12 de agosto de 2013
Por Gustavo Godínez
twitter: @escupeletras
fuente: escupeletras
El petróleo es la base y motor de la
economía mundial, la clave para la independencia, pero también para el dominio
de las naciones. México cuenta con importantes yacimientos petroleros que le
han permitido sostener su presupuesto por años e implementar proyectos de
desarrollo, pero que también lo han convertido en el objeto del deseo de
potencias mundiales y corporaciones transnacionales.
El nuevo gobierno del presidente
Enrique Peña Nieto ha abierto el debate sobre la conveniencia de aceptar
inversión privada en Petróleos Mexicanos (Pemex). En su visita al Reino Unido en
junio pasado, manifestó ante la comunidad internacional su intención de abrir
la paraestatal más importante del país al capital privado. El 12 de agosto
confirmó su ánimo al presentar su iniciativa Reforma Energética. Las reacciones
a favor y en contra no se hicieron esperar.
Peña Nieto busca convencer a los
mexicanos de que abrir Pemex al dinero privado de empresas extranjeras es
absolutamente necesario y lo mejor para el país, pero el punto de inflexión
donde se derrumba este discurso oficial es que México sí cuenta con los
recursos propios para fortalecer su industria petrolera sin la necesidad de
recurrir al dinero privado. El control de la enorme riqueza que subyace en el
suelo y aguas mexicanas es el centro de la discusión. La soberanía nacional está
en juego, la defensa del petróleo es ahora.
De las entrañas de México
para los mexicanos
En México, el petróleo es un recurso
natural no renovable propiedad de la nación, es decir, de todos los mexicanos,
así lo señala el artículo 27:
“Corresponde a la nación
el dominio directo de todos los recursos naturales de la plataforma
continental... los combustibles minerales sólidos; el petróleo...
Tratándose del petróleo y
de los carburos de hidrógeno sólidos, líquidos o gaseosos o de minerales
radioactivos, no se otorgarán concesiones ni contratos, ni subsistirán los que,
en su caso, se hayan otorgado y la nación llevará a cabo la explotación de esos
productos, en los términos que señale la ley reglamentaria respectiva...
El dominio de la nación es
inalienable e imprescriptible y la explotación, el uso o el aprovechamiento de
los recursos de que se trata”.-
Artículo 27 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
El espíritu de esta líneas fue
impulsado desde 1938 por el presidente Lázaro Cárdenas, cuando expropió el
petróleo del país [1] y expulsó a las
compañías extranjeras que se volvían millonarias con el crudo extraído en
México mientras el país entero veía como la riqueza de su subsuelo iba a parar
a los bolsillos de unos cuantos empresarios estadounidenses. Posteriormente, en
la modificación de la Ley Reglamentaria del artículo 27 Constitucional en el
Ramo del Petróleo realizada en 1958 se estableció que todas las actividades de
la industria petrolera sólo podían ser desarrolladas por Pemex. Así fueron
eliminados los contratados con particulares. Después, en la reforma
constitucional del 20 de enero de
1960 se eliminó explícitamente la
utilización de contratos en la explotación de hidrocarburos para que el Estado
pudiera tener la totalidad de las ganancias petroleras. Estas reformas fueron
aplaudidas por el propio Cárdenas
La expropiación petrolera fue uno de
los logros más importantes que se derivaron de la Revolución Mexicana. El
artículo 27 conserva la esencia y empuje de la Constitución de 1917, donde se
estableció que todas las riquezas naturales del territorio mexicano son
propiedad de todos los mexicanos –no del Estado, al cual se le concede
únicamente el papel de administrador de la riqueza– y ningún particular podría
lucrar de manera individual o en camarilla de un bien natural que es propiedad
de toda la sociedad mexicana en su conjunto. El agua, la tierra y sus
minerales, el aire, el espacio aéreo y, desde 1938, el petróleo son de todos
los mexicanos.
Imposible pensar en modificar o
revertir esta ley que se basa en el más fundamental derecho de todos de
explotar para el bien general lo que la naturaleza ofrece.
¿Es coherente que se otorgue la
posibilidad legal de tener un lucro individual o en pequeños grupos del aire
que todos respiran? No. Así debe verse al petróleo.
La pieza clave de la
soberanía
El petróleo es la pieza clave para la
sustentabilidad de México. Es un recurso imprescindible para la soberanía del país.
Su importancia es medular porque garantiza no sólo la independencia en el
sector energético, también porque es la base de la economía nacional. Sin
petróleo no hay país.
La renta petrolera hace posible el
desarrollo. Escuelas, hospitales, carreteras y demás infraestructura pública;
los proyectos para el desarrollo del campo y la industria se sustentan con la
ganancia que ofrece la venta interna y la exportación del petróleo.
Con todo y la corrupción y el
abandono que carga a cuestas, Pemex genera casi el 40 por ciento del
presupuesto total del país, 38 centavos de cada peso del gasto público de la
federación vienen directamente de la paraestatal. Por sí sola abona
aproximadamente el 5% del Producto Interno Bruto (PIB) nacional. En 2012, Pemex
generó más de 125 mil millones de dólares en ingresos [2].
Pemex es la empresa número uno de
México en ingresos. La suma de los ingresos de las primeras cinco empresas de
la Bolsa Mexicana de Valores, América Móvil, Walmart, Femsa, CEMEX y ALFA,
apenas igualan al ingreso de Pemex, pero a diferencia de estas cinco compañías
privadas, donde el dinero va a parar a manos de sus dueños, la ganancias de
Pemex pertenecen a todos los mexicanos.
El desgaste de 30 años de
saqueo y abandono
En los últimos 30 años, Pemex ha sido
saqueado con vileza y hundido en el más abyecto abandono. Ha enfrentado un
proceso de destrucción paulatina a la vista de todos y que ha sido encabezado
por el propio gobierno mexicano. Una corrupción enquistada, saqueo masivo,
pésima administración, pocas actualizaciones de sus sistemas, falta de
mantenimiento y adquisición de nueva tecnología e infraestructura,
especialmente en las áreas de exploración y refinación, han sido una constante
en las últimas tres décadas.
Desde 1982, los gobiernos federales
han aplicado una política constante para debilitar a Pemex bajo las reglas del
neoliberalismo. Se ha reducido la creación de cuadros técnicos de empleados
mexicanos (que entregaron resultados positivos por décadas), por lo que ha
crecido la dependencia de contratación de estudios integrales en el extranjero.
Poco a poco se han vendido los equipos de perforación, se disminuyeron las
cuadrillas de exploración y se ha priorizado la contratación de servicios con
compañías extranjeras. Se han desmantelado las industrias nacionales y se prefiere
la importación de los equipos que antes se compraban a empresas mexicanas [3].
En más de 35 años no se ha construido
una sola refinería en el país. Esa es la razón por la que México exporta
petróleo, pero se ve obligado a importar gasolina. Parte importante de las
ganancias de la venta del crudo se pierden en la compra de productos refinados
que no se producen en el país simplemente porque no se ha reinvertido en el
sector. Siendo un gran país exportador de petróleo, vergonzosamente tiene que importar
gasolina.
Más del 49% de la gasolina que se
consume en el país es importada. De 1993 a 2012, México gastó casi 36 mil
millones de dólares para importar gasolina y más de 28 mil millones de dólares
para importar gas natural. En contraste, hubiera costado 2 mil millones de
dólares construir 4 refinerías energéticas que evitarían la importación de
destilados y de mil 600 millones de pies cúbicos diarios de gas natural.
Otro ejemplo de la mala
administración de Pemex: por una inexplicable decisión del gobierno federal,
desde el 2003 las refinerías del país trabajan entre un 67 y 80% de su
capacidad. De ese año a la fecha, el país habría tenido ingresos extra por más
de 655 millones de dólares anuales si Pemex hubiese trabajado a toda su
capacidad. Simplemente con el dinero que se perdió en 2003 porque las
refinerías no trabajaban al 100% se habría construido una nueva refinería [4].
Si las refinerías del país trabajaran
al 100% de su capacidad, se reduciría el volumen de importación de productos
procesados para consumo interno del 41.2% al 23% [5],
esto, sin considerar que trabajando al máximo de capacidad (o al menos al 90%,
punto óptimo de producción a nivel internacional) se conseguirían los recursos
para construir más plantas refinadoras, por lo que la dependencia de
importación de combustibles refinados se eliminaría totalmente en pocos años.
