lunes, 13 de junio de 2011

Marchan mujeres tapatías contra la violencia de género y el acoso sexual

Nuestro cuerpo no se toca, no se viola, no se mata, advierten en sus consignas

Critican la cultura machista que ni siquiera respeta la forma de vestir de la población femenina
JORGE COVARRUBIAS 

Al menos 100 mujeres se manifestaron contra al acoso sexual y la violencia de género
Al menos 100 mujeres se manifestaron contra al acoso sexual y la violencia de género Foto: FOTO ALEJANDRA LEYVA
 
El nombre llevó a pensar a algunos que se trataría de una marcha de sexoservidoras, las que trabajan en los alrededores de la zona de San Juan de Dios o en el Parque Morelos, exigiendo su derecho a ser respetadas. La marcha de las putas reunió sin embargo a amas de casa, estudiantes, empresarias, y académicas que están hasta la madre del acoso sexual de los hombres y los estereotipos sexistas que imponen las instituciones para juzgar su comportamiento en la sociedad.
Ana María Mendoza llegó vestida con una falda corta, y una blusa en color rojo entallada a su cintura, y unos zuecos que la hacían lucir más alta. Con un perífono que sostenía en su mano lanzó la invitación a la gente que se encontraba en el Parque Revolución a sumarse a la marcha que en breve partiría hacia la Plaza de Armas.
“No importa como te vistas, no importan tus preferencias, no importa tu religión, hay que decirles que cuando no... es no”, les exhortaba a los transeúntes.
Más tarde confesaría que a los nueve años de edad un tipo que andaba en bicicleta le tocó sus senos y constantemente le sueltan piropos ofensivos. “Yo no quiero que eso le suceda a mis hijas”, añadió.
Cerca de las 14 horas, más de un centenar de mujeres se preparaba para la marcha, entre tanto le daban un toque final a sus cartelones.
Mi ropa no es ninguna invitación, este cuerpo es mío. No se toca, no se viola, no se mata. Mi forma de vestir no justifica el acoso. No es no, eran el tipo de consignas que se escucharon durante todo el recorrido.
La marcha fue un gesto de solidaridad con las mujeres canadienses de la ciudad de Toronto a quienes el 24 de enero de este año el policía Michael Sanguinetti, acusó de ser las responsables de que ocurran actos de violencia sexual en su contra por vestirse como “putas”. En respuesta, las mujeres marcharon por la ciudad el 3 de abril exigiendo una disculpa de parte del elemento, y el movimiento se replicó en diversos países, llegando a México el día de ayer.
“No importa si ves a una chava bailando en tanga en un bar, eso no te da derecho a agredirla. No es no”, dijo Rosa Cuevas.
Hildelisa, una estudiante de Derecho en la Universidad de Guadalajara recordó el caso de Navolato, Sinaloa, donde el alcalde, Evelio Plata llegó al extremo de prohibir a las mujeres que salgan en minifalda.
“Como si nosotras al usar una minifalda estamos pidiendo que nos violen. Usamos ese término porque a todas nos llaman putas, todas somos putas y como puta yo voy a defenderme y no voy a dejar que me estén diciendo cosas por más puta que sea, no tienen porque agredirme”, secundó la joven.
El contingente, algo pintoresco, acaparó la atención de paseantes. En sus miradas había algo de morbo, pudor y escándalo, principalmente en las generaciones de ancianos, de hombres y mujeres que iban saliendo de misa, y que cubrían a sus hijos.
Demasiado para las buenas conciencias en un fin de semana, primero los ciclistas desnudos que pasearon el sábado por la mañana, la marcha gay de la tarde y ahora esto.
“¡La Iglesia reprueba las minifaldas, pero tolera a los pederastas!”, gritaron al pasar frente a la Catedral Metropolitana.
Las mujeres reprocharon a la Iglesia católica su visión que ayuda a perpetuar, entre otras instituciones, la responsabilidad femenina en la violencia sexual.
En el kiosco de Plaza de Armas, las manifestantes leyeron un manifiesto y compartieron experiencias de agresiones.
“¡Basta! Yo decido sobre mi cuerpo y ‘no’ significa ‘no’. Si me pongo medias de red y tacones de aguja, ‘no’ significa ‘no’. Si la apertura de mi falda sube hasta mi muslo, ‘no’ significa ‘no’. Si en cualquier momento decido no consumar el acto sexual, ‘no’ significa ‘no’”, gritó Marina Flores, una de las organizadoras.
Se dijo que en Jalisco los asesinatos en contra de mujeres van al alza y el Instituto Jalisciense de las Mujeres (IJM) no es un factor de ayuda, más bien colabora en la violencia de género al permitir que se siga empleando la figura de “víctima propiciatoria”, que permite justificar la violencia sexual bajo el argumento de que el agredido o agredida lo propició.

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