La reversa nacional, empedrando el camino hacia la revolución.

Prof. Jose Dolores Martir.

El 1o. de mayo de 1920, entró en vigencia la nueva Constitución General de la República, producida por la Revolución Mexicana, cuya etapa armada había comprendido los años de 1910 a 1917. Su producto político administrativo fue un Estado de Bienestar Social, gracias sobre todo, a un millón de rifles que las masas populares que protagonizaron el período armado, ocultaron ante el riesgo de traiciones y desvíos de los legisladores y sus grupos de dirección política. El nuevo Estado de bienestar social, garantizaba  la defensa de la soberanía, la independencia y el aprovechamiento para la Nación de los recursos naturales renovables y no renovables, el mantenimiento del Estado laico, es decir, con respeto para las preferencias religiosas de todos sin favorecer a ninguna en particular, una vez garantizada la libertad de conciencia por el Artículo 24 de la Carta Magna. Pero el Estado Mayor de la Revolución no era homogéneo, lo integraba la burguesía rural y urbana y una clase media emergente influída ideológicamente por el anarco sindicalismo, y en proceso de construir su propio peso político. La clase obrera y campesina -que había puesto la sangre y los muertos en la lucha armada- había quedado marginada de los mecanismos claves para decidir el rumbo del país, una  vez derrotada la División del  Norte en Celaya, y asesinado en 1919 el caudillo del Ejército Libertador del Sur, Emiliano Zapata. En 1926, la contrarrevolución se levantó en armas, azuzada y organizada por la Iglesia Católica, condenando la nueva Constitución y su antecesora, la de 1857. Fue la famosa contrarrevolución cristera, que ahora la derecha en el poder intenta presentarla como el suceso histórico más importante del siglo XX en México, incluyéndola en los libros de texto escolares gratuitos. Con la llegada del período presidencial Cardenista, la revolución logró su mejor expresión social y política, sorprendiendo a propios y extraños, dado el hecho de que el general Lázaro Cárdenas, rebasó los límites ideológicos de la clase social que lo llevó al poder, al asumir el gobierno, identificándose más con la clase obrera y campesina  y expresando a su vez su vocación de independencia, autonomía y soberanía nacional. Sostuvo su administración en un ejército pequeño, pero entregando un millón doscientos mil rifles a obreros y campesinos para que defendieran sus conquistas sociales. Decidida la sucesión presidencial en 1940, en favor del general Manuel Avila Camacho, elemento moderado de la llamada clase política mexicana, éste intentó sentar las bases de la conciliación nacional al declarar públicamente: "Yo soy creyente", pero entonces la derecha, que había sido demolida por la revolución, se lanzó a la ofensiva, aprovechando el marco escénico que el fascismo en ascenso en el ámbito internacional propiciaba. Otto Schreiter, miembro destacado de la Alemania Nazi en México, planeó el surgimiento de la Unión Nacional Sinarquista, siguiendo el modelo falangista de la España de Francisco Franco y creando el ambiente adecuado para que los curas falangistas españoles actuaran en México como saboteadores y quinta columnistas, asesorando a la Iglesia Católica mexicana para articular activamente la contrarrevolución, ya que el cristerismo había sido derrotado (1926-1929). Las compañías petroleras en manos de extranjeros financiaron el levantamiento armado del general Saturnino Cedillo en San Luis Potosí, pero fué rápidamente sometido y muerto. Al ser derrotado el nazi fascimo en la II Guerra Mundial, el sinarquismo en México declinó ostensiblemente, pero previendo tal circunstancia, la derecha creó el Partido de Acción Nacional (PAN, 1939) para combatir los aspectos democráticos y progresistas del régimen Cardenista para luego representar el papel de "leal y democrática oposición" a partir del gobierno de Avila Camacho, aunque, paralelamente con esto, ponía en práctica una estrategia de largo plazo, a partir de consejas, sátiras y sarcasmos,  para desprestigiar a las instituciones emanadas de la revolución. La correlación de las fuerzas sociales y políticas no favorecían a la derecha histórica. Se vivían sin embargo las vísperas de la II Guerra Mundial y el fascismo iba en ascenso. En 1938, el Partido Nacional Revolucionario (PNR), creado por el general Plutarco Elías Calles, desde la cúpula del poder, para servir de escenario a su presencia omnímoda como "Jefe Máximo de la Revolución". entra en colisión con el gobierno Cardenista,  y es expulsado del país, dejando el campo libre ´para que se aplicara en México la estrategia del Frente Popular, creado en Europa