Todas las compañías petroleras del
mundo procuran operar sus refinerías al máximo de su capacidad si cuentan con
la materia prima y el mercado suficiente. Pemex es la única que teniendo
suficiente materia prima (crudo exportable) y suficiente mercado (importación o
maquila de crudo e internación de productos al país), no aprovecha la totalidad
de su capacidad de refinación. ¿Por qué esta decisión tan errada?
Pemex podría satisfacer el 100% de la
demanda nacional de combustibles si ampliara su capacidad de refinación, así se
dejaría de importar gas y gasolina y habría suficiente crudo para vender al
extranjero. Para la construcción de refinerías energéticas se requieren 510.7
millones de dólares para cada una de las cuatro necesarias, es decir mil 532.2
millones de dólares, incluidos tres trenes, adicionalmente se requieren 887.3
millones de dólares para una refinería energética-petroquímica, lo que da un
total de 2 mil 419.6 millones de dólares. Los recursos necesarios pueden
financiarse sin inversión extra, sólo con los ingresos adicionales que se
obtendrían al dejar de suboperar las refinerías existentes y trabajar al 100%
de capacidad [6]. Además cada refinería nueva puede
recuperar su inversión en tan sólo cuatro años.
El gobierno mexicano ha alegado que
la refinación no es tan importante como la extracción, porque la venta de crudo
genera un mayor margen de ganancia, pero se les olvida que la refinación es
parte de la cadena productiva petrolera y punto medular para la independencia
energética al eliminar las importaciones de combustibles, lo que conlleva el
ahorro de miles de millones de dólares anuales. Mientras que Japón, que extrae
menos de 132 mil barriles de petróleo por día, cuenta con 31 refinerías;
México, con una producción diaria mayor a 2.5 millones de barriles diarios,
sólo cuenta con seis refinerías [7]. En más de 80
años, los gobiernos del PRI y el PAN sólo han sido capaces de construir seis
plantas refinadoras.
Mientras que en Venezuela se pueden
comprar más de 40 litros de gasolina con menos del equivalente a 10 pesos
mexicanos, en nuestro país tan sólo un litro de gasolina ya ronda los 12 pesos.
Expertos en el tema petrolero como
José Felipe Ocampo Torrea, ingeniero químico por la UNAM que laboró 32 años en
Pemex y fue subdirector de Tecnologías de Refinación y Petroquímica en el
Instituto Mexicano del Petróleo [8]; y Esteban
Garaiz Izarra, miembro del Comité Ciudadano que organizó la consulta sobre la
Reforma Energética en 2008 [9]; han insistido que
la inversión privada en Pemex es inconveniente para el país e innecesaria
económicamente, pues Pemex es capaz de generar los recursos para fortalecer su
infraestructura y dejar de importar gasolinas. Ambos coinciden en que el mismo
gobierno mexicano ha sumergido a la paraestatal en un esquema de subproducción
y ha bloqueado la reinversión con recursos propios, por lo que la importación
de productos refinados se ha disparado y la empresa se ha estancado.
Durante los últimos 15 años se ha
perdido la oportunidad de aprovechar la ganancia que se generó con los precios
históricos del petróleo por no contar con la infraestructura suficiente para
refinar los combustibles de consumo interno y tener siempre la necesidad de
importar a empresas estadounidenses a un sobreprecio.
Si se contara con las refinerías
suficientes se generaría empleo y se lograría una independencia energética al
ahorrar en la importación de combustible, pero los gobiernos mexicanos han
tenido una corta visión y han cedido a la presión de las organizaciones
internacionales que privilegian a las grandes empresas sobre la soberanía de
las naciones y el bien de sus pueblos.
Llama la atención la dilación de la
refinería Bicentenario [10]. Uno de los proyectos
insignia de la administración de Felipe Calderón y el primer gran proyecto de
Pemex en tres décadas está prácticamente en el olvido.
Cuando Miguel Ángel Osorio Chong era
gobernador de Hidalgo (2005-2011) fue el más férreo competidor por la sede de la
nueva planta. En 2009 Pemex abrió la competencia entre los estados de Veracruz,
Guanajuato e Hidalgo por ganar el asiento para la nueva refinería. Ese año, el
mandatario estatal solicitó un endeudamiento por mil 500 millones de pesos para
la entidad con el objetivo de comprar los terrenos donde se instalaría la
planta a ejidatarios de la zona Tula-Tepeji. Después de un largo y tortuoso
proceso de selección entre varios polígonos de los tres estados, Pemex eligió
al predio adquirido en Hidalgo para ser la sede de la refinería por
considerarlo el más viable, pero el proyecto ha tenido una serie de retrasos
que en su momento el mismo Osorio Chong echó en cara airadamente y en repetidas
ocasiones a la administración calderonista [11].
Hoy, como secretario de Gobernación,
Osorio Chong no se ha pronunciado sobre el proyecto. El presidente Enrique Peña
Nieto ha hablado muy poco, casi nada, sobre la refinería Bicentenario. Pemex
inste que el proyecto va en tiempo y forma, pero en el predio elegido no hay
señales de avance. Una refinería puede entrar en operación a los cinco años de
haberse tomado la decisión de construirla (en ese lapso se puede terminar sin
problemas la planificación y construcción), sin embargo, a casi cuatro años de
la entrega oficial del terreno a la paraestatal por parte del gobierno
hidalguense, la construcción ni siquiera ha iniciado. La Bicentenario, que se
manejó en un principio como un plan prioritario, hoy está paralizada. ¿Por qué
detener un proyecto que se consideraba urgente?
Ocampo Torrea ha señalado también
irregularidades en el sector eléctrico que han provocado despilfarro e
ineficiencia que repercuten en el sector petrolero. Dijo que en 2004 las
plantas termoeléctricas se encontraban subutilizadas, operando sólo al 53% de
su capacidad, a pesar de que el uso de combustóleo produce energía eléctrica
más barata que el gas natural en ciclo combinado. Tan sólo en el año 2004 se
pudieron ahorrar, con el uso de combustóleo, 255 millones de dólares sin
inversión. Consideró que las reformas a las leyes reglamentarias del
artículo 27, han resultado en la destrucción de la industria petroquímica y
propiciado una peligrosa dependencia al gas natural importado para la
generación eléctrica.
En 2008, la doctora en geología María
Fernanda Campa Uranga, experta en el tema petrolero, denunció la terrible
corrupción, abandono y desmantelamiento que el gobierno mexicano ha ejercido
sobre Pemex. Durante los foros de discusión organizados por el Senado de la
República con motivo de la Reforma Energética presentada por el presidente
Felipe Calderón Hinojosa, Campa habló fuerte y ‘sin pelos en la lengua’ frente
a los legisladores.
“La exploración perforatoria ha sido
desmembrada silenciosamente en Pemex desde hace 30 años, lapso durante el cual
se canceló la perforación por administración directa hasta llegar a los
ilegales contratos de servicios múltiples vigentes promovidos por Calderón y
sus socios en la Secretaría de Energía... Pemex ha sido desmembrado y
convertido en un mostrador de administración de contratos a particulares vacío
de proyectos exploratorios propios” [12], acusó la
geóloga.
“Uno se entera de la pobreza de la
exploración en los últimos lustros... nos preguntamos desde cuándo se abandonó
la tecnología y metodología propia que fue tan eficiente antes del
desmantelamiento de Pemex”, refirió.
Alertó que durante el sexenio de
Felipe Calderón ya se habían entregado contratos ilegales a empresas
extranjeras: “en la memoria de labores de marzo de 2008 se habla por ejemplo de
un número indeterminado de ‘convenios no comerciales’ de colaboración con seis
empresas petroleras trasnacionales, tres de los cuales se firmaron en julio del
2007 con British Petroleum y una con la Chevron para explorar aguas profundas
del Golfo de México, quiero decir que nosotros estamos debatiendo aquí pero el
gobierno ya está otorgando contratos anticonstitucionales e ilegales y parece
que a nadie le importa”.
Entonces, Campa también denunció la
red de corrupción y las argucias legales que los gobiernos del PAN aplicaron
para entregar contratos inconstitucionales a empresas privadas en la
explotación de combustibles. Recordó que desde el 2006, la reforma a la Ley
Minera otorgó al Servicio Geológico Mexicano (SGM) las asignaciones de fondos
mineros para buscar gas con el objetivo de darle vuelta a Pemex y al artículo
27 en cuestión de hidrocarburos.
Acusó a Adrián Lajous Vargas, ex
director de Pemex; y a Francisco Barnés Castro, ex director del Instituto
Mexicano del Petróleo, de tener intereses personales para impulsar la
privatización y así favorecer a empresas trasnacionales en las que tienen
inversiones. Detalló que Lajous Vargas es funcionario y accionista de la
empresa transnacional Schlumberger y que Barnés Castro es asesor de Dupont.
