martes, 12 de octubre de 2010

La Crisis Política de la Universidad de Guadalajara. Parte IX







El discurso en la I Jornada de Ideología Universitaria. 1973.Por José Dolores Mártir



Alvaro, Alejandro y el que esto escribe.

Todavía no cesaban los aplausos por el discurso pronunciado durante el espacio de la Mesa de la FEG, cuando ya estando sentado al lado de Carlos Ramírez Ladewig, éste me dijo, con manifiesta emoción: "-Quiero que te desarrolles sin problemas en tu carrera universitaria. Dime qué deseas en este momento, y veremos la forma de conseguirlo"... Yo le expresé mi interés por la coordinación de enseñanza preparatoria en las áreas de humanidades y de ciencias sociales para poder intervenir en el contenido de los programas del bachillerato en esas áreas, del conocimiento, para favorecer los contenidos académicos de avanzada tanto en el campo de las ciencias sociales como en el de las humanidades. El Lic. Carlos me dijo: "-¡Dalo por hecho! A partir del mes siguiente ya era yo Coordinador de Enseñanza Preparatoria en el área de Humanidades. En el campo de las ciencias sociales también intervine diseñando programas de asignaturas porque, aunque el coordinador era el Lic. Manuel Rodríguez Lapuente, en realidad era aviador y no concurría a las reuniones académicas de trabajo. Decenas de programas de asignatura llevaron mi nombre como coordinador en ambas áreas del conocimiento. Las reuniones con los maestros de asignatura en la categoría de Jefes de Departamento o Presidentes de Academia, eran numerosas y laboriosas, porque a muchos de ellos había que explicarles cómo asimilar el conocimiento científico y dialéctico en los contenidos programáticos de cada asignatura. Mis capacidades sorprendían a maestros y estudiantes porque ignoraban mis antecedentes intelectuales, es decir, mi formación cultural y científica-social al lado del Maestro Vicente Lombardo Toledano y su Estado Mayor de intelectuales. Les sorprendía asimismo mi estilo de oratoria, que para nada se parecía al jilguerismo o a la forma declamatoria de pronunciar consignas demagógicas. Yo había aprendido la recia metodología para el razonamiento, tanto del Maestro Lombardo, como de mi otro gran maestro: Fernando Peraza Medina, especialmente en lo relacionado con la Teoría del Conocimiento, la Lógica formal y la Lógica dialéctica. Yo no era orador realmente, porque la formación que recibí fue la de agitador de masas. En el campo de la oratoria, es el agitador de masas el grado superior. Es el orador capaz de expresarse con elocuencia, con claridad y sencillez y con una lógica contundente para transmitir una convicción a las masas, elevar su estado de ánimo e impulsarlos a la acción organizada para alcanzar el éxito en los objetivos trazados. A su vez, el agitador de masas debe ser capaz de contagiar su convicción y su entusiasmo a las masas expresando y construyendo verdades con pasión y optimismo. El agitador de masas no es pues, la idea vulgar difundida por la clase burguesa, de que no pasa de ser un simple alborotador social, demagogo, falso y perverso. Ese estilo oratorio, enérgico e incendiario, lo aprendí de Alejandro Gascón Mercado y del Ing. Francisco Ortíz Mendoza. El primero había sido Oficial Mayor del Partido Popular, y Secretario Particular de Vicente Lombardo Toledano, durante quince años. El lenguaje de Alejandro era la adaptación del lenguaje campesino a las necesidades políticas. Se hacía entender con facilidad por todos los niveles sociales y educativos y la pasión puesta en sus discursos fascinaba a las masas. Ortíz Mendoza, por su parte, había sido líder estudiantil, jefe de la porra del equipo de fútbol americano del Instituto Politécnico Nacional. Asimismo fue Jefe de campaña del Maestro Lombardo, cuando contendió como candidato a la Presidencia de la República en 1952. En el medio universitario de la U. de G., el único que tenía algunos antecedentes de esto era el Lic. Carlos Ramírez Ladewig, y los supo