jueves, 17 de mayo de 2012

La revolución secreta de Donna Summer (*Requiem para una Dama)

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*agregado por Atotovive

Love to love you baby

Escrito por Autor Invitado el 17 mayo 2012 a las 3:00 pm en Arte y Cultura, Entretenimiento

Orlando Blanco/Masturbación Musical


Generalmente, cuando se habla de duplas que cambiaron el curso de la historia de la música, suele pensarse en binomios como Lennon y McCarthney o Jagger y Richards, pero muy pocas veces se menciona aquel conformado por el productor italiano Giorgio Moroder y la cantante estadounidense, Donna Summer.


Es 1976 y LaDonna Andrea Grimes, quien nació en la noche de año nuevo de 1948 en Boston, ya convertida en Donna Summer consigue colarse en una de las sesiones de grabación de los Blood, Sweat, and Tears: Pete Bellote y Giorgio Moroder. Era el momento, uno de esos que suelen darse en la historia de la música. Moroder escuchó cantar a Summer, se enamoró de su voz, descubrió a su musa y juntos se dedicaron a revolucionar la música disco para que ésta, en un futuro, revolucionara a otros géneros.

El rock y el blues suelen tener la mayor atención en cuanto a revoluciones dentro de la música se refiere. El disco, un género tan demeritado en su momento por haber quitado del trono a los dioses de la guitarra y la batería, ha requerido de un reconocimiento alternativo por amantes y conocedores de la música. Basta recordar la Disco Demolition Night, en la que la intolerancia llevó a 90 mil personas a, en un suceso similar a lo que los nazis hicieron con los libros, quemar miles de álbums de música disco. Probablemente en aquella noche de julio nadie pensó que, cinco años antes, Donna Summer y Giorgio Moroder renovarían el curso de la historia precisamente con este género.

La magia comienza con la erótica voz de la Summers, venida directamente de los coros de la iglesia, diciendo que ama amarnos. Era una Marilyn Monroe afroamericana cantando disco, con un toque de soul y un orgasmo (en realidad 23, según la BBC) de casi 17 minutos: Love to love you.

Muchos años antes de Madonna, la Summer ya simulaba orgasmos en sus canciones. Y así como por una de sus canciones, la chica material se ganaría un apodo con el que años después batallaría por deshacerse, Love to love you hizo que la disquera y la gente comenzara a reconocer a Summer como la “Primera Dama del Amor”, un concepto demasiado sexual y carnal para la fe que en un futuro abrazaría.

Al hacernos el amor durante casi 20 minutos, Donna Summer se catapultó a la fama.

Pero eso era sólo el comienzo. La auténtica revolución vino dos años después, cuando Donna decidió sentir amor. Posiblemente, quien mejor describa esto es David Bowie, quien alguna vez declaró: “Un día en Berlín…[Brian] Eno vino corriendo y me dijo ‘he escuchado el sonido del futuro’…puso entonces I Feel Love de Donna Summer y dijo ‘aquí está (…). Este es el sencillo que va a cambiar la música bailable de los próximos quince años’ y de alguna manera, así fue”.


I Feel Love

Hasta antes de I Feel Love, la música disco solía hacerse con orquestas de fondo, fue justo Moroder quien decidió mezclar esto con la electrónica y generar una base sintetizada (que ha sido replicada de forma infinita por diversos artistas) como el hipnótico fondo de una canción que podía ser eterna, un loop sin fin. Si a esto le sumamos el mantra de Summer, quien caía en el éxtasis de su propia invención, entonces tenemos a uno de los temas base para futuros géneros como el house, el techno, el electro y, básicamente, buena parte de la electrónica bailable que se hizo de los ochenta en adelante.

Es curioso que a pesar de haber creado un éxtasis disco electrónico, para Summer I Feel love siempre fue una canción superficial comparada con el resto de su repertorio.

Pero la innovación no se queda ahí. Si escuchamos o vemos las versiones en vivo de I Feel Love nos daremos cuenta que, si Moroder se había encargado de meter a la electrónica en escena, Summer se encargó de incluir al soul, convirtiendo las presentaciones de esta canción en un evento que combinaba la hipnótica base electrónica de Moroder, con una orquesta disco y con coros casi gospel. En pocas palabras, I feel love se convertía en una especie de misa en la que la Summer llevaba al público a un éxtasis único.


Last Dance

Y como buena diva, Summer no se conformó con reunir a la gente indicada para armar su propia revolución. Last Dance, un tema que ahora resulta nostalgia pura, le valdría un Grammy y un Óscar a mejor canción original, pese a una mala pero icónica película como Thank God it’s Friday.