Acotó que la empresa Comesa, filial de Pemex, trabajaba con Schlumberger en una
proporción 60-40% de inversión para perforación, pero que ha recibido valiosos
contratos sin la licitación pública de ley y que muchos de ellos no tuvieron
éxito, como el caso de Chicontepec, que representó grandes pérdidas para Pemex.
El acto más reciente de desmantelamiento de Pemex ocurrió apenas el 30 de julio de este 2013, con la desincorporación del complejo petroquímico Pajaritos, en Veracruz, para la empresa Mixchem [13], propiedad de Antonio del Valle Ruiz, quien fuera expulsado de la banca con las estatización de los 80, pero que posteriormente hiciera fortunas millonarias desde los 90 gracias a las condiciones que el Estado mexicano ha propiciado para la extracción de minerales a las empresas privadas. Con ventas superiores a 70 mil millones de pesos y presencia en más de 30 países [14], Mexichem ahora tiene la oportunidad de monopolizar la producción de etileno, ácido muriático, ácido clorhídrico y, lo más lucrativo, cloruro de vinilo, un compuesto utilizado en la fabricación de PVC. A pesar de que el gobierno federal había insistido en que “no se venderá un tornillo” de Pemex, Del Valle ya cuenta con el 60% de las acciones y de la capacidad de decisión sobre cualquier acción del complejo [15].
En Pemex, la corrupción ha sido la
moneda de cambio por décadas. Sus altos funcionarios y líderes sindicales han
hecho de la paraestatal su fuente de fortunas millonarias, robando con toda
impunidad la riqueza que genera la empresa.
Casos de corrupción sobran. Ahí está
el famoso Pemexgate [16], en el que
mil 100 millones de pesos de fondos provenientes del Sindicato de Trabajadores
Petroleros de la República Mexicana (STPRM) fueron indiscriminadamente
utilizados para apoyar la campaña presidencial del priista Francisco Labastida
Ochoa en 2000. En este caso, el actual senador por el PRI y líder del STPRM,
Carlos Romero Deschamps, jugó un papel clave en los desvíos, pero nunca se
ejerció acción penal alguna en su contra, por el contrario, su partido lo
premió con una curul vía plurinominal en la Cámara Alta para el periodo
2012-2018.
Pero el Pemexgate sólo
es uno de los desfalcos que ha protagonizado Romero Deschamps, se ha
documentado que el líder petrolero ha estado involucrado en al menos una docena
de casos de corrupción que se han traducido en desvíos que se estiman en más de
100 millones de dólares [17].
El dirigente petrolero es conocido
por llevar una vida de excesos que simplemente no puede ser pagada con su
ingreso oficial. Los autos de lujo y sus mansiones son su sello. Sus hijos viven
como reyes: en 2013 fueron puestos al descubierto los numerosos viajes al
extranjero que su hija Paulina realizaba en aviones privados, visitando lugares
de Europa y Asia [18].
También se reveló que su hijo José
Carlos Romero posee un Ferrari Enzo (con un costo de 2 millones de dólares) y
un Lamborghini Aventador (con un costo de 508 mil dólares, unos 6.2 millones de
pesos) que estaciona en sus dos departamentos en Miami con un costo de 7.5
millones de dólares [19]
Otros de los casos de corrupción más
sonados es el de los contratos de transportación que el fallecido ex secretario
de Gobernación durante el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa, Juan Camilo
Muriño, otorgó en adjudicación directa para beneficiar a su empresa familiar
con base en España [20].
Estos episodios son sólo la punta de
un iceberg inmenso, de lo poco que sale a la luz pública. Pemex sufre una red
de corrupción interna que se traduce en pérdidas y desvíos simplemente
incuantificables, pero que se cifran en miles de millones de pesos que deberían
ser invertidos en el desarrollo de la empresa o en la mejora del nivel de vida
de la población, pero que terminan en los bolsillos de altos funcionarios,
empresarios y líderes charros.
Los partidarios de la apertura de
Pemex a empresas particulares hablan mucho de “modernización” y de
“participación de capital privado”, pero muy pocas veces hablan de limpiar la
corrupción al interior de la paraestatal, mejorar su administración y rediseñar
los esquemas de inversión propia. Es posible consolidar a Pemex como una
empresa pública eficiente sin la ayuda de capital privado. No es que Pemex no
genere ganancias, al contrario; el problema es que no se ha administrado
eficientemente, se ha sofocado, desmantelado y se ha privilegiado la entrega de
contratos y desincorporaciones a manos privadas.
Un disfraz para la
privatización
El gobierno de Enrique Peña Nieto y
la mayoría de los medios de comunicación en México usan una estrategia discursiva
para disfrazar la intención de privatizar Pemex con el objetivo de que su
propuesta sea bien vista por el grueso de la sociedad.
Los partidarios de la apertura de la
paraestatal al capital privado usan eufemismos como “modernización”,
“competitividad”, “actualización” o “contratación”, pero en el momento en que
dinero privado es inyectado a las actividades de una paraestatal se convierte
en privatización, aunque sea parcial, y así debe llamársele.
Niegan una y otra vez que se trate de
una privatización, evaden el término y prefieren el uso de frases de
justificación como “hacer más eficiente a la empresa”, “en busca del progreso”,
“dejar a un lado esquemas del pasado” o “romper viejos paradigmas”, pero la
intención es clara: modificar la Constitución para abrir Pemex a las manos
privadas del extranjero.
En sus declaraciones navegan entre la
vaguedad y la indefinición para ocultar lo obvio: los inversionistas siempre
tendrán una ganancia directa de la empresa donde depositaron su inversión y no
se van a conformar con poco.
“Debemos explorar los mecanismos que
hagan posible ampliar la capacidad productiva de Pemex a través de la
participación del sector privado”, dijo Peña Nieto durante su visita al Reino
Unido en junio de este 2013. Parece como si hubiera ido al extranjero sólo para
avisar que estuvieran preparados y que la privatización se daría pronto.
“Aquí quiero dejarlo claramente
señalado y subrayado: no se trata de privatizar. Algunos han creído que la
participación del sector privado es privatizar. Al contrario. Una y otra vez he
insistido y he declarado: el Estado seguirá siendo propietario, dueño de los
hidrocarburos del país, dueño del petróleo, pero necesitamos ampliar su
capacidad”, expresó el mandatario en el último día de su gira en Londres [21].
El 12 de agosto de 2013, el
presidente Enrique Peña Nieto confirmó su ánimo privatizador y presentó su
propuesta de Reforma Energética [22], cuyo
objetivo principal es la modificación del artículo 27 Constitucional para
eliminar la restricción incorporada en 1960, que impide al Estado la
utilización de contratos con empresas privadas en sus actividades petroleras.
Ahí está la clave.
La modificación propuesta por Peña y
el PRI abriría la puerta para imponer los llamados “Contratos de utilidad
compartida”, que celebraría el Gobierno de la República con Pemex y/o
particulares, para exploración y extracción, así como los llamados “Permisos”
del gobierno de la República con Pemex y particulares para la refinación,
petroquímica, transporte y almacenamiento [23].
Al presentar su iniciativa, Enrique
Peña argumentó que el texto presentado rescataba “palabra por palabra” las
reformas realizadas por Lázaro Cárdenas en 1938 y 1940, donde originalmente no
se prohibía la celebración de contratos con particulares. Sin embargo, la
posibilidad de contratos se cerró con la reforma de 1960, modelo nacional que
funcionó con éxito hasta que en la era neoliberal se comenzó a desmantelar a
Pemex. Escudado en un falso cardenismo, el presidente Peña busca convencer al
pueblo mexicano que regresar a la era de las compañías privadas extranjeras
para explotar el petróleo es lo mejor para el país. Promete ampliar las
utilidades de la paraestatal y bajar el costo de los combustibles al interior
del país, pero no presenta cifras, estadísticas o detalles sobre los términos
en los que se celebrarían los contratos con las empresas privadas.
La iniciativa peñista utiliza un
juego retórico de doble filo: promete conservar la propiedad y rectoría del
petróleo para el Estado, pero le da manga ancha para celebrar todo tipo de
contratos con particulares en la exploración, extracción, refinación,
petroquímica, transporte y almacenamiento sin ninguna restricción.
Si bien en la reforma propuesta se
establece que el Estado sigue siendo dueño del petróleo y prohíbe las
concesiones, abre el paso a los “contratos de utilidad compartida” y “permisos
de gobierno”, que se concederían a particulares a través de la Ley Reglamentaria.