por  Jorge Dimitrov, héroe nacional búlgaro, para detener la marcha ascendente del fascismo. Se crea para ello el Partido de la Revolución Mexicana (PRM) que no era propiamente un partido político, sino una alianza defensiva de fuerzas sociales y políticas para poner orden interno en el país y crear la unidad nacional antifascista en tiempos de guerra. La clase obrera organizada centralmente en la Confederación de Trabajadores de México (CTM), la clase media en la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP), la clase campesina  (CNC), encuadrada en la Confederación Nacional Campesina, y la juventud y los estudiantes participando en la Confederación de Jóvenes Mexicanos, (CJM) eran la estructura del PRM para defender al país en tiempos de guerra y someter a la quinta columna nazi y la Falange Española que se movían agresiva e impunemente en México. Incluso el Ejército Nacional era parte del PRM. Concluída la II Guerra Mundial, el ejército mexicano se retira. Pero el Lic. Miguel Alemán Valdez, instalado ya en la Presidencia de la República, pone freno súbitamente a la marcha de la Revolución, ante las presiones de Washington, de alinearse "con la democracia, ante el inminente estallido de la III Guerra Mundial, que ahora sería contra el comunismo"... Miguel Alemán ve como un regalo el tipo de estructura política del PRM y entonces la limpia de gente progresista, democrática y revolucionaria, fusiona las organizaciones con el gobierno y se pone él mismo políticamente al  frente para decidir el rumbo de la vida nacional. Así nace el corporativismo, como sistema de control político, económico, social y cultural de la vida nacional. Así pues, se enjaulaba a la sociedad mexicana dentro de una estructura social y política cuyo jefe era el Presidente de la República. Era el freno brutal que el alemanismo imponía al proceso revolucionario mexicano. Pero no era un triunfo conquistado por la derecha local, sino por el gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica, cuyo titular Harry S. Truman, presionó a los gobernantes de América Latina para que se adhiriesen a su bloque estratégico, que era "el de la democracia frente al comunismo". El presidente de México se plegó a los planes norteamericanos en plena guerra fría y buscó adaptarse a los nuevos tiempos. La derecha mexicana siguió simulando su lucha por la democracia frente a un PRI hegemónico y aparentemente invencible; el gobierno apaciguó a los sinarquistas, al Grupo Monterrey y a la Iglesia Católica, etapa que la derecha aprovechó para impulsar todo tipo de rumores, burletas y chistes, cuyo propósito era desacreditar a las instituciones públicas, especialmente las de educación, salud y seguridad pública. Dada su composición de clase burguesa heterogénea, en que se enfrentaban una corriente progresista cardenista, contra una corriente pro imperialista alemanista, los gobiernos del PRI eran contradictorios, misma situación que la derecha aprovechaba para agudizar sus críticas sarcásticas al sistema. Eran los tiempos en que se condenaba a la educación pública y se exaltaba la excelencia de la educación privada. Cuando alguien cometía un error de impericia o ignorancia, no faltaba el que le decía: "eso te pasa por estudiar en escuelas de gobierno". Tal campaña resultó tan eficaz, que la clase media rural y urbana del medio oficial, muchos legisladores y funcionarios del poder público, se avergonzaban de su origen social y por ello mandaban a sus hijos "a los mejores colegios", en donde se les enseñaba y preparaba para vivir en un México inexistente. La realidad lo probó cuando la derecha llegó al poder, mostrando esas generaciones de funcionarios ignorantes, torpes, voraces, que se lanzaron depredadoramente contra el erario en todos los niveles del poder político, pero cuyas acciones de gobierno chocan con la realidad y los hunden en el desprestigio. Su mayor exponente y modelo ha sido Vicente Fox, quien acaba de recibir un doctorado honoris causa de una universidad cocacolera de Georgia, Atlanta, USA. Se dice que Fox ha sido el mejor presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, en México. Se hablaba también con sorna de los "médicos chafas del IMSS y del ISSSTE", al tiempo que paralelamente iban estrangulando presupuestalmente al sector salud, especialmente en el campo  de la investigación. Porque para entonces ya operaban las pinzas políticas contrarrevolucionarias de la derecha: por una parte la derecha histórica tradicional, y por la otra la derecha infiltrada en el PRI y en el gobierno. Este fue, en síntesis, el proceso activo de las dos ramas de la derecha, a partir del gobierno del general Manuel Avila Camacho:


