jueves, 18 de agosto de 2011

Cavernicolitas con calidad de exportación



Jairo Calixto Albarrán

Somos tan generosos los mexicanos que, luego de haber logrado la autosuficiencia en materia de hiperviolencia, la exportamos al mundo.
Están Los Zetas, pero también este compatriota ultracatólico, José Pérez Bautista, que tuvo la sana idea de planear un atentado para disuadir a quienes, desde su perturbado punto de vista, pretendían impedir la llegada de Benedicto XVI a España, ofuscados por su resentimiento social y su laicismo. Los fundamentalistas no suelen ser criaturas muy informadas, pero alguien tenía que haberle dicho al muchacho que las críticas no eran precisamente contra el hombre fuerte del Vaticano, sino contra el gobierno de Zapatero, que se gasta una fortuna en ese evento, en medio de la crisis política y económica de mucha hostia.
Este mexicano se une a la larga lista de compatriotas que nos enorgullecen junto con aquel que se meó en la llama eterna del Soldado Desconocido, y el grandioso Robertico Limonta Madrazo, el rey de los atajos en el Maratón de Berlín.
Claro que también habría que explicarle a los indignados españoles, que para los hijos de Huitzilopochtli, esto de gastar a lo buey es una bonita tradición, no únicamente porque sólo hemos vivido bajo el descobijo de las crisis, sino porque para cualquier régimen lo más lógico es tirar la casa por la ventana a la menor provocación. Ahí tenemos la Estela de Luz del señoritingo Lujambio, ese monumento a la austeridad republicana, con cuyos costos se podría comprar Texas nada más recuperar algo del orgullo perdido, o contratar a Messi para que haga mancuerna con El Chicharito en la selección nacional.
Lo que llama la atención de este malogrado terrorista tricolor es que su discurso homofóbico y fanático religioso, que haría palidecer a los de Provida, parece inspirado en la ultraconservadora aspirante a la candidatura presidencial republicana, Michel Bachman. La hoy gobernadora de Minnesota y hermana secreta diabólica de Sarah Palin, ha dicho maravillas como que “la vida homosexual es triste y propia de Satán”.
Como quiera que sea, aunque dispongamos de ese material humano ultraviolento y cavernicolita con calidad de exportación, deberíamos de administrarlo de mejor manera. Mejor exportar personajes con más estilo y glamour como el vocero urbi et orbi en seguridad, Poiré que no Poirot, para que vaya por el mundo propagando su tesis más venerable: que son tales los beneficios económicos logrados por la presente administración calderónica, que se ha incrementado el consumo de cocaína gracias a que la capacidad adquisitiva se ha elevado.
Igual y nos salen con que todo esto es obra y gracia de La Mano con Ojos, que hoy es el ajojolí oficial de todos los complós.

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