porque buscó la manera de comunicarse con Alejandro Gascón Mercado, para pedirle más cuadros de mi calidad intelectual y política, y entonces Alejandro le tuvo que contar parte de mi historia, de mi proceso formativo intelectual y político: estudiante de la Universidad Obrera de México, en Preparación Política, Educación Sindical y Teatro, con el método de Constantín Stanislavski; militancia en el PPS desde 1960, bachiller y estudiante de Derecho, pero por sobre todo, con una sólida cultura construida al lado del Maestro Lombardo, como uno de sus colaboradores. Alejandro le dijo al Lic. Carlos que yo en realidad era un leoncito disfrazado de perro, porque si estaba estudiando Derecho, era por razones políticas, a sugerencia hecha por el Maestro Lombardo, a fin de facilitar la penetración e influencia del Partido en el seno de la clase obrera y campesina... Meses antes de ser asesinado, el Lic,. Carlos Ramírez Ladewig le comentó a ciertos personajes del medio académico, sobre sus intenciones concretas de apoyarme para que me nombrasen director de la siguiente preparatoria de nueva creación. Uno de ellos, el Lic. Pedro Vallín Esparza, director de la Escuela Pfreparatoria de Jalisco, me lo comentó y aseguró. Después del asesinato del Lic. Carlos, fue Alvaro Ramirez quien me ofreció ocuparse de que el deseo de su hermano respecto a mí, se cumpliera. Le batalló mucho, porque el nuevo Rector, Jorge Enrique Zambrano Villa, hizo todo lo posible por impedir o retrasar mi nombramiento. Era cosa muy conocida, el trato en ocasiones hasta humillante que Zambrano le prodigaba a Alvaro Ramírez. Enrique Alfaro, director de la Prepa No. 4, también presionó a Zambrano Villa en el mismo sentido; incluso lo amenazó con crear su propia prepa nocturna sin salarios y con maestros voluntarios. Alfaro era otro expresidente de la FEG que yo asesoraba, pero no presionaba por eso. Alfaro traía de secretario a un amigo a quien quería que yo propusiera como maestro de tiempo completo una vez llegado a la dirección. Cumplí, pero porque, a pesar de mi experiencia política, todavía creía que era posible construir amistades limpias y desinteresadas, olvidando que en política las amistades son falsas pero los enemigos son verdaderos. La verdad es que, ocupado como estaba en difundir las ideas socialistas en el medio universitario, y reclutando elementos jóvenes para el PPS, no me quedaba tiempo para andar de grillo, y mucho menos con el Lic. Carlos Ramírez. Cada ascenso en el medio académico lo gané a pulso o me fue propuesto desde arriba. No era pues, simple suerte o un accidente que el Lic. Carlos interviniese en varias ocasiones para imponerme como orador en algún evento. Hechas todas estas precisiones, pasamos al contenido del discurso que tanto conmocionó al auditorio aquel 11 de septiembre de 1973, en el Auditorio Salvador Allende, durante la Primera Jornada de Ideología Universitaria.

EL Discurso:
INTERVENCIÓN DEL SEÑOR J. DOLORES MÁRTIR.
Señor licenciado Rafael García de Quevedo, Rector de nues­tra Universidad; señor licenciado Carlos Ramírez Ladewig, ex presidente fundador de la Federación de Estudiantes de Guadala­jara; estimados maestros y funcionarios de nuestra Alma-Mater; compañeros estudiantes;
En el curso de esta Primera Jornada de Ideología Universi­taria, han ocurrido muchas cosas interesantes, pero lo que ha destacado después de escuchar a los distinguidos ponentes que han desfilado por esta tribuna, han sido las interrogantes que se les han planteado; han dejado algunas de ellas buen sabor de boca, porque han intentado una autocrítica de nuestras virtudes y de nuestros errores, pero ha habido algunas otras que han tenido otros propósitos y que han fluctuado desde la simple curiosidad por ver qué reacción ha de tener determinado ponente hasta la provocación incluso, y no ha faltado quien ha confundido la solemnidad de este recinto universitario con una tribuna \poli­tiquera para hacer una campaña personal.