     1     Ante el frenazo que el gobierno del Lic.Miguel Alemán impuso al desarrollo de la Revolución Mexicana, imponiendo el corporativismo, la derecha militante se disfrazó de "leal opositora" tremolando la bandera de la democracia, dejando hacer a la derecha dentro del sistena de gobierno, hostilizando entre ambas a la izquierda militante y expulsando del aparato gubernamental a los elementos simpatizantes de la izquierda.


       2    Se da un período de desconcierto cuando el Presidente Adolfo López Mateos, se declara "de extrema izquierda dentro de la Constitución. USA exige explicaciones.



        3    La derecha militante (PAN) simula criticas a Gustavo Díaz Ordaz, ante sus excesos autoritarios que provocan el derramamiento de sangre del dos de octubre en la Plaza de las Tres Culturas.


          4     Luis Echeverría Alvarez, produce otro momento de desconcierto al intentar deslindarse de los acontecimientos de Tlatelolco, pero sus titubeos políticos lo definen como un demagogo que usa a veces fraseología de izquierda, pero sus actos siempre son a favor de la derecha.

            5   José López Portillo, continúa con la demagogia y la irresponsabilidad en el manejo de la administración pública. Dice que debemos aprender a administrar la abundancia petrolera y decide nacionalizar la Banca, misma que será devuelta a la iniciativa privada por su sucesor. Abre la puerta al tecnocratismo, al nombrar candidato presidencial al hombre gris y timorato llamado Miguel de la Madrid Hurtado. 


              6 Miguel de la Madrid inicia la etapa de los tecnócratas, es decir, de aquellos que estudiaron intensivamente en universidades yanquis para prepararse a servir a los intereses norteamericanos desde posiciones de gobierno en México, pero bajo la bandera de la tecnocracia, que dice que el administrador y técnico no tienen ideología, y se mueven por encima de los intereses de las clases sociales , por lo que son eficientes para servir en el gobierno cualesquiera que sea su color ideológico y político. Designa como sucesor al siniestro e intrigante Carlos Salinas de Gortari, su Secretario de Programación y Presupúesto.


                7   Salinas de Gortari es el único caso, según dicen algunos de sus críticos, de un presidente que se reeligió para un sexenio inmediatamente anterior, pues él manejaba de hecho las finanzas y la administración oficial a partir de la Secretaría de Programación y Presupuesto. Es el presidente cuya elección fue muy cuestionada, por habérsela robado al Frente Democrático Nacional. Lo prueba el hecho de que, para legitimarse, abrió las puertas del gobierno a la derecha con las concertacesiones, entregándole al PAN los Estados de Baja California, Chihuahua y Guanajuato. Asimismo reconoce jurídicamente a la Iglesia Católica y envía un embajador ante El Vaticano. Desprende del FDN (Frente Democrático Nacional) al corruptísimo Rafael Aguilar Talamantes, quien  prefiere la traición antes que ir a la cárcel por tráfico de terrenos ilegales. También desprende la rama ecologista del FDN comprándola a  precio de mucho oro, de donde sorpresivamente surgieron los capitales de los hermanos Víctor y Jorge González Torres, así como las cadenas de farmacias similares y genéricas, que ahora traen enfrentados a los hermanos. Otros partidos que no se disciplinaron, pronto perdieron sus registros (PPS y PARM). Cuando Salinas nombra candidatro presidencial a Luis Donaldo Colosio, éste comienza a pronunciar discursos incómodos para el régimen y entonces es asesinado durante un mitin en Lomas Taurinas, en Tijuana.