En el párrafo sexto de la reforma al artículo 27 constitucional se propone:
“… Tratándose del petróleo
y de los carburos de hidrógeno sólidos, líquidos
o gaseosos no se expedirán
concesiones y la Ley Reglamentaria respectiva
determinará la forma en
que la Nación llevará a cabo las explotaciones de
esos productos...”.
En otras palabras, se elimina la
restricción y se prepara el terreno para los contratos destinados a las
empresas privadas.
¿De qué sirve que se establezca que
la propiedad del petróleo seguirá en manos del Estado si se otorga una buena
parte de las ganancias a empresas privadas?
Desde el mismo día de la presentación
de la reforma peñista, expertos alertaron sobre sus riesgos. La idea central de
los contratos de utilidad compartida es que Pemex podrá fungir como socio en la
extracción de petróleo, por ejemplo, o sólo como contratante de un servicio a
empresas privadas. Las utilidades del proyecto se repartirán entre todos, según
la doctora Miriam Grunstein, especialista en temas energéticos y catedrática
del Centro de Investigación y Docencia Económicas AC (CIDE) [24].
El porcentaje de la división de
utilidades dependerá del contrato que se firme y sucederá “pagando a la empresa
contratada la recuperación de costos y un porcentaje de las utilidades
generadas por la venta del crudo”, dijo la especialista.
A pesar de lo expuesto por Peña
Nieto, la investigadora del CIDE aseguró que sí se compartirá la renta
petrolera, ya que las utilidades se reparten entre el Estado y el contratista y
usualmente para que el trato sea rentable para las empresas privadas se les
permite comprar o absorber parte de la producción.
El peligro de estos contratos es
enorme, pues la renta petrolera podría perderse ante la voracidad de las
empresas privadas. Es indiscutible que las compañías que aportarían el capital
de inversión en Pemex querrán forzosamente una ganancia directa de la renta
petrolera, eso es privatizar, aunque quieran disfrazarlo de mil maneras. Las
empresas privadas tendrían jugosos dividendos sobre un recurso que no les
pertenece, que es público, de todos los mexicanos.
La mentira detrás
de las transnacionales
Existe una idea que juega un papel
fundamental en el convencimiento de la apertura de Pemex al sector privado:
‘México no es capaz de fortalecer su industria petrolera por sí mismo, no tiene
los recursos, y por eso debe recurrir a empresas privadas extranjeras’.
Mentira.
El país sí cuenta el dinero necesario
para que Pemex se fortalezca y adquiera la tecnología más avanzada, para
mejorar su infraestructura, para dejar de importar gasolina y abaratar su
precio al interior del país, para incrementar su capacidad de exploración,
extracción, refinación y exportación, todo ello sin recurrir a la inversión
privada.
Los gobiernos del PRI y el PAN han
desgastado a Pemex para tratar de convencer a la sociedad de que es una empresa
que ya no funciona, que se le está perdiendo y que es mejor deshacerse de ella.
Esa ha sido la idea básica de los gobiernos de Salinas, Zedillo, Fox, Calderón
y ahora Peña.
El gobierno federal usa un doble
discurso: mientras que al interior del país se bombardea a la
sociedad con noticias y declaraciones alegando que la empresa se ha convertido
en un problema y que ya genera pérdidas [25], a
las compañías privadas que serían potenciales inversionistas se les muestra una
empresa con un enorme potencial de crecimiento económico y altamente
eficiente [26].
Es falso que Pemex no genere
ganancias o sea una empresa ineficiente: hoy la paraestatal está entre las 6
empresas petroleras más rentables del mundo, con ingresos por más de 125 mil
millones de dólares anuales. Petróleos Mexicanos es la empresa número 34 del
mundo, la 13 de América, la 2 de Latinoamérica y la 1 de México en ingresos.
Aun con su enorme carga fiscal, el saqueo y el abandono que sufre, la
paraestatal compite en rentabilidad y eficiencia con Exxon, Royal Dutch Shell,
Statoil, British Petroleum, Chevron y Petrobras. Es la primera empresa
petrolera en el mundo en margen antes de impuestos, la primera en margen de
operación y la segunda en margen bruto [27].
Durante el año pasado, Pemex se ubicó
como una de las empresas petroleras con los costos de exploración y producción
más competitivos de la industria a nivel global. Los costos de producción de
Pemex en 2012 se ubicaron en alrededor de 6.12 dólares por barril, por debajo
de lo que invierten muchas empresas privadas y públicas en el mundo como Total
(6.57 dólares), Statoil (7.19), Exxon (9.45), Conoco (9.70), British Petroleum
(10.08), Eni (10.86), Shell (11.0), Petrobras (12.89) y Chevron (13.98 dólares
por barril). Los costos de exploración y desarrollo se ubicaron en 16.13
dólares por barril, contra los 18.71 dólares de la italiana Eni, la privada
estadunidense Chevron (21.47) y la estatal noruega Statoil, con 27.99 dólares
por barril [28].
Tan sólo en el primer semestre del
2013, Pemex registró un superávit de 10 mil 349 millones de dólares, en flujo
de efectivo, en su balanza comercial de petróleo crudo, petrolíferos,
petroquímicos y gas natural [29].
Resulta plausible que la paraestatal
pueda arrojar tan buenas cifras aun con la carga de tantas problemáticas e
irregularidades en su operación. La buena noticia es que todas estas
problemáticas pueden solucionarse con ajustes presupuestales, planes de
reinversión y saneamiento de la empresa, sin la necesidad de recurrir a la
iniciativa privada.
Pemex está sometido a un peso fiscal
que no le permite invertir en la mejora de sus sistemas y en la exploración de
nuevos yacimientos. La paraestatal paga el 67.4% de sus ventas totales en
impuestos [30]. Es la tasa más alta del mundo. Ni
siquiera los países que han logrado un gran desarrollo como producto de su
renta petrolera imponen una carga fiscal tan elevada a su empresa nacional de
petróleo. Venezuela tiene un impuesto petrolero del 39.9%, Noruega del 19% y
Colombia del 11%. Una equilibrada redefinición de la carga fiscal de Pemex le
permitiría disponer de mayores recursos para fortalecerse por sí misma sin
desestabilizar el presupuesto nacional.
México debe acabar con los
privilegios fiscales de las grandes empresas para redistribuir la riqueza y
reasignar recursos a todos los sectores, especialmente al petrolero para
multiplicar la renta.
Mientras la Secretaría de Hacienda y
Crédito Público (SHCP) cobra a Pemex un alto porcentaje de impuestos, ha
devuelto la exorbitante cantidad de un billón 641 mil 400 millones de pesos de
impuestos a un reducido grupo de grandes empresas privadas en el periodo
2000-2011 [31]. Con esa colosal e impresionante
cifra pudieron haberse construido, por ejemplo, 111 refinerías, aunque sólo se
necesiten de cuatro a seis.
En 2007, las 22 grandes firmas que
operan en el país obtuvieron ingresos por más de un billón 600 mil millones de
pesos, pero sólo destinaron el 4.4% a impuestos gracias a las facilidades que
ofrece Hacienda. En 2012, mientras que la petrolera mexicana pagó 67.4% de sus
ingresos en impuestos, América Móvil, de Carlos Slim Helú, pagó 6%; Fomento
Económico Mexicano, 3.3% y Walmart de México, 2.3 por ciento [32].
Unos de los casos más recientes de
condonaciones multimillonarias por parte de Hacienda ocurrió con Televisa,
empresa a la que perdonó el cobro de 3 mil 334 millones de pesos de adeudo de
un crédito fiscal [33]. La televisora de Emilio
Azcárraga Jean utilizó un recurso legal que le permitió solicitar un préstamo
millonario para luego no devolverlo. Sangró al erario miles de millones sólo
porque la ley lo permite.
Estos son sólo algunos de los casos
en los que las grandes empresas se salen con la suya y se embolsan miles de
millones en evasión de impuestos porque las leyes fiscales así lo toleran. Urge
cambiar ese esquema.
Hacienda prefiere la
exportación de crudo porque recibe de manera directa el dinero de las ventas de
Pemex. La SHCP usa de manera discrecional no sólo los recursos presupuestados
de las ventas de crudo, también los excedentes petroleros que casi siempre se
producen. Los excedentes son uno de los recursos que se pueden utilizar para el
fortalecimiento del sector petrolero. Por ejemplo, si la Cámara de Diputados
calcula en el presupuesto anual un precio a la baja de 70 dólares por barril,
pero en la realidad se vende en 80 dólares en promedio, habría diez dólares de
excedente por barril. En este escenario (aunque conservador, porque el precio
actual del barril asciende en promedio a 100 dólares), con la venta de 2.5
millones de barriles diarios se generarían aproximadamente 25 millones de dólares
diarios, casi 10 mil millones de dólares anuales, de excedente que no estaban
contemplados en el presupuesto, por lo que una parte se podría destinar a la
reinversión en el sector sin desestabilizar el gasto público.