¿Qué es lo que nos ha interesado especialmente en esta Pri­mera Jornada de Ideología Universitaria? Precisar muy bien el contenido de la ideología de la Universidad de Guadalajara, su orientación, sus objetivos, y la ideología, la orientación y los objetivos concretos de la Federación de Estudiantes de Guadala­jara. Vamos a partir de un hecho para esa precisión, la exis­tencia objetiva de estas dos entidades íntimamente relacionadas entre sí pero con su propia personalidad y objetivos concretos; la Universidad de Guadalajara, popular, socialista y de Estado y la Federación de Estudiantes de Guadalajara, cuya bandera ideo­lógica descansa sobre tres pilares fundamentales: una lucha por un socialismo democrático y nacionalista, humanista y justo que eleve al hombre física, técnica y espiritualmente; el no exa­minar estas instituciones en sus respectivos campos y de acuerdo con sus métodos para lograr sus objetivos, ha llevado a muchos a la confusión.
Vamos a comenzar con la ideología de la Universidad de Guadalajara. Independientemente de la existencia o no de antece­dentes respecto de la educación socialista, antes del Primer Con­greso de Universitarios Mexicanos, celebrado en 1933 en la ciu­dad de México; de la batalla concreta que libraron Vicente Lombardo Toledano, Doctor Honoris Causa de esta Casa de Estudios y el licenciado Enrique Díaz de León, primer Rector de la misma, ambos participantes en la segunda comisión de dicho Congreso, de su enfrentamiento a las fuerzas de la derecha que fueron derrotadas en toda la línea… de ese acontecimiento trascendental, se desprende ya perfilada, definida concretamente, la ideología de la Universidad de Guadalajara. Al concluir el congreso al que nos referimos, la derecha derrotada tomó por asalto la rectoría de la UNAM y desde ahí comenzó a pontificar en contra del artículo tercero constitucional, levantando la bandera reaccionaria de la autonomía, cuyo pilar es la libertad de cátedra, interpretada también de manera reac­cionaria e invitaron a otras universidades a la traición, para dar la espalda al proceso revolucionario encabezado por el general Lázaro Cárdenas. Algunas universidades tomaron el camino de la traición, pero otras se negaron a seguirlo. La más categóricaen su negativa fue la Universidad de Guadalajara, cuyo rector, para orgullo nuestro, se convirtió en adalid de la educación socialista en el occidente de México, ganando la denominación popular para nuestra Alma Mater, de "Universidad Socialista de Occidente". Quienes no estuvieron de acuerdo en la línea apli­cada, se separaron y organizaron su "Universidad Autónoma", convirtiéndose desde entonces en el pozo abismal donde encuen­tra refugio el pasado más negro de las fuerzas sociales contrarrevolucionarias y en donde alienta en sus aulas la sombra del fascismo. Nacieron para combatir el artículo tercero constitucio­nal y la educación socialista que en él se demandaba en el año de 1934.
Ahora bien, reflexionando un poco, ¿podemos creer que por el solo hecho de estar un texto constitucional demandando la edu­cación socialista, con ello bastaría para que se instaurase ese sistema social económico de improviso? Creer tal cosa implica la ignorancia de lo que la educación es. La educación es una forma de la conciencia social, es una parte de la superestructura de la sociedad, pero sumamente importante porque repercute sobre la estructura económica y la transforma mediante un proce­so previo determinado. Y si la educación es una teoría y una práctica sobre la formación del hombre y su destino, era clara la intención de los legisladores del año de 1934 y del general Lázaro Cárdenas. Esa intención, obviamente, no era implantar el socialismo a través de las aulas universitarias, porque ese no es el propósito de las instituciones que educan, ese no era pues, el objetivo inmediato; su objetivo era preparar la conciencia social, las condiciones subjetivas de la sociedad, especialmente do los obreros y de los campesinos, para propiciar el cambio histórico, hacia el socialismo. Naturalmente, eso no podía ser del agrado de los burgueses, que veían un peligro en todo aquello, especialmente cuando escuchaban las notas del himno agrarista:
“Voy a empezar a cantarles
la canción del agrarista,
les dirá muchas verdades
señores capitalista”…
O las notas de La Internacional en labios de los obreros:
“Ya no queremos salvadores
que sirvan sólo al capital,
en adelante los obreros
impondrán su voluntad”…
No podían soportar el júbilo revolucionario de los mexica­nos que le cantaban a don Lázaro Cárdenas:
“Ya México engalanado
está lleno de contento
porque recibió el poder
un hombre de gran talento.