           8  Ernesto Zedillo Ponce de León, otro oscuro burócrata, entra de emergente como candidato presidencial y ejerce un gobierno mediocre y sin perspectivas. Lo prueba el hecho que a él le corresponde entregar el primer gobierno presidencial a  la derecha histórica, personificado por el más bruto e ignorante de los presidentes de México. No sabemos si su padre irlandés y su madre española sean la explicación de su conducta pública, pero la conspiración queda al descubierto cuando el mismo gobierno priista modifica la Constitución para que un engendro como Fox, puedan acceder a la primera magistratura de la Nación. 


             9    Vicente Fox Quesada, es el primer presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, que toma posesión como gobernante mexicano. Es analfabeto ideológico, carece de la idea de lo que es gobernar y por eso se pasa todo el sexenio haciendo campaña en favor del PAN y su vanguardia: la ultraderecha conocida como El Yunque. No tiene ideología, pero sí sabe dónde se ubican sus intereses, pues declara que su gobierno es de empresarios, por empresarios y para empresarios. Todo sus mérito es haber sido toda su vida vendedor de coca cola. Hoy acaba de recibir en Atlanta Georgia, USA, un doctorado "honoris coca", pues en ese Estado de la Unión Americana es donde se ubica la matriz de esa marca refresquera.


                 10    Con todo el cínico apoyo de Fox, Felipe Calderón Hinojosa, hace campaña y, junto con el empresariado, las televisoras, la Iglesia Católica y el apoyo nada discreto de la derecha extranjera,  Calderón y sus corifeos y cómplices, le roban, como mafia, la elección a Andrés López Obrador. Entra Calderón por la puerta trasera, que supuestamente vigilaban legisladores del PRD, para rendir la protesta como presidente cuestionado como espurio. Da un aparente salto al vacío al declararle la guerra al narcotráfico, pero en realidad es un pretexto para militarizar el país, echando al ejército a las calles y a la sierra, con claros fines intimidatorios a fin de disuadir movimientos sociales y políticos que pudieran articularse como resistencia organizada frente al gobierno espurio. Con la publicación reciente del libro de Carlos Ahumada: "Derecho de Réplica", la conspiración o complot queda al descubierto con nombres y apellidos de la llamada clase política o cúpula mafiosa. 


           La derecha y la ultraderecha viven su época de oro, ante el vacío de poder gubernamental. Ahora las acciones concertadas de la derecha tradicional, la derecha dentro del PRI y los satélites de unos y de otros están a la vista, sin mediar el menor decoro o discreción. El señor diputado federal Beltrones, del PRI, le reclama a los panistas el hecho de que llegaron al poder con la ayuda priista, y los albiazules ni se inmutan y se divierten cuando en una entrevista con Carmen Aristegui, el ex-presidente MIguel de la Madrid hace declaraciones que hacen polvo el prestigio (lo poco que le quedaba) de otro expresidente designado por él como candidato, Salinas, el innombrable,  pero luego el PRI lo obliga a desdecirse. El se disciplina y se retracta.



            Para las nuevas generaciones panistas, el modelo ético político a seguir es "El Jefe Diego", desnudado públicamente como operador político de Salinas en el complot contra Andrés Manuel López Obrador, en el libro de Carlos Ahumada "Derecho de Réplica". La campaña permanente de desprestigio de la derecha, en contra de las instituciones públicas continuaba, pero fortalecida  con el desgaste del sistema priista, devaluado y acorrientado con tanto empeño, año con año, hasta llegar a los acontecimientos del año 2000, en que el PRI fue desalojado de Los Pinos. 


