miércoles, 6 de octubre de 2010

Los paleros de la mafia en el poder

Fernando Valencia (@vandercito)


Tienen nombre, son Los Chuchos, el priísmo y el calderonato. Su principal objetivo es la obtención del poder con el perjurio de fregar a los mexicanos, sobre todo a los que menos tienen. Ya estando en la cima del organigrama, se dedican a privatizar recursos públicos, cerrar paraestatales, echar a la calle a trabajadores honrados pisoteando sus garantías individuales; violentan los derechos sociales de las minorías, los excluyen, discriminan y criminalizan.

Cuando se les acaba el sexenio, trienio o los tiempos que ocupan sus lujosas oficinas enriqueciéndose a costa del pueblo, maquinan tácticas antidemocráticas para heredar el trono a sus cuates y compadres, de esa manera los logotipos de sus respectivos partidos siguen ostentando administraciones municipales, estatales y, a nivel Federal, se reparten los tiempos en los que cada uno de sus personajes mantienen el alto perfil desde Los Pinos. Al cabo son lo mismo, lo único que cambia son los colores.

Desvían recursos públicos en términos monetarios, para llevar a cabo su proselitismo político con el cual se promueven en sus principales aliados, los medios de comunicación entregados, cual esquineras, al Poder fáctico. Tapizan bardas, montan mantas, compran espacios publicitarios, contratan artistas, organizan mítines, regalan despensas; en ocasiones, ya cuando la desvergüenza no les cala, regalan dinero. Todo con el fin especifico de seguir manteniéndose en el Poder.

Si los resultados no les favorecen, impugnan ante los tribunales electorales. Denuncian irregularidades, mandan al pueblo a la lucha. Ninguno de estos politiquillos de quinta quiere quedarse sin su pedazo del pastel.

En casos sobresalientes, como el del Estado de México, firman contratos con la máxima casa de medios más mentirosa del país (y sin llamarla por su nombre, usted querido lector, ya sabrá a quien me refiero); además, gastan millones de pesos en publicidad para la imagen de su Gobierno y Gobernador. Apuestan al exhibicionismo como la palanca con la que pueden lograr su objetivo, permanecer seis años en la residencia de Chapultepec con el descaro de, prácticamente hacer nada a favor de sus gobernados; mas bien, se dedican a devolver los favores de quienes los patrocinaron en campaña y precampaña, los mismos de siempre, los ricos y poderosos, los oligarcas que ostentan y tienen secuestrado al país. Son los mismos que concentran y monopolizan gran parte de los recursos de la nación.

Y no está mal ser rico, lo que es deplorable es que siendo ricos y poderosos, sigan exprimiendo al pueblo para así seguir concentrando la riqueza nacional en sus engrosadas cuentas multimillonarias. Les gusta salir en las listas de acaudalados y burgueses que publica Forbes. Todo esto lo logran con la complicidad de sus paleros y títeres, desvergonzados que no tienen nada, ni un poco de ética profesional ni valores sociales para impedir que sea pisoteado el que menos tiene y que día a día busca la manera de llevarse un bocado a la boca de manera honrada.

Los Chuchos entregados, el priísmo que sabe negociar y pactar con criminales y el calderonato cómplice y parte de un fraude electoral de proporciones estrepitosas, no merecen otra oportunidad.

Nadie puede saber que hubiese pasado de no ser que estos mafiosos se robaran la presidencia en 2006, pero estamos a dos años de la oportunidad de escribir una historia diferente.

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