército cívico y académico que pueda, a futuro cierto, reclutar gente decente y capaz para elevar a la Universidad al alto sitial que merece, fuera de la simulación, de la torpeza, de la molicie y de la corrupción.
03-XI-2008.

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