lunes, 8 de noviembre de 2010

Masacre inhumana y contra natura

 
Jairo Calixto Albarrán

08 noviembre 2010
jairo.calixto@milenio.com

En un principio pensé que el gran Nikito Nipongo —mejor conocido como Raúl Prieto Riodelaloza, legendario autor de Perlas japonesas, la inolvidable columna en que se descuartizaban con humor feroz y feraz, sin fundamentalismos, los estropicios del lenguaje esparcidos alegremente en los medios de comunicación— había regresado del más allá para referirse en esos términos a las recientes disposiciones ortográficas de la Real Academia de la Lengua. Él solía referirse a la RAE como una institución arcaica, aburrida, extraviada en academicismos autoritarios, ajena a la naturaleza bravía de la lengua tan comprometida con las metamorfosis.

La RAE se acaba de comportar como el cártel de golfos mandando a sus sicarios a darle pozolazo a la “Y griega”, que pasó de su milenaria elegancia a convertirse en una despersonalizada ye; no se diga las palabras guión, truhán y sólo a las que les ensabanaron el tilde; o viejos conocidos nuestros a los que les secuestraron la “Q”, como Qatar, que desde ahora llamará Catar como si fuera un ejercicio de degustación vitivinícola.


Nikito Nipongo, junto con su secretaría Macuca Toluca y su fiel camarada Trinito Tolueno, que se levantaron en armas por menos que eso, ahora mismo habrían salido a linchar a la RAE, que maneja la ortografía como Jelipillo el gabinete de seguridad.


Pero no, la “Masacre inhumana y contra natura”, pertenece al góber michoacano NodoyGodoyuna respecto a la ejecución de los michoacanos en Kafkapulco, a los que la perínclita secretaria de Turismo no quiso darles la categoría de turistas. Digna representante de la sensibilidad calderónica que primero subroga y después virigua.


Una historia de terror en la que importaba no el destino incierto de esas 20 personas, sino si tenían reservaciones, o si se habían subido en el yate Fiesta para ir a la Roqueta. El mismo tratamiento frío y despersonalizado que el de las matazones y las muertas de Juárez, los daños colaterales en Nuevo León, los niños de la guardería ABC o los 72 migrantes asesinados a mansalva.


Es el triunfo de la lógica de la narcofosa y la filosofía del sicario.


Nunca antes el concepto “Masacre inhumana y contra natura” había resultado tan inane, como cualquiera de esos comunicados de Presidencia y de la PGR frente a la proliferación de fusilamientos.


Me pregunto si en caso de haber estado legalizadas las drogas se hubieran producido los 30 mil muertos y esos 10 mil huérfanos, más la putrefacción de esa cursilería de funcionario que se ha denominado tejido social.


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