lunes, 1 de noviembre de 2010

La Crisis Política en la Universidad de Guadalajara. XXII.


¿MANTENER LA DIGNIDAD DENTRO DEL SISTEMA CORPORATIVO?

Por José Dolores Mártir.


¿Es posible mantener la dignidad dentro del sistema corporativo? Sin duda alguna. ¿Que es difícil? Lo es. ¿Cuántos lo logran? Una minoría. ¿Por qué? Porque resulta muy cuesta arriba remontar todas las desventajas y obstáculos que el hombre vertical, con cultura y con principios debe afrontar en la dinámica cotidiana, lo mismo que en el momento de grandes y trascendentes decisiones dentro del escenario corporativo que domina a la comunidad. Pero es completamente posible. Pueden lograrlo los hombres superiores o los aspirantes a serlo. Llámase hombre superior al individuo que se vuelve de excepción en el seno de una comunidad donde la mayoría está compuesta por seres medianos, mezquinos, que viven para comer y comen para vivir, con la nariz siempre orientada hacia el suelo y que resulta para ellos imposible levantar la cerviz para soñar y contemplar las estrellas. Son mezquinos porque su pequeñez no les alcanza para elevar su pensamiento con proyectos trascendentes, orientados a servir a la comunidad, a la sociedad en su conjunto. Son los hombres estómago, cuya energía no alcanza a llegar al cerebro y construirse una conciencia vinculada a los problemas de la sociedad y que ignoran cuáles son las responsabilidades históricas de una generación o de una clase social, y por lo mismo a lo único que aspiran es a llenar la panza personal y familiar, acumular bienes y servicios para sí, para su grupo familiar y a lo sumo, para sus amigos que, ya estructurados como grupo de poder económico, social o político, hacen valer ese poder por cualquier medio lícito o ilícito, aunque la mayoría de las veces sea inmoral. Es entonces cuando esos grupos que comenzaron a formarse por amistad, se convierten en cómplices patrones, obligados a contratar o conseguir por diversos medios, las capas de subordinados que mantendrán la dinámica de los negocios alcanzados o construídos, regidos por normas rigurosas de lealtad a su benefactor o líder, bajo la pena de perderlo todo, si son o se convierten en pencos que tiren para otro lado, distinto al rumbo de los demás pencos que ya están uncidos a la carreta de los jefes. Estas son las características más evidentes de lo que conocemos como mafia. Su principio de acción más conocido: valido de mi poder, te favorezco, pero quedarás en deuda conmigo. En su momento yo te pediré algún favor a tí, y tú estarás obligado a servirme, so pena de sufrir las represalias consecuentes. De cualquier modo, tu lealtad estará sujeta a mis intereses. Tus ideas personales, tu particular forma de ver el mundo y la vida, en relación a la actividad en que nos hallamos involucrados, las podrás tener en algunos aspectos de tu vida privada, pero nunca podrás manifestarlas en público si sus contenidos entran en contradicción con los intereses que nos mueven. Para no caer en estos engranes de sometimiento, se necesita gozar de un prestigio y una personalidad reconocidos socialmente. Al mismo tiempo, estar dispuesto a enfrentar hostilidades autoritarias y abusos de aquellos que detentan el poder de hacerlo. ¿Y cómo se gana o se construye ese prestigio y esa personalidad, para que socialmente sea reconocida? Siendo congruente, mostrando coincidencia entre las ideas que decimos