El país cuenta con más de
163 mil millones de dólares en las reservas del Banco de México [34], cantidad mayor a la reserva con la que
cuentan hoy muchas potencias mundiales, incluyendo a Estados Unidos. Parte de
ese dinero puede utilizarse para fortalecer a Pemex sin poner en riesgo la
economía nacional y sin desfondar la reserva.
Como ya se refirió, es
necesaria una limpieza profunda de la corrupción al interior de la paraestatal,
es incuantificable el dinero perdido por los desfalcos, pero se puede medir en
miles de millones de pesos que deben de quedarse para la mejora de la empresa o
la inversión pública.
Si se siguen estas
estrategias se podría financiar sin problemas el fortalecimiento de la
infraestructura y así aumentar notablemente la capacidad de exploración,
extracción y refinación sin recurrir a la inversión privada. Y si la renta
petrolera aumenta, es posible que el costo al público de las gasolinas
disminuya al interior del país. Con un aumento de la renta petrolera también se
podrían disponer de más recursos para el presupuesto nacional. Dinero hay, sólo
hay que saber invertirlo.
Pemex estima que se
requieren 120 mil millones de dólares para producir un millón de barriles
diarios de petróleo en aguas profundas del Golfo de México en los siguientes 15
años [35]. Esta cantidad, aunque enorme, es menor
a la suma de los impuestos perdonados por Hacienda durante los dos sexenios
panistas a las grandes empresas privadas que operan en México. Además, la
cantidad estimada para llevar a cabo tal extracción profunda pudiera ser mucho
menor porque está calculada tomando en cuenta los criterios especulativos de
EU.
Otro de los mitos
recurrentes es que Pemex no tiene experiencia en aguas profundas, lo cual es
falso. Desde 2004 se han excavado al menos seis pozos en aguas profundas del
Golfo De México con honduras de entre 500 y mil metros, pero ninguno de ellos
ha sido desarrollado, por lo que en ninguno había producción hasta 2008 [36]. ¿Por qué detener proyectos extractivos
que tienen reservas comprobadas como producto de una exitosa excavación en
aguas profundas?
Es cierto que México no
cuenta con la tecnología para poner a Pemex a la vanguardia en todos sus
sectores, pero para ello se podría solicitar una transferencia de tecnología a
un costo relativamente bajo sin abrir la paraestatal al capital privado y
conservando el 100% del control del petróleo.
El mapa mundial: no van
por Pemex, van por el petróleo
La discusión sobre la
aceptación de recursos privados en Pemex no sólo debe de verse desde un
contexto local, también desde el panorama internacional. El tablero de juego es
el mundo. Más que estar interesados en Pemex como empresa, las corporativos
extranjeros tienen la mira puesta el control del petróleo mexicano. Como
recurso estratégico, el petróleo juega un papel protagónico para sostener el
poderío de las empresas transnacionales y las grandes potencias mundiales.
En 2007, Pemex produjo 3.1
millones de barriles diarios. Durante el primer mes del 2013, obtuvo de sus
campos terrestres y marinos un promedio de producción de petróleo crudo de 2
millones 562 mil barriles por día, volumen 1.6% mayor al obtenido en enero de
2012 [37]. Es decir, en la actualidad la
paraestatal es capaz de producir sin problemas entre 2.5 y 3 millones de
barriles de petróleo crudo al día.
Pemex es el cuarto
productor de crudo en el mundo y está evaluada como la décimo primer compañía
integrada a nivel mundial. Es la empresa petrolera número 13 en el mundo en
reservas de crudo y la 14 en ingresos anuales, una posición privilegiada
considerando que hay más de 200 empresas petroleras en el mundo y el crecimiento
orgánico de la empresa. También ostenta el tercer puesto en importaciones a EU [38].
Pemex ha estimado que de
un total de 54 mil millones de barriles de petróleo crudo equivalente de
recursos prospectivos (potenciales) que tiene el país, el 55% o cerca de 30 mil
millones de barriles de crudo equivalente, se localizan en aguas profundas [39].
Ése es el enorme valor que
tiene el petróleo mexicano. Cifras impactantes que vuelven a Pemex un claro
objetivo de las potencias extranjeras y las compañías transnacionales.
Hay que enfatizar que la
valía del oro negro mexicano podría ser aún mucho mayor si se descubren nuevos
yacimientos. Además, las reservas comprobadas aumentarán su valor en unos
cuantos lustros, cuando comience a escasear el recurso a nivel mundial [40]. Error mayúsculo sería dejar que manos
privadas se apoderen de esta gran riqueza cuyo valor tiende al alza por su
inminente situación de escasez internacional. Entregar hoy el control del
petróleo a compañías privadas sería vender muy barato un recurso que será muy
caro en un futuro cercano.
Para su transporte y producción
industrial diaria internos, México consume en promedio 1.9 millones de barriles
de petróleo al día, mientras que Estados Unidos necesita de más de 20 millones
de barriles diarios para sostenerse [41]. Pemex le
vende a EU más de un millón de barriles diarios [42].
Nuestros vecinos del norte han
multiplicado exponencialmente su necesidad energética en las últimas décadas,
hoy consumen más de una cuarta parte de todo el petróleo del mundo. De 1999 a
2002, EU quintuplicó su consumo de petróleo hasta llegar a 22 millones de
barriles diarios, de los cuales necesita importar más de 12 millones. Además,
se estima que sus reservas petroleras tienen una vida menor a 15 años, por lo
que es prioritario para ellos expandir el control del petróleo fuera de sus
fronteras [43].
Para el 2025 se calcula que EU
consuma 30 millones de barriles diarios, para lo cual tendrá que importar más
de 20 millones de barriles; su dependencia del petróleo importado pasará del
55% al 70% [44].
¿Quién depende más del petróleo para
mantener su ritmo de vida y desarrollo? EU y otros países desarrollados en
Europa necesitan todo el petróleo que puedan conseguir y la privatización es el
camino para arrebatárselo a países como México, donde la intervención bélica
sería inaceptable por la comunidad internacional. La estrategia es apoderarse
del petróleo “por las buenas”, a través de reformas constitucionales que suelen
ser paulatinas, pero igualmente depredadoras.
El gobierno estadounidense,
organizaciones como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI),
la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) y las
grandes petroleras como Shell, Chevron, Texaco y Exxon, quieren que Pemex se abra
a la inversión privada en lugar de que se fortalezca con recursos propios
porque quieren tomar el control y la ganancia del petróleo crudo del país.
Desde que el presidente Lázaro
Cárdenas expropió el petróleo en 1938, las transnacionales han luchado para
volverse a apoderar de él de una u otra forma. Una modificación al artículo 27
representaría una contrarreforma, un retroceso en la soberanía nacional.
¿México necesita incrementar su
producción de petróleo? Habría que detenerse a analizar diversas variables
antes de dar una respuesta. Construyendo las plantas necesarias para refinar
los combustibles dentro el país, México no necesitaría producir más petróleo
del que actualmente produce para su consumo interno, pues con los 2.5 millones
de barriles que actualmente se extraen al día se podría satisfacer la demanda
interna de 1.9 millones de barriles diarios y le sobraría aún para exportar.
El aumento de la producción petrolera
en México sólo tiene sentido si su objetivo es incrementar la importación de
crudo para elevar la renta. Pero antes de optar por un aumento desmedido de la
producción hay que tomar en cuenta que se trata de un recurso no renovable, por
lo tanto es imprescindible manejarlo de forma racional y limitada.
No se debe perder de vista que el
país tiene dos razones muy importantes por las que le conviene racionalizar su
producción de petróleo. La primera razón es ecológica y económica. Siendo el
petróleo un agente altamente contaminante que interviene en el efecto
invernadero que provoca el calentamiento global, se debe de reducir su impacto
con la generación de energías limpias y renovables. Si México desarrolla una
transición energética reduciría su consumo interno de petróleo, por lo que se
necesitaría de menos barriles por día, se haría menos daño al ambiente y habría
más crudo disponible para exportar.
La segunda razón por la que al país
le conviene racionalizar su producción de petróleo es económica y geopolítica.
