lunes, 10 de octubre de 2011

Necesitamos otro México.

Sin soslayar que el Fuero es ya anacrónico, pues la Libertad de Expresión es ya un hecho para quienes tenemos el espacio y el valor de ejercerla.  Ya que es condición inamovible el previamente ser libre para poder profesar el oficio de periodista.

Aunque ciertamente que todos los días la Libertad de Expresión está en riesgo.  Como lo prueban los compañeros caídos en el cumplimiento;  y por supuesto el nefasto Gobernador de Veracruz, los twiteros a los que encarceló y su nueva Ley que limita expresarse libremente hasta en Internet.
Pero toda vez que el Fuero fue originalmente instituido para que los legisladores pudieran expresar lo que a sus intereses conviniera sin que se ejerciera acción judicial en contra de ellos.
No es ocioso el recalcar, que para la Ley no debería de haber distingos (mexicanos con fuero y mexicanos sin fuero); y a sabiendas de que de nada serviría que se les retirara el fuero a los legisladores, pues éstos se han constituido en una auténtica mafia que se tapan entre ellos y castigan a los disidentes.
Como a la diputada perredista María Dina Herrera que se atrevió a pensar por ella misma con respecto a la reelección; o al diputado priísta Ricardo Ahued, que votó en contra del aumento al IVA (por poner solo dos ejemplos de los muchos que hay)
Si lo que pretenden con su reelección es hacernos creer a los ciudadanos que así se “premiaría o se castigaría” a los “representantes”; pues entonces que se les quite el fuero y que se apruebe la revocación de mandato; y ya está.
Basta de show.  Esto que vivimos es una burda simulación de Democracia; pues una “democracia de pobres” es francamente patética.
Las “elecciones” son la pantalla de una burla monumental que nos ha llevado a la ruina, moral, social y económica.  Por no decir que hemos caído en una oligarquía humillante.
Si el sistema capitalista es ya obsoleto, por no llamarlo criminal, y hay que cambiarlo por otro sistema de gobierno.  ¿Qué decir de la Democracia que nunca ha existido? (cuando menos en nuestro México) y que ya debe de ser sustituida por un Consejo de Ancianos que remplace a los jovencitos inexpertos y arrogantes (ejemplos sobran) que bajo el tutelaje de sus mayores (en años y mañas) están arribando al Poder.
Lo que dijo el Presidente de la Cámara Baja, Emilio Chuayfet, de que “la Constitución debiera cumplirse, pero que de facto no se puede”.  Hace claro que todo es una chanza de muy mal gusto; que no vivimos en un Estado de Derecho, y que, antes de que lo balcanicen, necesitamos otro México.
Un nuevo México que, entre otras muchas cosas, la primera de ellas sea que se respete la laicidad del Estado y que las mujeres sean libres, en el más amplio sentido de la palabra.
Aunque lo mismo y si se respetara la Constitución, retirándole tantas reformas que se le han hecho, podríamos tener el México que la mayoría queremos.

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