          La pinza de la derecha dentro y fuera del gobierno y su vanguardia, la ultraderecha omnipresente, alcanzaban, uno por uno, sus objetivos tradicionales, a través de los últimos gobiernos del PRI y los primeros dos del PAN. Encuadramiento total de la política económica del país, a los intereses del imperialismo norteamericano. Proceso de privatización de la educación nacional, modificando sus contenidos para volver a las tesis de Edad Media, al gusto de la Iglesia Católica. Contra reforma en el bachillerato nacional que elimina las disciplinas filosóficas; (acaban de rectificar esto las autoridades), una política exterior complaciente con la derecha internacional y agradable a la geo política del gobierno de los USA. Proceso de privatización de la salud pública, beneficiando a la industria químico farmacéutica privada y a los servicios hospitalarios privados. Apoyo vigoroso a banqueros, industriales y grandes comerciantes, y abandono total de los intereses populares, especialmente obreros y campesinos. Y para acabar pronto, un analfabetismo ideológico y político casi total en el aparato del Estado y en esas sociedades anónimas o mafias, en que se han convertido los partidos políticos.

            
                  LA FALTA DE CREDIBILIDAD ANTE LA SOCIEDAD MEXICANA.


            Todo lo anterior trajo como consecuencia una total falta de credibilidad y de confianza en gobierno, partidos políticos y organismos electorales. Falta de credibilidad en planes y proyectos, así como tesis de la clase política de México, entendiendo como clase política a las  cúpulas ajenas al pueblo y a la sociedad, que administran la distribución del dinero público para mantener una burguesía burocrática y parasitaria, que no produce sino corrupción y cinismo. Y quieren mantener a la sociedad mexicana como una claque o comparsa para aplaudir los actos de los actores políticos según las instrucciones impartidas por los personajes que llenan el pútrido escenario político nacional. Una falta de credibilidad en las instituciones del Estado, que habían sido generadas por la Revolución Mexicana, hoy oficialmente muerta, promovida por el PRI, por el PAN y sus partiditos satélites, contaminó todo el ambiente y su expansión alcanzó todas las expresiones de la clase política del país. Ningún factor político del escenario público salió indemne de este proceso de disolución moral y descomposición social y política. Así es. La masa ciudadana ha perdido la confianza en todos los canales institucionales del quehacer político, incluídos los árbitros que debieran lidiar con los procesos electorales: el IFE. el TRIFE y la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Los llamados partidos políticos han llegado a su máximo grado de corrupción, y como consecuencia nadie les cree una palabra ni les tiene respeto alguno. Por eso siempre, en cada elección hay electores que se abstienen de concurrir a las casillas a votar el día de los comicios. Otros van, pero para anular su voto de alguna manera. En esta ocasión no será la excepción, especialmente si reparamos en el hecho de que públicamente se han manifestado en ese sentido de ir a votar, pero anulando el voto, intelectuales, escritores, periodistas y gente común, pero harta ya de los políticos que han convertido esa actividad en algo repugnante. Para esta elección se está manifestando una corriente de opinión manejando la consigna de que: "Para un político nulo, un voto nulo"... Aquí en Guadalajara, es ya mucha gente que se está manifestando en esa dirección. Una de esas personas es Margarita Sierra, ex-directora de la Feria Internacional del Libro. El periodista Felipe Cobián Rosales adjudica esa iniciativa al Grupo Político de la Universidad de GDL, bajo la dirección del jeque de jeques, Lic. Raúl Padilla López. Es posible, pero los beneficios derivados de tal maniobra política no aparecen con claridad, especialmente si tomamos en cuenta que Trino Padilla López, es candidato plurinominal a diputado federal por... ¡el PRI! Y por otro lado, el movimiento e intención de anular el voto no es local ni regional, sino nacional. 