México puede aprovechar la inminente escasez de petróleo que vivirá el mundo en
unos lustros si no sobreexplota sus yacimientos. El petróleo incrementará aún
más su precio en los años por venir y México puede ser de las últimas naciones
que cuenten con el recurso. Eso colocaría al país en una posición privilegiada
en el plano internacional.
A futuro, mediante una política de
racionalización, se podría lograr un sano equilibrio que permita un aumento
controlado de la producción para elevar la renta sin sobreexplotar
yacimientos.
México exporta menos barriles que
hace 9 años, pero recibe más dinero. En 2004 se exportaron casi 1.9 millones de
barriles diarios, contra 1.1 de 2013. La venta de crudo a EU pasó de 1.5
millones de barriles diarios a 950 mil barriles diarios. A pesar de esta
disminución en el número de barriles exportados, Pemex recibió 21 mil 258
millones de dólares en 2004 y 46 mil 788 millones de dólares en 2012 por
exportación de crudo. Incrementar la producción de Pemex no es una prioridad de
México, es una necesidad urgente de EU.
María Fernanda Campa también acusó en
2008 que “la producción petrolera impuesta a Pemex no tiene nada que ver con
las necesidades de México, sino con las de Estados Unidos”.
“El petróleo prospectivo, o sea las
reservas potenciales es estratégico, es declaradamente de seguridad nacional
norteamericana, pero los gobiernos de México, en los últimos 30 años han sido
voceros y representantes de esos intereses y no de los más de 100 millones de
mexicanos que somos los dueños del subsuelo y sus riquezas”, señaló la geóloga.
“Las reservas probables de Pemex se
estiman hoy en día en con base a los lineamientos emitidos por la Security of
Exchange Commission de los EU, las reservas probables y posibles están
alineadas a las definiciones emitidas por la Society of Petroleum Engineers y
la American Association of Petroleum Geologists desde Houston, Texas, ¿y las asociaciones
mexicanas de ingenieros petroleros e ingenieros geólogos qué opinamos? que a lo
largo de este periodo que menciono (35 años) esa política de uso perverso de
Pemex se está agotando, pero la reforma de Calderón y sus socios insiste
tercamente en continuarla a pesar del fracaso de sus resultados en la
actualidad. Se ha demostrado que los montos de reservas estimadas depende de
los métodos utilizados para calcularlas y en este terreno también existe un
comercio artificial o especulativo, de tal manera que pasamos del método
mexicano coherentemente aplicado hasta fines de los años 70, a la estimación de
los bancos norteamericanos a en los años 80. Durante este lapso suben y bajan
las reservas en miles de millones de barriles... el índice de producción y reserva
en años es solamente un indicador para acelerar la producción o no, pero ahora
se está usando para asustar a los mexicanos por la ignorancia. Simplemente con
elevar la perforación de pozos de exploración sustancialmente, Pemex elevaría
sus reservas sin lugar a dudas, pero las empresas transnacionales, con el apoyo
de sus gobiernos, quieren los contratos de perforación, producción y
distribución en sus manos con el propósito de dotar al insaciable mercado
norteamericano y europeo”, argumentó Campa.
Durante los gobiernos de Fox y
Calderón se manejó también la idea de privatizar Pemex, el segundo presentó en
2008 una propuesta de Reforma Energética muy similar a la ahora planteada por
el gobierno priista, pero durante el calderonato el PRI se opuso a cualquier
modificación constitucional que privatizara a la paraestatal. ¿Por qué ahora
Peña Nieto están tan apurado en privatizar? Tal vez porque ahora el PRI está en
el gobierno y se llevaría una jugosa ganancia en el remate del petróleo al
extranjero.
Con una eventual apertura de Pemex al
dinero extranjero se abriría también la oportunidad al control del oro negro
por parte de las grandes corporaciones internacionales. Aunque Peña Nieto
insiste en que en su propuesta el Estado conservaría la rectoría y posesión del
petróleo, de cualquier forma las empresas participantes se llevarían jugosas
ganancias del crudo del subsuelo mexicano, además, esta reforma podría ser la
primera de otras que vayan más lejos y que tienen como meta final arrebatar a
México el control de su petróleo.
Se corre un alto riesgo de que el
Estado mexicano pierda el control de la administración y explotación económica
del petróleo una vez extraído. Las empresas privadas podrían exportar el
petróleo mexicano o instalar refinerías dentro del territorio mexicano,
trayendo competencia desleal al interior del país y una merma sustancial en las
ganancias de la paraestatal, lo que tendría un impacto directo en el
presupuesto nacional, tumbando los proyectos de desarrollo.
Ante una eventual privatización del
petróleo, ya sea parcial o total, el país ya no dispondría de la totalidad de
la renta petrolera, por lo que el vacío dejado en las finanzas públicas
provocaría un efecto catastrófico para la economía nacional. La única manera en
la que se podría llenar ese vacío de manera inmediata sería a través de una
importante alza en los impuestos. No es coincidencia que de la mano de la
Reforma Energética venga la Reforma Hacendaria, donde se prevé un fuerte
aumento del IVA y su generalización a alimentos y medicinas, política sumamente
regresiva que sólo afectaría a los más pobres.
México va en dirección contraria a la
tendencia de otros países a estatizar su petróleo. A diferencia de países como
Rusia, Noruega, Argentina y Venezuela, que han entendido la importancia
estratégica del petróleo para su soberanía [45],
parece que en México hay una urgencia por parte de su gobierno para meter a
empresas extranjeras en su petróleo con el gran riesgo de perder su
independencia energética y económica.
El espejismo de la
privatización
Otra de las ideas que se buscan
implantar entre la sociedad es que el servicio y el redimiendo de una empresa
mejora cuando pasa de ser estatal a privada. La experiencia en México nos dice
lo contrario.
Desde el sexenio de Miguel de la
Madrid Hurtado la política económica en México ha tenido un profundo perfil
neoliberal, en la que se dan todas las garantías a los grandes empresarios y se
deja desprotegida a la gran mayoría de la población ante los abusos de los
capitalistas.
A partir de 1988 comenzó una política
de privatización de las empresas estatales que tuvo su época más salvaje en el
gobierno de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), periodo en el que se
privatizaron más del 90% de las mil 150 empresas estatales [46]. Con el argumento de que se debía reducir el gasto
gubernamental, la mayoría de esas empresas del Estado fueron vendidas por un
precio muchísimo menor a su valor real a empresarios que hoy destacan en las
listas de los más ricos del mundo. Sin embargo, los servicios de estas empresas
se han caracterizado por su ineficiencia y abusos contra el consumidor.
Casos icónicos no faltan. Ahí está
Telmex, vendida a Carlos Slim Helú en 1991, la pieza clave para que este
empresario se convirtiera a la postre en el hombre más rico del mundo. La
empresa telefónica dominante en México es siempre blanco de críticas por sus
prácticas desleales, mal servicio, abusos en sus tarifas y por su retraso
tecnológico con respecto a otras telefónicas del mundo.
Está el caso de TV Azteca. Salinas de
Gortari vendió Imevisión en 1993 a Ricardo Salinas Pliego, que la convirtió en
Azteca S.A, que hoy es la segunda cadena de televisión más importante del país,
pero cuya programación es de pésima calidad en producción y contenidos.
La privatización de la banca es una
de las más famosas y que más daño le ha hecho al país. Hoy los bancos en México
dan un pésimo servicio, cobran las tasas de interés más altas del mundo [47] y ofrecen un bajo rendimiento en el ahorro. El
caso de Banamex es de los más representativos. Roberto Hernández y Alfredo Harp
Helú (primo de Carlos Slim) compraron el Banco Nacional de México al gobierno
de Salinas en 1992. Luego Harp Helú ganó millones de dólares en 2001 cuando
Citigroup compró Banamex. Sin embargo, este banco ofrece un servicio que
usualmente causa descontento entre los usuarios. Altas tasas de interés en los
préstamos y cobros por trasferencias que nunca fueron realizadas son algunas de
las perlas del llamado “Banco Nacional de México”, aunque sea de extranjeros.
Al final del sexenio de Salinas de
Gortari, la gran mayoría de las empresas estatales ya habían sido desmanteladas
y malbaratadas. El Estado quedó desnudo, vulnerable y para colmo no se logró
contener la crisis económica de 1994, la más dura de los últimos 40 años [48]. El error de diciembre dejó a
millones de mexicanos en la pobreza.