¡ Viva Cárdenas, muchachos!
¡Viva la Revolución!
¡Que vivan los agraristas! ¡Viva Cárdenas, muchachos! ¡Así como están oyendo,
Orgullo de la nación! Que vivan los agraristas, que es el segundo gobierno! “…
Todo esto, los capitalistas lo sintieron como la espada de Damocles sobre sus cabezas. Y apuntaron sus baterías contra la educación socialista y los centros educacionales que la habían convertido en su bandera. Por lo que respecta a la Universidad de Guadalajara, se mantuvo firme en su divisa socialista, a pe­sar de los gobiernos de derecha que se sucedían en el país y en nuestro Estado. Hoy, se sigue proclamando socialista en su orien­tación. Y a muchos les parece que es demagogia, porque ubican su pronunciamiento como una simple proclama teórica sin reali­zación concreta. Pero si así fuera, aceptando sin conceder, ¡en buena hora!, si esta llamada demagogia penetra en la concien­cia de la comunidad universitaria y fertiliza el campo, propi­ciando la difusión de las ideas socialistas cualesquiera que fue­ran sus matices; eso es tener ya una orientación definida como institución universitaria. Lo malo, lo grave, es manifestarse sin ninguna orientación, educar en la duda y no en la afirmación, o lo que es peor, proclamarse ajenos a cualquier credo ideológico o político y, en realidad, hacer labor práctica y concretamente definida a favor de la contrarrevolución.
Y esa contrarrevolución, es la que hace críticas tales como la de señalar la imposibilidad de ser una universidad de orien­tación socialista si es un Estado capitalista quien la sostiene.
Nosotros decimos: si en Europa, todos los partidos políti­cos, tanto los demócrata-cristianos como los mismos partidos co­munistas, reciben financiamiento por parte del Estado, no como una canonjía, sino como un derecho conquistado por el pueblo que paga sus impuestos y se halla encuadrado en los diversos or­ganismos políticos; en el caso de una universidad, que es una comunidad de cultura y examina los fenómenos de la naturaleza y sus leyes, así como los de la sociedad humana, a nivel acadé­mico y científico, el subsidio que se le critica, es lógico y no amerita mayor comentario.
Ahora me voy a referir a la ideología de la Federación de Estudiantes de Guadalajara. :
Por principio, deseo señalar que la Federación de Estudian­tes de Guadalajara es la única organización estudiantil, de sus dimensiones e importancia que posee una ideología definida, y manifiesta sus propósitos de lucha concreta y sin vaguedades. Es la única en México con esas características.
Sin embargo, sus relaciones con el gobierno, a pesar de sus períodos de tirantez e incomprensión, se han mantenido, muchas veces contra la voluntad de los propios gobernantes. Y es que en política lo que determina la conducta de un gobernante no es exclusivamente su voluntad sino la correlación de las fuerzas que se mueven en un momento dado. Y la FEG es un todo orgá­nico, vertebrado, con cuadros de mando y dirección, con clara conciencia de sus objetivos y una masa estudiantil intuitiva e inteligente que advierte con agilidad cuándo su organización en­cabeza una causa justa y noble. Pero esas relaciones civilizadas mantenidas con el Poder Público hacen exclamar a veces a ele­mentos que se sienten desplazados, o que tienen otros problemas personales, frases de inconformidad y su venganza consiste en de­cir que los dirigentes estudiantiles son gobiernistas. Y es que el concepto gobierno se maneja con tanta ligereza, que al escuchar tales expresiones en labios de universitarios, no sabemos si quien lo dice es un provocador profesional, o es un elemento de la derecha que quisiera vernos enfrentados con la policía y el ejército todos los días para facilitar la desaparición de nuestra Fede­ración de Estudiantes de Guadalajara.