Hot Stuff

Pero la revolución de Summer no acabaría ahí, justo antes de que terminara la década, Giorgio Moroder y Pete Bellote se encargarían de, una vez más, mezclar géneros para crear algo completamente diferente ¿El resultado? Hot Stuff, un tema donde lo impensable se combinaba: el rock y el disco. Casi como si fuese el himno que intentara neutralizar aquella infame quema de discos. Con esto, Donna Summer consiguió otra cosa que nadie más había logrado: convertirse en la primera mujer afroamericana en llevarse un Grammy a Mejor Intérprete Femenina de Rock.


Tampoco habría que olvidar a Donna Summer, la excelente cantautora, que no sólo sabía hablar de orgasmos en canciones. Para muestra Bad Girls, canción inspirada en un oficial de policía que confundió a una de las asistentes de Summer con una prostituta. Summer decidió escribir un himno disco en el que dejaba claro quién estaba al mando. Y no sólo eso, armó todo un concept album en torno a la prostitución.


She works hard for the money

Los ochenta, que se encargaron de destruir a muchos artistas de la década anterior, estuvieron a punto de consumir a Summer, sin embargo, recordando sus orígenes en la clase media hizo otro himno: She works hard for the money. Summer miraba ahora hacia el pop, y de paso, dejaba atrás a la disquera que la había convertido en la Reina Disco y en la Primera Dama del Amor, al mismo tiempo que dejaba a Moroder y se acercaba al productor del momento: Quincy Jones (la mente maestra detrás del Thriller de Michael Jackson).

El punto de ruptura, sin embargo, vino con el cisma entre la reina de un género y sus seguidores: a mediados de los años 80, Summer, convertida de nuevo al cristianismo tras la voraz sensualidad que encarnó durante los 70, supuestamente dijo que el SIDA era un castigo de Dios por el estilo de vida inmoral que llevaba la comunidad gay. Un comentario nada afortunado viniendo de la Reina del Disco cuyos súbditos eran, en su mayoría, gays. Y un comentario que Summer misma negaría haber dicho, provocando demandas entre la cantante y los medios que habían publicado esto.

Sin embargo, el daño ya estaba hecho: cientos de discos fueron devueltos a la discográfica por fans molestos que se habían sentido ofendidos ante los supuestos comentarios de la Summer. Lamentablemente, a partir de aquí ya nada sería igual.

Durante los siguientes álbums, las discográficas intentarían combinar a Summer con distintos productores que la traerían éxitos menores, pero ninguno la revolución musical que lograría al lado de Moroder. De hecho, el éxito volvería momentáneamente con una colaboración, precisamente, con el italiano: Carry on.

A pesar de que Summer ya no gozaba del éxito de décadas pasadas, la revolución ya estaba hecha y, por lo tanto, el legado. En 2004, ella, Moroder, Bellotte y el himno I Feel Love, fueron inducidos en el Salón de la Fama del Dance.

Fue en 2008 que la Reina Disco regresaría con Crayons, su primer material original en 17 años que contenía la acertada canción The Queen is Back. Tan estaba de vuelta la reina, que desde 2010 estaba preparando su siguiente disco.

En años recientes, Summer había sido diagnosticada con cáncer de mama, asunto que decidió mantener en privado y, en lugar de hacer pública su enfermedad, la reina decidió seguir de gira y preparando su nuevo disco. Lo poco que dijo sobre su enfermedad lo declaró a ABC, diciendo: “Voy a patear esta pelota lo más lejos que pueda y, esperemos, logre sacarla del estadio”.

El día de hoy, lamentablemente, Summer perdió la batalla contra el cáncer. Tenía 63 años. Posiblemente enfermedades como ésta acaben con el cuerpo, pero ningún cáncer podrá llevarse nunca a la musa que inspiró a la revolución que haría que el disco incorporara la electrónica y llegase a buenos términos con el rock; y pese a la enfermedad, la semilla ya estaba sembrada, y surgieron el techno, el house y muchos otros. Ya lo hemos dicho: las musas nunca mueren, y así como I Feel Love es la canción para el éxtasis infinito, la influencia de Summer en la historia de la música jamás tendrá fin.

Al igual que su enfermedad, Donna decidió que su revolución fuera secreta, posiblemente tanto, que ni siquiera ella sabía lo que había conseguido.

Tomado de Homozapping

1 comentario:

  1. La verdad este artículo es excelente, y los videos musicales supremos, agregue Bad Girls y The Queens is Back, subanle al sonido y prendan el sub-boffer

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