La privatización de los bancos
nacionales potencializó la catástrofe del Fondo Bancario de Protección al
Ahorro (Fobaproa) en 1998, cuando el gobierno de Ernesto Zedillo Ponce de León,
ante el temor de una nueva crisis, convirtió en deuda pública los pasivos de
los fondos que sirvieron para rescatar a los bancos privados y cuyo monto
ascendió a 552 mil millones de pesos de entonces [49].
Zedillo respetó con obediencia la máxima de la economía neoliberal de
‘socializar las pérdidas y privatizar las ganancias’. El rescate del Fobaproa
es una pesada losa que se tendrán que seguir pagando nuestros hijos y los hijos
de nuestros hijos.
También en 1998 el gobierno de
Zedillo privatizó la administración de varias plantas eléctricas y el control
de 32 aeropuertos mexicanos. La constante, un servicio deficiente.
En 1997, Zedillo también privatizó
Satélites Mexicanos (Satmex) [50], ahora proveedor
de comunicaciones satelitales líder en América Latina que opera los satélites
mexicanos Solidaridad II, Satmex 5 y Satmex 6.
La historia no ha sido diferente en
el sector minero y de transporte. Altos Hornos de México fue privatizada en
1991, mientras que Ferrocarriles Nacionales de México (Ferronales) fue puesta
en liquidación por Vicente Fox Quesada, tras la desincorporación del Sistema
Ferroviario Mexicano iniciada por Zedillo en 1997.
Empeñados en engordar aún más las
fortunas de los multimillonarios, los partidarios de la privatización no se han
dado cuenta que la desigualdad social no es sustentable, que la pobreza de las
mayorías que ha generado el modelo neoliberal no se puede revertir con más
neoliberalismo.
¿Qué ha ganado realmente el grueso de
la población mexicana con la privatización de sus empresas de sectores
estratégicos? El argumento privatizador siempre ha sido el mismo:
modernización, mejor servicio, precios más baratos, más empleo y
fortalecimiento de la economía nacional; pero el resultado siempre ha sido lo
contrario: retraso tecnológico, pésimo servicio, aumento de precios, despidos y
desempleo, sólo más riqueza para los más ricos y más pobreza para los más
pobres; un atroz debilitamiento del Estado y de la soberanía nacional frente a
la fortaleza de las grandes empresas privadas locales y extranjeras.
La privatización en México no ha
representado una mejora en los servicios para el usuario ni un beneficio para
el desarrollo social colectivo, por el contrario, empresas que fortalecían las
finanzas del Estado han sido vendidas indiscriminadamente para enriquecer a
unos cuantos empresarios. ¿Por qué con el petróleo debería de ser diferente?
Ingenuo sería pensar que a los potenciales
inversionistas de Pemex les interesa el bienestar de la sociedad mexicana.
España ha pasado por un periodo
privatizador muy similar al de México. De 1996 a la fecha fueron rematadas al
sector privado unas 50 empresas estatales, entre las que se encuentran las
principales compañías de sectores de gran importancia en la economía ibérica,
como electricidad, gas, petróleo, transporte aéreo, marítimo y por carretera,
telecomunicaciones, aeronáutica, siderurgia [51].
Los ganadores fueron los de siempre: los grandes empresarios. Hoy España vive
la crisis económica más fuerte de su historia moderna, millones de ciudadanos
luchan por sobrevivir. Mientras un grupo muy reducido de millonarios sigue
haciéndose rico, la mayoría no tiene sustento.
El caso de Petróleo Brasileiro SA
(Petrobras) ha sido uno de los ejemplos más icónicos de cómo un país no se
beneficia como esperaba con la apertura de su empresa petrolera estatal al
capital privado.
Durante el mandato de Fernando
Henrique Cardoso, la empresa petrolera nacional se abrió al dinero extranjero
privado, pero lejos de que esto resultara un beneficio para el pueblo de
Brasil, el país ha perdido miles de millones en ganancias de su petróleo.
Durante su visitas a México en 2008 y
2013, Fernando Siqueira, vicepresidente de la Asociación de Ingenieros de
Petrobras, alertó a nuestro país para que no siga el ejemplo Brasil y evite
permitir el ingreso de dinero privado a Pemex. Comentó que Brasil perdió parte
de su patrimonio y la compañía Petrobras se devaluó en materia petrolera, lo
que convierte en “un mito” el éxito de la apertura de Brasil a la iniciativa
privada en esta materia [52].
El ingeniero explicó que tras la
privatización parcial del sector petrolero de Brasil, el país –que antes de las
reformas tenía el 100% de la propiedad del petróleo–, perdió más del 55% de su
renta petrolera en las extracciones posteriores, pues los cambios
constitucionales que se implementaron permitieron a las empresas transnacionales
quedarse con una parte mayoritaria de las ganancias del crudo extraído.
“Uno de los mitos es que el cambio de
la ley fue bueno para Brasil y para Petrobras. La realidad es que fue malo para
Petrobras y pésimo para Brasil... se abrieron licitaciones de lotes de
producción de petróleo para empresas extranjeras y no invirtieron nada, no
exploraron ningún área... La empresas explotan y se tornan propietarios del
petróleo, esto es gravísimo porque en todo el mundo los productores se quedan
con el 84% del producto de la exportación, el gobierno de Brasil se queda sólo
con entre el 10 y el 45%”, refirió.
Siqueira señaló que en Brasil se
hicieron reformas constitucionales y leyes secundarias regulatorias muy
similares a las que se proponen hoy en México. Explicó que en su país se maneja
una figura de “concesión” que contraviene la misma constitución brasileña al
establecer que quien produce es propietario del petróleo y lo puede exportar. A
través de la Agencia Nacional del Petróleo (que se creó como parte de las
reformas) se otorgan las concesiones a pesar de que en la misma constitución se
establece que el petróleo y su renta son propiedad de la nación.
Añadió que la petrolera brasileña
“pasó a ser controlada por leyes norteamericanas voraces, que fueron hechas
después de la quiebra de compañías importantes de Estados Unidos, entonces
Petrobras perdió su independencia nacional e internacional”.
El analista detalló que Petrobras
ahora tiene que hacer sus planeaciones con la opinión de los accionistas
extranjeros. “Pasamos a tener interferencia de accionistas extranjeros en
nuestra producción más estratégica para el país, que es petróleo”.
“La propiedad cayó en 32%, Lula
recompró algunas acciones para el Estado brasileño y ahora tiene el
48%. Estados Unidos tiene 31%, el resto bancos privados brasileños”.
Consideró que “los mexicanos tienen
que pensar mucho sobre la apertura de Pemex a las compañías privadas,
principalmente internacionales, porque una vez que se abre no se tiene más el
control”.
“No es necesario para Pemex que
entren compañías extranjeras, no hay necesidad... La apertura tiende a crecer
cada vez más, las compañías son muy poderosas, presionan a la prensa, presionan
a la sociedad, presionan de tal forma que es difícil controlarlas, aunque esta
apertura sea gradual, no tiene control”, advirtió.
Acotó que México puede adquirir la
tecnología para extraer el crudo de aguas profundas sin la necesidad de
privatizar el sector. Insistió en que es errónea la idea de que es muy complejo
extraer petróleo de aguas profundas y que en realidad es un proceso sencillo.
Manifestó que los equipos se pueden adquirir con relativa facilidad y a un
costo razonable en relación con la ganancia que se puede obtener. También dijo
que es posible un intercambio tecnológico para traer el equipo necesario,
aseguró que la misma Petrobras podría intercambiar tecnología con Pemex para
llegar a sus aguas profundas.
“En aguas profundas ustedes
tienen tres cuellos de botella tecnológicos, la perforación, los equipos
de completación submarina y la línea flexible, que va desde el equipo hasta los
buques petróleos, todas esas tecnologías son hechas por compañías
independientes y se pueden comprar”.
“No es difícil llegar a aguas
profundas. Es fácil, no hay ninguna dificultad, ya existe la tecnología para
cavar pozos y líneas flexibles que se venden para elevar el producto a la
plataforma, toda la tecnología está disponible en el mundo, sólo se necesita un
producto básico que se puede comprar o incluso se puede intercambiar tecnología
con Petrobras”.
Una de las razones de las
movilizaciones de protesta ciudadana en que se desarrollaron en Brasil en junio
pasado, (en medio de la celebración de la Copa Confederaciones de la FIFA),
aunado al derroche en la realización de eventos deportivos, es la del alza del
precio de los combustibles. La privatización no ha traído beneficios reales
para la población brasileña, al contrario, el costo de las gasolinas ha
aumentado desmesuradamente [53].