           Lo interesante del caso es que, si tales expresiones políticas de anular el voto o abstenerse de votar no son locales, entonces vale la pena examinarlas como posibilidades de expresión ciudadana el día de los comicios. LA ABSTENCION.-Por principio abstenerse es asumir una actitud políticamente pasiva. El Partido Comunista Mexicano, alguna vez propuso en una elección presidencial, la ABSTENCION ACTIVA, pero los electores nunca comprendieron la intención y el significado de la propuesta. Y como la ley no dice nada sobre la cantidad o porcentaje de votantes que deben participar como mínimo en una elección, entonces resulta que, así sea el uno por ciento del padrón el que vote, la elección será legal, aunque no legítima, con los votantes que sean. Esa laguna legal es la que permite al gobierno manipular una elección. Por eso el abstencionismo, dada la corrupción y manipulación tradicional de los votos por la clase política, particularmente dentro del aparato electoral (IFE), especialmente con la existencia hoy de la tecnología cibernética, se puede manipular a placer, como se hizo en la elección del 2006, el manipuleo de números dándole una estructura dramática, para dar cierta emoción al proceso. Primero va ganando uno, luego comienza a perder votos, para que luego quede triunfante el que los técnicos señalen, según instrucciones de sus patrones, en este caso, la burguesía burocrática y parasitaria que dirige el proceso electoral con libreto previo. Abstenerse, significa dejarle manos libres al corrupto aparato electoral, para que hagan votar a los muertos y dispongan discrecionalmente de los votos que necesiten para regalarle el triunfo a quien a ellos convenga. 


         LA  ANULACION DEL VOTO.




     En cada elección, el gobierno señala una cantidad de votos nulos recogidos en la casilla electoral en pleno cómputo. Esos votos nulos eran antiguamente para Cantinflas, eran mentadas de madre en las boletas, junto con los que, por su ignorancia o descuido, cometían errores diversos al votar, anulando de este modo inconsciente su voto. Entre 800 mil o un millón de votos anulados, reportaba el gobierno en cada elección, que, frente a un padrón de más de treinta millones de electores no significaba nada. Por eso la gente no decía nada, porque la cifra no la impresionaba. Otro factor que concurría para mantener un nivel bajo de votos nulos, era que, ante la ausencia de representantes de casilla de la oposición, o falta de representantes de partidos y candidatos, los partidos del sistema bordaban convenientes acuerdos para repartirse los votos de los partidos ausentes, fuesen nulos o no. La legislación no señala nada por hacer para reconocer valor alguno a los votos anulados, por cuantiosos que estos sean. De este frágil recurso se sostiene la legalidad de una elección, por alto que sea el índice de abstención o el de votos anulados. Y no pasa, ni pasará nada en tanto que tales actitudes o decisiones de repudio a los procesos  electorales mexicanos no sean respaldados por un mínimo de organización. Porque no se trata de ir a votar, anular el voto y retirarse a la casa, a descansar. El movimiento que propone la anulación del voto debe contar con elementos suficientes, por lo menos para recoger la información en cada casilla y conocer el volumen de votos anulados en cada municipio, en cada distrito, en cada Estado y el número global en el país. Y en eso radica el riesgo de convulsión social, para el caso hipotético de que masivamente se combinaran una elevada abstención con un cuantioso volumen de votos anulados para el próximo cinco de julio. Porque, ¿qué ocurriría si pasara algo semejante a una elección en Argentina, en tiempos  de Mennem, con un porcentaje del 40% de votos anulados? En México, un millón de votos pueden ser convenientemente manipulados, pero ¿Qué pasaría  SI RESULTARAN DIEZ MILLONES DE VOTOS ANULADOS? En México, un millón de votos podrían ser fácilmente manipulado, pero si resultaran hipotéticamente diez millones, no solamente ya no sería fácil disimularlos sino que la gente que votó en ese sentido, saldría a las calles a reclamar su voto anulado. Ese intento de maquillar las cifras, saqueando la voluntad popular, obligaría a la opinión pública a exigir conocer el paradero de tales votos nulos producidos por la protesta social y política en contra del sistema político electoral y sus aparatos: el IFE, el TRIFE y la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Los ciudadanos se movilizarían reclamando sus votos anulados, y ante la insensibilidad de la clase política, comenzarían las protestas masivas, la toma de comités municipales, distritales y presidencias municipales que estarían en breve tiempo ardiendo. Esta sería la chispa inicial que podría incendiar toda la pradera, a pesar de que el ejército está en las calles como aparato intimidatorio. Es cierto que los votos nulos no forman gobierno, como dijo alguien por allí, pero como movimiento se puede convertir en un recurso de protesta social que exhiba la corrupción gubernamental y la inconformidad de la sociedad que repudia a una clase política insensible, arbitraria, voraz, corrupta e incurable de tales males. Ese puede ser un buen principio para una revolución. Mayo 19 de 2009.