Lo que debemos precisar es el carácter del gobierno mexi­cano. En su falsa ubicación estriba la errónea estrategia y táctica de la lucha social y política. En México existe la clase campesi­na, la clase obrera y la vasta clase media o pequeña burguesía. Quien domina es la clase burguesa. Pero esta clase social no es un bloque, no es un todo homogéneo, sino que sufre graves con­tradicciones internas de tipo económico y político, debidas prin­cipalmente a que su ala derecha está íntimamente ligada a los intereses del imperialismo internacional, especialmente el norte­americano. Lo que podríamos llamar el ala izquierda de esa clase, resiste a la penetración del capital extranjero, lucha por­que nuestro país sea cada vez más independiente económica y políticamente respecto del imperialismo y acrecienta el patrimo­nio de la nación a través de las empresas del Estado que rom­pen los moldes del capitalismo tradicional, perfilan a México como un país capitalista de Estado, con perspectiva de socializar tarde o temprano los servicios y los bienes acaparados por una oligarquía agresiva y soberbia, que impide el desarrollo de nuestra nación y niega a nuestro pueblo el bienestar a que tiene derecho.
Ante este panorama ¿cuál es el camino a seguir para las organizaciones políticas y sociales revolucionarias? ¿Alejarse del ala izquierda de quienes integran la clase gobernante y aban­donarla en manos de la burguesía pro-imperialista que llenaría el espacio vacío dejado por nosotros? 0 por el contrario, ¿ligarse a ella, impulsarla, empujarla más allá de sus límites clasistas, alentándola para que nos acompañe el mayor trecho posible en nuestra senda hacia el socialismo?... De no hacerlo así, el ala derecha de la burguesía insistirá en su concepción de un gobier­no fuerte, de mano dura, que protegiera sus cuantiosos intereses, y no pararía en obstáculos sino hasta llegar al fascismo. Pero es conveniente que precisemos también qué es el fascismo, por lo menos en lo general, para que lo comparemos con la situación actual que vivimos. El fascismo es la dictadura violenta del ca­pital financiero sobre el capital industrial, que militariza la eco­nomía, centraliza de un modo absoluto el poder económico y po­lítico y declara abolidas las libertades democráticas. Política­mente, desaparecen el parlamento y los partidos políticos. Socialmente, los sindicatos se convierten en organismos verticales, in­corporados al aparato del Estado fascista a través de "dirigen­tes", que son representantes oficiales y directos del gobierno. Exactamente como ocurre actualmente con el Estado fascista español.
De suerte que, cuando alguien dice de mala fe que los dirigentes de la feg son proclives al fascismo por las relaciones ci­vilizadas que mantienen con el gobierno, hay que precisar de qué gobierno se trata, si de la burguesía pro-imperialista como el de Miguel Alemán, durante cuyo gobierno la organización fue perseguida, o de un gobierno de corte cardenista como el de Ló­pez Mateos o de Luis Echeverría. Si es este el caso, nuestras re­laciones con el gobierno no sólo son civilizadas, sino afectuosas y de impulso y apoyo a sus actos positivos. Pero ni en uno ni en el otro caso, los dirigentes de la feg en tanto que han estado di­rigiendo la organización estudiantil, han sido, ni serán represen­tantes oficiales y directos del gobierno, cualquiera que éste sea.
Voy a concluir con la precisión de los conceptos: democracia, nacionalismo y socialismo; pilares, como llevamos dicho, de la ideología de la Federación de Estudiantes de Guadalajara.
El diputado constituyente Alfonso Cravioto, del grupo Re­novador, moderado, adicto al primer Jefe, don Venustiano Ca­rranza, no obstante su filiación política tibia, nos dejó un inte­resante comentario sobre la democracia. Decía: "nosotros somos liberales, pero no somos los liberales del pasado. Somos libe­rales que miramos hacia el socialismo. La vieja consigna liberal de que la democracia es un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, ha dejado de tener valor objetivo. Porque la sociedad no es un todo homogéneo, sino que está dividida en clases sociales con intereses diversos e incluso antagónicos. Por ello considero que la expresión correcta debe ser: Democracia es un gobierno de la mayoría del pueblo, por la mayoría del pue­blo, para la mayoría del pueblo' ". Y concluye diciendo el dipu­tado Cravioto: "la democracia es casi el socialismo". . . Y así es como entendemos la democracia en la Federación de Estudiantes de Guadalajara en lo esencial. Pero añadiendo lo expresado por el artículo tercero constitucional, que la democracia no debe en­tenderse sólo como un sistema político o jurídico, sino como un sistema de vida fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo.