Las empresas privadas no garantizan
una alta eficiencia. A nivel internacional, el caso más reciente de negligencia
se dio en 2010, con el derrame petrolero en el Golfo de México provocado por la
compañía inglesa British Petroleum, que causó gravísimos e irreparables daños
al ecosistema del lugar [54].
Abandonar la dependencia,
no al petróleo
Es obvio que el país depende de la
renta petrolera. En México es urgente comenzar una estrategia periódica para
que su economía deje de depender centralmente del petróleo, pero eso no
significa que se deba de renunciar a los beneficios económicos que aporta el
crudo en la actualidad entregando las ganancias a empresas privadas, por el
contrario, se deben de utilizar para impulsar al país en la mejora de la
educación, el fortalecimiento de sus finanzas y el combate de la desigualdad
social.
Con el impulso de la renta petrolera
México puede pasar de ser un país que sólo produce materias primas a ser
creador de tecnologías, que pase de ser una nación con un 60% de su población
en clase baja [55] a ser un país más justo.
El objetivo también debe ser la
conversión periódica hacia el uso de energías renovables y ecológicas que
puedan ser patrocinadas por el propio Pemex.
Las investigaciones para el
desarrollo de energías limpias pueden ser financiadas con el dinero de la renta
petrolera. A mediano y largo plazo, la dependencia tanto económica como
energética del petróleo disminuiría. Al reducir la cantidad de petróleo que se
consume al interior del país, se dispondría de una mayor cantidad para la
importación.
Recuperar la soberanía nacional con
la ayuda del oro negro, ése es el reto, ése es el camino. El petróleo es el
presente y futuro de México, su defensa es la lucha que todo mexicano bien
nacido debe tomar como suya.
__________________________________
Enlace a referencia: http://www.inehrm.gob.mx/pdf/documento_expropiapetro1.pdf
[3] OCAMPO TORREA, JOSÉ FELIPE. PEMEX: mitos,
realidades, testimonios y propuestas. Colección Reflexiones, Editorial
Universidad Autónoma de la Ciudad de México. 2007. Pags. 42-52.
[4] Enlaces a referencias:1.- http://www.negociosreforma.com/aplicacioneslibre/preacceso/articulo/default.aspx?id=104110&urlredirect=http://www.negociosreforma.com/aplicaciones/articulo/default.aspx?id=104110&urlredirect=http%3A%2F%2Fwww.negociosreforma.com%2Faplicaciones%2Farticulo%2Fdefault.aspx%3Fid&v=3
2.- http://olasonora.com/content/2013/01/11/utiliza-pemex-refinerias-al-67-
[5] Enlace a referencia: http://lastresyuncuarto.wordpress.com/2008/08/25/esteban-garaizla-privatizacion-de-pemex-crucial-para-estados-unidos-senala/
[6] OCAMPO TORREA, JOSÉ FELIPE. PEMEX: mitos,
realidades, testimonios y propuestas. Colección Reflexiones, Editorial
Universidad Autónoma de la Ciudad de México. 2007. Pag. 86 y 114.
Enlace a referencia: http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/6/2508/12.pdf
https://docs.google.com/file/d/0B47MPawJ0r8gRmVmZjZpTkNKVEE/edit
[9] Enlaces a referencias:1.- http://lastresyuncuarto.wordpress.com/2008/08/25/esteban-garaizla-privatizacion-de-pemex-crucial-para-estados-unidos-senala/
2.- https://lastresyuncuarto.wordpress.com/2013/06/18/esteban-garaiz-que-quiere-decir-pena/
[14] Enlaces a referencias: 1.- http://www.forbes.com.mx/sites/antonio-del-valle-emperador-en-retiro/
2.- http://www.lajiribillajarocha.com.mx/mosno.php?nota=528
[16] Enlace a referencia: http://www.adnpolitico.com/gobierno/2013/01/30/los-1000-millones-impuestos-al-pri-por-el-pemexgate
[18] Enlace a referencia: http://noticias.terra.com.mx/mexico/romero-deschamps-y-familiares-exhiben-riqueza,e23181211b97e310VgnVCM20000099cceb0aRCRD.html
[19] Enlaces a referencias: 1.- http://www.adnpolitico.com/ciudadanos/2013/05/06/hijo-de-romero-deschamps-compra-depas-en-miami-por-75-mdd
3.- http://aristeguinoticias.com/2402/mexico/regala-romero-deschamps-un-ferrari-enzo-a-su-hijo/
http://www.tabascohoy.com/2/notas/index.php?ID=125089
[20] Enlaces a referencias: 1.- http://www.vanguardia.com.mx/se_beneficio_juan_camilo_mourino_de_pemex-127515.html
2.- http://contralinea.info/archivo-revista/index.php/2009/02/15/conflictos-de-interes-de-mourino-en-pemex/
3.- http://www.contralinea.com.mx/archivo/2008/marzo2/htm/camilo-mourino-firma-contratos-pemex.htm
[21] Enlace a referencia: http://eleconomista.com.mx/industrias/2013/06/19/abrir-pemex-no-privatizarla-epn
[22] Enlace a referencia: http://presidencia.gob.mx/reformaenergetica/assets/descargas/Reforma_Energetica.pdf?a659749db3a113fb9db043194ad934d9
[23] Enlace a referencia: http://www.milenio.com/cdb/doc/noticias2011/5977a67f2ab06efca6b2a9c5402c3887
[24] Enlace a referencia: http://www.milenio.com/cdb/doc/noticias2011/5977a67f2ab06efca6b2a9c5403d4f8d
[25] Enlace a referencia: http://www.eluniversal.com.mx/finanzas-cartera/2013/pemex-perdida-impuestos-derechos-938541.html
[30] Enlace a referencia: http://eleconomista.com.mx/industrias/2013/06/02/sangria-impositiva-frena-pemex
[31] Enlace a referencia: http://www.m-x.com.mx/2013-03-31/1641473000000_int/
[32] Enlaces a referencia: 1.- http://eleconomista.com.mx/industrias/2013/06/02/sangria-impositiva-frena-pemex
2.- http://www.jornada.unam.mx/2008/07/19/index.php?section=politica&article=003n1pol
[33] Enlace a referencia: http://www.eluniversal.com.mx/notas/922324.html?utm_source=Contextly&utm_medium=RelatedLinks&utm_campaign=AroundWeb
[36] Enlace a referencia: http://www.pemex.com/index.cfm?action=news§ionid=8&catid=11300&contentid=17758#13
[39] Enlace a referencia: http://www.pemex.com/index.cfm?action=news§ionid=8&catid=11300&contentid=17758#9
[40] Enlace a referencia: http://1.bp.blogspot.com/_wUE65hCZM-c/S2TrXvQU6PI/AAAAAAAAAzA/-b2z-thPu_M/s1600-h/GR%C3%81FICA+DEL+PICO+DEL+PETR%C3%93LEO.jpg
[41] Enlace a referencia: http://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Pa%C3%ADses_por_consumo_de_petr%C3%B3leo
2.- http://sicrono.com/wp-content/uploads/2009/09/petroleo-eeuu.png
3.- http://www.americaeconomia.com/negocios-industrias/estados-unidos-importa-el-49-del-petroleo-que-consume
4.- http://es.wikipedia.org/wiki/Geopol%C3%ADtica_petrolera
[45] Enlaces a referencias: 1.- http://opsur.wordpress.com/2009/08/19/rusia-y-venezuela-alianza-estrategica-entre-los-gigantes-energeticos/
2.- http://es.wikipedia.org/wiki/Superpotencia_energ%C3%A9tica
3.- http://es.wikipedia.org/wiki/Pol%C3%ADtica_energ%C3%A9tica_de_Rusia
4.- http://es.wikipedia.org/wiki/Transneft
5.- http://es.wikipedia.org/wiki/Gazprom
[50] Enlace a referencia: http://www.animalpolitico.com/2013/07/satelites-mexicanos-es-adquirida-por-firma-europea-en-831-mdd/#axzz2bVR0HyAH
2.- http://aristeguinoticias.com/1903/mexico/mexico-no-debe-seguir-el-ejemplo-de-brasil-experto-de-petrobras-a-cnn/
[53] Enlaces a referencias: 1.- http://noticias.terra.es/mundo/latinoamerica/brasil-proyecta-aumento-de-5-en-gasolina,7a6f02380786c310VgnCLD2000000dc6eb0aRCRD.html
2.- http://www.petroguia.com/pub/?q=article/aumenta-precio-de-la-gasolina-en-brasil
2.- http://www.imagendelgolfo.com.mx/resumen.php?id=188737
[55] Enlace a referencia: http://www.sinembargo.mx/12-06-2013/652638
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