| |
![]() | Jairo Calixto Albarrán |
| |
14 octubre 2010 jairo.calixto@milenio.com | |
De pésimo y artesano gusto que el Tri quisiera opacar con su dudoso comunicado el rescate de los mineros chilenos. Mientras en San José todo era júbilo, algarabía, ensoñación, solidaridad y esperanza (no era para menos, cuando en el idílico Edomex de Gelboy Peñanieto no se puede encontrar a una niña debajo de una cama, en Copiapó se salvaron 33 mineros enterrados a 700 metros, como dice @IsLindaJ), en Ciudad Juárez los ratones verdes salieron a hacer un numerazo superior al que ya habían hecho en la cancha: decir que gracias a Dios tienen la cola tan limpia como el alcalde electo de Culiacán. Lo mejor es que, vivillo desde chiquillo, el líder de la banda, Rafa Márquez, haya utilizado a un jugador como Héctor Moreno, que se expresa en algo remotamente parecido al español, para dar un mensaje tan autocomplaciente que si hubiera sido de cien páginas no quedaría la menor duda de que fue redactado con la asesoría de Carlos Salinas de Gortari. Y ya que apareció El Chupacabras, quién me iba a decir que Dios me iba a prestar vida para ver que aquel presidente que no veía ni escuchaba al PRD mientras fraguaba el horror de diciembre, de pronto le perdiera el asquito a la democracia y a la alternancia. Como quiera que sea, y de regreso al tema verdaderamente importante que es el rescate de los mineros en esa cápsula que parece extraída en un delirio de Julio Verne, debe estarse convirtiendo en una obsesión de la administración calderónica. Sobre todo cuando, además de la portentosa cobertura mediática que está poniendo en altísimo lugar al presidente Piñera (la hazaña fue vista por mil millones de personas), también el asunto se ha convertido en un gran generador de éxitos mercantiles. Nomás por haber regalado lentes deportivos para que los mineros cubrieran sus ojos cuajados de fotofobia, la compañía Oakley ganó millones de dólares en publicidad gratuita. Fox y Jelipillo deben estar pensando en todo lo que hubieran obtenido sus gobiernos si le hubieran metido mercadotecnia al rescate en Pasta de Conchos que nunca emprendieron. Pero más choqueados estamos todos cuando en consonancia con su peregrina lógica de no hay que dar pescados, sino enseñar a pescar, Carlos Slim declaró en la desmejorada fiesta de los 20 años del IFE que si supiera que darle 400 o 500 dólares a cada mexicano fuera una opción para acabar con la pobreza, se los daría con gusto. ¿Pues por qué no vamos haciendo la fila para la repartición por el puro placer de probar científicamente tamaña hipótesis? En el desierto de Chile todo fue tan feliz y civilizado que hasta el minero cornudo se salvó doblemente. ¡Chi-chi-chi le-le-le! www.twitter.com/jairocalixto jairo.calixto@milenio.com |
jueves, 14 de octubre de 2010
¡Que nos adopte Piñera!
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario que sera publicado automaticamente; si este,no fue publicado por favor notificalo a nuestro correo electronico sadimyer@gmail.com