miércoles, 28 de septiembre de 2011

QUÉ CAROS NOS SALEN

 Federico González Alfaro

Todos los que por algún motivo conocen las embajadas de México en Europa no me dejarán mentir. Nuestros embajadores se dan la vida de príncipes en el extranjero. Les voy a hablar de tres embajadas que realmente conozco, la de Inglaterra, la de Italia y la de España.

Hace años, fui amablemente invitado por el agregado militar para el Reino Unido e Irlanda, el General Raúl Eguiarte a pasar unos días con él y su familia en Londres. Mi anfitrión y su familia fueron muy amables con su servidor, lejos de llevar una vida de derroche como el resto de sus compañeros civiles, el agregado militar y su familia vivían de forma modesta. Aprovechó la oportunidad de vivir en Europa para ahorrar, se comportó dignamente, como todo un militar que en verdad ama a su país y lo que menos desea es dañar su imagen con un derroche de recursos. Se desplazaban en metro o en bicicleta, lejos de los lujosos autos de sus compañeros civiles.
El único que vivía en la “mansión” de la embajada de México en Londres eran el embajador y su familia, el resto del cuerpo diplomático vivían de acuerdo a su nivel de presunción. La embajada de México en Londres está en un barrio muy exclusivo, a dos cuadras de la calle más cara de Europa la Oxford Street. Varias embajadas se encuentran en la misma zona, pero ninguna tiene las dimensiones de la mexicana, la gran mayoría son modestas, incluso, las embajadas de los países árabes petroleros. La mexicana es una mansión de no menos de cuatro pisos que da de esquina a esquina. En la parte más modesta de la embajada se encuentra la agregaduría militar, en la esquina más suntuosa, la “mansión” del embajador.
Estando en Italia, tuve que ir a la embajada de México en Italia por un encargo del agregado de Inglaterra con el agregado militar en Italia. Llegué a Roma un martes, el miércoles era un día festivo en Italia, por lo que supuse que la embajada estaría cerrada ese día. Hice todo lo que tenía planeado en Roma el martes y el miércoles, dirigiéndome a la embajada el jueves muy temprano, salía a Grecia en unas horas. La embajada de México en Roma está al igual que el resto de embajadas en una zona muy exclusiva. Unos amigos italianos me hicieron el favor de llevarme a mi embajada. En tono de broma les comenté que de seguro la mansión más suntuosa de la zona sería mi embajada, estos soltaron una sonora carcajada (sabían que estaba en lo cierto). Cuando llegamos, lo confirme, era un verdadero palacio y los diplomáticos mexicanos habían hecho “puente”, se tomaron unas vacaciones de toda la semana.
No saben el coraje que me dio su irresponsabilidad, cambiaron completamente mi agenda, tuve que irme de Italia y regresar la semana siguiente sólo para cumplir con mi encargo. La agregaduría militar está en el tercer piso de esta mansión, no necesitaba más de cinco minutos, sin embargo tuve que regresar forzosamente a Roma.
En España, nuestra embajada está muy próxima al Paseo de la Castellana, una calle histórica de Madrid. Su servidor tiene la costumbre de leer El Universal, este diario retomó una nota de Radio y Televisión Española, los invito a seguirla. En ella, aparecen nuestro embajador y su familia dándose una verdadera vida de príncipes.
Es en verdad indignante, nuestro país no tiene nada que presumir, somos millones de mexicanos los que sufrimos de inseguridad, que vivimos en una terrible crisis económica y política. Es indignante el derroche de recursos de las embajadas de México en Europa. Lejos de sentirnos orgullosos de semejantes mansiones, deberíamos exigirles su retorno inmediato y meterlos a la cárcel por malversación de recursos públicos. Pobre de México con estos embajadores con ínfulas de principitos.

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