tener y los hechos que evidenciamos en nuestra vida privada y pública. ¿En qué reside el desprestigio que ronda a los políticos de ciertos partidos? En su tremenda capacidad de mentir. De prometer unas cosas durante una campaña electoral, y luego cínicamente negarse a luchar por ello una vez llegados al cargo legislativo o a realizarlas cuando arriban al poder ejecutivo. Tremolar como bandera una doble moral para ofrecer luego un pretexto para justificarse. Ejemplo: condenaban al político ladrón, soberbio e inepto, sólo porque no eran ellos los que estaban robando. Finjían humildad y modestia, para luego burlarse de la buena fe social cometiendo los mismos errorres y defectos que antes condenaron como candidatos. El hombre, es cierto, es un animal social. Ha de ser porque actúa principalmente por instinto, dejando para después la actividad cerebral, y por ello tiende a seguir el ejemplo generalizado de una mayoría inconsciente, engrosando el contingente convertido de esta manera en manada. O, dicho en palabras menos duras, actúan dentro de una multitud de árboles que caminan mecánicamente obedeciendo a la exigencia elemental de la sobrevivencia, al margen de todo pensamiento superior. Este es el tipo, o ¿modelo humano? que constituye la materia prima del corporativismo. Desde antes del año 2006, ocurrieron grandes movilizaciones sociales haciendo resistencia al sometimiento corporativo que en México siguen aplicando los partidos políticos. El PRI porque fue el creador de este sistema de control político social; el PAN por ser adelantado discípulo del PRI, y el PRD, por ser la encarnación de un PRI supuestamente más liberal, que ha tirado de las riendas para volver a su fuente política original bajo la bandera de la socialdemocracia negociadora con el poder constituído, a pesar de los esfuerzos de una fuerte corriente interna que pretende convertirlo en el instrumento de lucha democrática, progresista y revolucionaria, como al principio de su vida pública pretendió serlo. Pero, ¿cómo convertir a esa materia prima elemental (valga la redundancia) carne de cañón del corporativismo, en seres humanos conscientes y capaces de tomar decisiones propias, nacidas de la reflexión y de la convicción? Se lograría mediante la formación de cuadros de dirección que dieran a las masas inconformes de ese gran ejército cívico en formación, la orientación necesaria para que sintieran primero y luego percibieran con mayor claridad el rumbo preciso de la lucha y los objetivos mediatos e inmediatos a lograr. Cambiando de este modo el clima y el ambiente ideológico del medio, habrá condiciones para reconstruir socialmente la cultura política perdida por tantos años. ¿Por donde empezar? Hay que crear una gran escuela de cuadros. Una escuela de dirigentes medios, es decir, una escuela de oficiales para dar dirección a las masas que hoy se mueven en protesta, más por instinto político que por ideología. A esos nuevos oficiales de la lucha social y política, hay que dotarlos de la formación teórica indispensable, para que a su vez transmitan esas ideas básicas a la masa. En suma, hay que dotarlos de PRINCIPIOS. ¿Y qué son los tan mencionados principios? Lo diremos a continuación, tomando ideas básicas sobre el tema, NO DE UN TRATADO DE MARXISMO, sino recurriendo a definiciones enciclopédicas, pero interpretadas por nuestra experiencia y nuestra formación filosófica:

P R I N C I P I O S :

Son ideas básicas que determinan las decisiones trascendentes en la conducta del hombre y por ello deciden el rumbo de la vida personal.

1 Estas ideas son convicciones profundas que expresan por sí mismas el deseo de realizar algo elevado, justo y correcto, y al mismo tiempo implican la capacidad y la potestad de ejercer crítica por situaciones, aspiraciones y conductas expresadas en el pasado y que por debilidades humanas no se han cumplido sus preceptos.

2 Pretenden ser guía para la acción en el escenario de los problemas y conflictos de nuestro tiempo.

3 Forman parte integrante de una IDEOLOGIA. que nos presenta u ofrece un esquema del mundo deseable en el que podría vivirse mejor que hoy y que identificamos como UTOPIA (Utopía: modelo de vida social perfecto pero inexistente, lejano y difícil de alcanzar) y por la cual vale la pena luchar por construirla.

4 Cuando estas ideas llamadas PRINCIPIOS se aceptan y forman parte de la convicción propia, se convierten en la fuerza del individuo, misma que hay que llevar a la acción buscando a todos aquellos que coincidan con estas apreciaciones del mundo y de la vida. Cuando la cantidad de voluntades reunidas y organizadas para la acción se hace tan numerosa que supera a quienes poseen otra ideología o no tienen ninguna, entonces la influencia social de la mayoría se hace sentir en la vida pública a través de diversas organizaciones como: partidos políticos, sindicatos, grupos de presión o clubes de servicio y organizaciones diversas de la sociedad civil, y su fuerza repercute finalmente en el Estado, en su legislación y en sus políticas favorables a las intenciones por las que se lucha. La satisfacción entonces consiste en la sensación de haber avanzado aun cuando sea de un modo insignificante en dirección de la utopía.

5 CUANDO LOS PRINCIPIOS SON CLAROS Y PRECISOS, EL HOMBRE ES CAPAZ DE LUCHAR POR ELLOS, Y POR DEFENDERLOS SACRIFICA CUALQUIER COSA: SU TIEMPO, SU TRABAJO, SU DINERO, SU COMODIDAD. SU INTEGRIDAD FISICA, Y HASTA SU VIDA.


¿Y como iniciar el camino hacia la conciencia social y la cultura política? Debemos partir del análisis crítico de nuestra propia persona, valorando nuestra propia actitud hacia la vida propia y la de los demás, que conforman la llamada comunidad, es decir, la sociedad en que nos movemos habitualmente. Valorar correctamente las movilizaciones sociales y políticas. Aceptar que son muchas y muy variadas, pero que todavía no constituyen la mayoría social que demanda los cambios democráticos, progresistas y revolucionarios que el país exige para su desarrollo justo y equilibrado. Se están operando los cambios de cantidad o cuantitativos que señala la ciencia de la dialéctica. Pero como los cambios cuantitativos no son indefinidos, sino que llega un momento en que producen algo nuevo: un cambio de calidad, mejorando la realidad, entonces debemos cuidar que esos cambios sean los apropiados para avanzar social y políticamente y vigilar que los errores de dirección no provoquen un retroceso. Ese es el papel estratégico que cumplen los cuadros de dirección que en todos los niveles de la lucha social y política dan sentido al movimiento de las masas. Por eso cada aspirante a dirigente en el campo de la lucha de clases, cualesquiera que sea el ámbito de su acción, debe partir de estas bases:

"Todos alentamos deseos diversos, unos buenos y otros no tanto, junto con otros francamente malos, PERO ESO NOS HACE HUMANOS.

Cultivar las buenas ideas y una elevada conducta individual. superando nuestros impulsos y deseos negativos NOS HACE MORALES.

Respetar aquellos deseos y proyectos que no compartimos y esas ideas con las que no concordamos o que rechazamos, NOS HACE CIVILIZADOS.

Impulsar los proyectos afines a la buena convivencia social, propiciando el surgimiento de otros más elevados, NOS HACE SUPERIORES.

Finalmente, luchar por elevar la vida humana construyendo instrumentos sociales, económicos, políticos y culturales que transformen la vida social actual en otra superior, edificando un mundo que se rija por normas que lo hagan más armónico, más justo y más equitativo en todos los órdenes,

Combatiendo al mismo tiempo con energía y convicción todo aquello que lo estorbe y obstaculice... NOS CONVIERTE EN REVOLUCIONARIOS.

(Las ideas contenidas en los primeros renglones de esta reflexión, los tomé del diálogo entre dos personajes de una película norteamericana cuyo título nunca supe. Yo simplemente sinteticé y completé el planteamiento)...

Si nos reeducamos para aceptar Principios y conformarnos una IDEOLOGÍA DE LA CUAL PARTIR PARA REVALORAR EL MUNDO CIRCUNDANTE, lograremos perfilarnos frente al medio social con una personalidad respetable, impermeable a las tentaciones del medio y con la fortaleza necesaria para resistir presiones y represiones por causa de nuestra conducta concordante con los principios que sustentamos. Nuestra capacidad profesional y nuestra honestidad militante hará el resto para sobrevivir en un medio adverso a la realización humana, como es el sistema corporativo de control social y político, así como se ha implantado en México, y en particular en la Universidad de Guadalajara.
25-XI-2008.

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