domingo, 13 de noviembre de 2011

Márquez por poco tira el teatro

Eduardo R. Avilés
@LALO_AVILES
2011-11-13
Las apuestas dejaban entrever lo que pensaba el aficionado del pleito de ayer en Las Vegas. 10 - 1 se mantenía arriba Pacquiao, sobre un ‘pobre’ Márquez que no tenía aspiraciones para lograr el triunfo y el título mundial. El mote de víctima le quedaba perfecto al capitalino, por el peso, la edad y el talento, pues se decía que Pacquiao no era el mismo de hace tres años, y mucho menos el de hace siete, según Roach y Ariza.


Ya teníamos preparado el discurso para criticar a Manny. Es decir, pensábamos que el tagalo había aceptado la trilogía porque pensaba que tenía todo listo para vencer a Márquez por un margen amplio y convenciendo a los escépticos de que las dos peleas anteriores, fueron tan sólo dos cotejos cerrados, y que esta era la clara.

Nada de lo comentado ocurrió. Márquez salió a ganar, como lo prometió. Lo dijo en las emisiones del ‘24/7’, de HBO, “soy un deportista al que no le gusta perder”, y con ese mismo ímpetu, salió ayer, para darle una lección a Manny Pacquiao, supuestamente el mejor peleador libra por libra.

El último gran acertijo para el filipino, había sido justamente Juan Manuel Márquez, en 2008. Una decisión dividida, discutida, rechazada, polémica y olvidada; terminó por darle el triunfo a Pacquiao, que en ese momento se coronaría monarca superpluma.

El mexicano, con todo y las expectativas creadas, llegó a Las Vegas con mente de ganador. Quien va a Las Vegas, debe ir con la convicción de ganar, de no irse en blanco. Gran lema tomado por Juan Manuel, lo no previsto es que aunque esa ciudad no tiene fama de bárbara, al azteca antes lo habían atracado; en los años de 1999, 2004 y 2008, por lo que tendría que ir preparado.

Ahora bien, la gran pregunta antes de que iniciara el pleito, ¿qué pasaría si el ‘Dinamita’ vence al ‘Pacman’? Obviamente lo que un aficionado contesta es: se cae la mega pelea contra Floyd Mayweather. ¡Es ahí donde está el problema!

Vámonos al combate. Márquez inició bien, al igual que Manny. Ambos boxearon inteligentemente, cuidando sus intereses: no ser noqueado y controlar las acciones, respectivamente. Ambos iniciaron con el respeto mutuo que se le muestra a un rival de antaño que te conoce a la perfección, y así como conoce tus debilidades, conoce de sobra tus ventajas.

Según mi tarjeta, yo declaro una victoria para el mexicano. Lo vi así, y se acepta cualquier tipo de sugerencia. Creo que pudo haber sido aún más abultado el resultado, ya que en algunos asaltos, le puse adelante signos de interrogación, principalmente en los dos primeros rounds, que se los di a Pacquiao, con algunas dudas.

Mi tarjeta, no oficial, fue la siguiente: 115-113 a favor de Juan Manuel Márquez. Es claro que el capitalino conectó los golpes más potentes, utilizó mejor sus combinaciones, y no permitió que el filipino lo conectara, a sabiendas de que tiene un mentón frágil, y es verdad, una recuperación excepcional, pero de poco sirve, si una caída te afecta seriamente en las puntuaciones.

Terminó la pelea, con la cabeza fría medité, y vi la cara de ambos púgiles. Mientras de un lado vi a un convencido boxeador vitoreando la que posiblemente era la victoria de su vida, del otro lado, vi a un tipo con la cara decaída y el ánimo por los suelos.

Escuché atentamente las tarjetas, observé la cara del ‘Dinamita’ y su equipo al oír una tarjeta igualada, vi el ánimo cuando en las otras dos hubo una diferencia. Esperaba el anuncio de Michael Buffer proclamando “and new (y nuevo)”, pero de pronto, oigo que nombran al asiático como ganador, con una tarjeta grotesca de 116-112, una grosería, una bofetada.

Arum y Varcálcer, se acercan a Márquez, platican con él, mientras el peleador agacha la mirada en forma de repudio y tristeza. En las declaraciones se aprecia que Juan Manuel está triste, decepcionado y sin ánimo de continuar con una carrera exitosa.

Mientras tanto, Pacquiao se nota insatisfecho con el triunfo, aunque según él, cree que ganó de manera clara. Los medios de comunicación no le aplauden y se va, pide no más cuestionamientos.

Si ganaba Márquez, se cae el negocio de Pacquiao, Mayweather, Top Rank y Arum. Creo que todos saben que si se monta el combate, cada púgil se llevaría arriba de los 100 millones de dólares, eso es asegurado. Así que, esto sigue siendo negocio.

Márquez se lleva el reconocimiento y apoyo total de la gente. “¡Olé, olé, olé, olé, Márquez, Márquez!”, “¡Sí se pudo, sí se pudo!”, “Ay, ay, ay, ay, canta y no llores, porque cantando se alegran, cielito lindo, los corazones!”. Estos fueron los ´canticos de ayer, igual o más estruendosos que los que le dedican a Ricky Hatton en sus presentaciones con el “Walking in a Hatton wonderland”.

¿Realmente le conviene a Márquez la revancha? Debe ser obligatoria, pero el dolor del mexicano es grande. El negocio del Demonio.

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