jueves, 6 de octubre de 2011

HOY HABLARE…

Por nuestros hijos…

Por Lic. Oscar Alejandro González Avilés


Hola que tal; sin duda el futuro de nuestro país son los jóvenes, pero que triste e indignante es enteramos que cada vez y con mayor frecuencia es mayor el número de jóvenes enrolados en la delincuencia, y desgraciadamente los hay, hasta niños.


Basta con analizar algún noticiero, periódico o algún otro medio de información, para darse cuenta que este fenómeno social, el de la delincuencia juvenil, va creciendo día a día.


Le aseguro que más de alguna vez, todo padre, se ha imaginado a su hijo ya mayor: de grande será doctor, arquitecto, ingeniero, abogado, carpintero, herrero, pintor, etc. en fin;
cuando nuestros hijos son pequeños los padres los imaginamos desempeñando un sin número de profesiones u oficios, con el cual se ganen la vida dignamente, y sobre todo, siendo útiles a la sociedad en la que vivimos. Simplemente, no me imagino que haya algún padre que piense lo contrario. Estoy seguro que nuestros padres hicieron lo mismo respecto a nosotros; un padre jamás se imagina que su hijo se convierta en un delincuente.


Entonces ¿qué pasó?... ¿Qué hicimos ó dejamos de hacer?, para llegar al punto en el que cada vez y con mayor frecuencia nos enteramos de que jóvenes, incluso niños, se han integrado o han formado parte de grupos delictivos; esto es preocupante, porque parte del futuro de nuestro país: los jóvenes, ya han sido presa de la delincuencia.


Las causas de este fenómeno, el de la delincuencia juvenil, entre tantas otras son: la falta de afecto; la falta de oportunidades; la falta de espacios educativos; el desempleo; la pobreza en la que crecen y se desarrollan; la falta de valores; la indiferencia y hasta la complicidad, por omisión, de padres de familia y autoridades competentes.


El sentir que a nadie le importa lo que hagan con su vida, el no sentirse útil y querido, es lo que, poco a poco, ha logrado arrastrar a la juventud a la vida delincuencial, ya sea en una pandilla, en una “ganga” o en un cartel, donde encuentran lo que a ellos les hace falta, tal vez, la atención, el cariño, la amistad, ó simplemente sentirse parte de un grupo.
Sobre la “guerra contra la delincuencia” en varias ocasiones he dicho que me parece estúpida, ya que carece de estrategia. Esta “guerra” no fue planeada en Los Pinos sino en Washington y, al igual que en 1968, tiene como fin formar grupos de choque, incluso hasta paramilitares, que promuevan la violencia y el miedo entre la población. Lo mismo ha pasado en otros países, por ejemplo en Chile cuando Augusto Pinochet logro derrocar a Salvador Allende (1973); o en Cuba cuando nuestros vecinos del norte intentaron invadir la isla caribeña (1961).
Si a nuestros vecinos les preocupara tanto erradicar la elaboración, el tráfico y el consumo de drogas, nos ayudarían a constituir mas escuelas, mas empleos dignos y a implementar programas sociales y educativos con el fin de alejar a los jóvenes de la delincuencia, en vez de introducir a nuestro país armas, al por mayor, como lo hicieron con el famoso operativo “rápido y furioso”.
Hoy, en varios estados de la Unión Americana, son vigentes leyes racistas y discriminatorias, solo comparables con las que la Alemania Nazi aplico en contra del pueblo Judío, contrarias a los derechos civiles y a la democracia que tanto pregonan. Esas leyes tienen como fin ahuyentar y expulsar a emigrantes que solo buscan una mejor calidad de vida.
El intervencionismo norteamericano en Latinoamérica ha logrado, en todos estos años, imponer en el poder a grupos que velan por sus intereses (como el petróleo), y esta política norteamericana ha privando a los pueblos latinoamericanos vivir en una verdadera democracia, obstaculizando, en todo momento, el desarrollo político, económico y social de la región.
La solución, a este problema social (la delincuencia juvenil), no es matando o desapareciendo a nuestros jóvenes, como ocurrió en el 68 y como pasa hoy en día. Me opongo a la violencia, porque cuando parece causar el bien éste sólo es temporal, y en cambio, el mal que causa es permanente.


Es triste ver que para muchos jóvenes el ejemplo a seguir no esta en su casa, sino en la calle… Creo que la solución es que cada uno de nosotros asuma su responsabilidad. Los padres de familia no debemos olvidar que somos el pilar principal de la educación de nuestros hijos, por eso debemos procurar ser un buen ejemplo para ellos, educarlos e inculcarles valores, como el respeto, la tolerancia, la dignidad, la honestidad, la amistad, la responsabilidad, la bondad, la solidaridad, la ayuda mutua, la honradez, etc. En todo momento, los padres de familia, debemos tener presente, que somos los únicos responsables de los triunfos y fracasos de nuestros hijos.


Las escuelas, lo digo con profundo respeto hacia los maestros, deben ser centros de aprendizaje, no guarderías donde se entretengan a nuestros hijos. Los padres de familia debemos de entender que el maestro es tan solo un auxiliar en la formación académica de nuestros hijos, no el responsable de su educación.


Y el Estado debe de asumir su responsabilidad y hacer su labor ante el fenómeno de la delincuencia juvenil, ya no podemos hacernos de la vista gorda, y asumir que el tiempo solucionara el problema. Cada uno de nosotros, padres de familia, maestros y autoridades correspondientes, debemos ser conscientes de la importancia que tiene este momento para comenzar a construir un mejor futuro para nuestros hijos, y asumir nuestra responsabilidad, ejerciendo el rol que nos corresponde para logar que nuestros hijos, el futuro de nuestro país, no caigan en las redes de la delincuencia.


Los líderes sindicales, en materia educativa, deberían procurar que sea mayor y mejor la calidad educativa que se imparte en las aulas de nuestro país, en vez de “vender” sus servicios “electorales” como vil “cabareteras”.


El Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación (SNTE) y el gobierno en turno nos han quedado a deber. No han hecho su labor. Se la han pasado pagándose “favores” y alabándose unos a otros. Se han convertido en cómplices de esta tragedia nacional.


Tómelo en cuenta a la hora de acudir a las urnas, de nada sirve anular o dejar en blanco la boleta electoral, mejor reflexione su voto.


El cambio que nuestro país necesita debe de comenzar en nuestros hogares; de corazón le invito a que comencemos, el día de hoy, a formar hombres y mujeres de bien, que se sientan orgullosos de ser miembros de esta sociedad y que, sobre todo, anhelen servir a su país.
Y si, aun así, usted decide no hacer nada por el futuro de nuestro país… no se preocupe, lo más seguro es que no pase nada… como hasta ahora.
Por hoy me despido, lo invito a que reflexione este tema y recuerde que estoy a sus órdenes en Jurídico González, Tel. 33 10 621 459, 391 917 0252 y a través del correo electrónico: oscarglez7@hotmail.com
Gracias.


EL VERDADERO GRITO por Atotovive

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