Yo pregunto: ¿la Universidad de Guadalajara, cobra altas cuotas mensuales a sus estudiantes? ¿No? Entonces está contri­buyendo a realizar las demandas del artículo tercero y sólo por eso ya es democrática, independientemente de otras consideracio­nes. ¿El imss corresponde acaso a una estructura' fascista? ¿Se propone extender el derecho a la salud a nuestro pueblo? Enton­ces es también una institución democrática. Y lo mismo ocurre con la CONASUPO y otros servicios que el Estado mexicano dis­pensa a nuestro pueblo. Y este tipo concreto de democracia es la que acepta y pugna por hacer avanzar la Federación de Estudiantes de Guadalajara.

En cuanto al NACIONALISMO, debemos advertir que hay dos clases fundamentales: uno, el nacionalismo agresivo, chauvinista, propio de los países capitalistas poderosos y expansionistas que agrede económica y políticamente a los países débiles. Es el tipo de nacionalismo que impulsa el imperialismo. El otro: el nacionalismo defensivo, de los países débiles que luchan por defender sus recursos; países anti imperialistas, en que sus burguesías nacionalistas aliadas al pueblo, se enfrentan a la inter­vención extranjera, económica, política, social y cultural del im­perialismo agresor. Por lo tanto, el nacionalismo nuestro no pue­de ser otro que el nacionalismo revolucionario, anti-imperialista, que lucha por el futuro, partiendo de su propia raigambre his­tórica, y de su propia experiencia popular aprende los nuevos métodos de lucha. Ese es el nacionalismo que postulamos en la Federación de Estudiantes de Guadalajara… Finalmente, ¿qué clase de socialismo es el que pregonamos dentro de nuestra bandera ideológica? Ya lo podemos decir con mayor claridad: un socialismo democrático, es decir, que otor­gue igualdad de oportunidades económicas a todos; que liquide la explotación del hombre por el hombre; que su carácter demo­crático alcance a todos con sus beneficios; que le otorgue al pue­blo de un modo real, su derecho al trabajo, multiplicando las fuerzas productivas, organizando y planificando la producción, atendiendo el interés colectivo por encima del interés individual. Un socialismo democrático que extienda a todos su protección para hacer realidad el derecho a la salud del pueblo y de los individuos en particular, desde antes de su nacimiento hasta el momento de su muerte. Un socialismo democrático que haga rea­lidad el derecho del pueblo a la cultura y a su desarrollo armónico físico y espiritual; un socialismo que permita el acceso fácil del pueblo a los beneficios de la civilización y de la cultura, que eleve su espíritu y le dé conciencia de solidaridad familiar, nacional e internacional y que exalte los mejores valores humanos por encima de sus trabas y prejuicios tradicionales. Un socialismo en el que sea el pueblo el que elija su camino y no se lo imponga una oligarquía; un socialismo en que no sea la propiedad indivi­dual obstáculo insalvable para el desarrollo de las fuerzas pro­ductivas y para la justa distribución de la riqueza. En suma, un socialismo que entregue al hombre, como lo dijera Carlos Marx, gran pensador del siglo pasado, el pan y las rosas; es decir, que satisfaga sus necesidades físicas y sus necesidades espirituales. Hasta entonces estaremos realmente abandonando el pasado y estaremos comenzando a construir el verdadero camino liberador de nuestro pueblo, como lo soñó Quetzalcóatl en el amanecer de nuestra historia. Muchas gracias.
11-X-1973, auditorio Salvador Allende de la Universidad de Guadalajara. Tomado del libro: “Primera Jornada de Ideología Universitaria” Editado por la Facultad de Filosofía de la U. de G.

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