martes, 26 de octubre de 2010

Carta de Milton Friedman al zar antidrogas

Ricardo Monreal Ávila


La principal enmienda a la guerra del gobierno mexicano contra las drogas podría darse el próximo 2 de noviembre por la noche, cuando cierre la última casilla en el estado de California y empiece la votación para saber si fue aceptada o rechazada la Propuesta 19, que promueve la legalización de la mariguana con fines recreativos, no sólo
terapéuticos.

De ser aprobada esta medida (48 por ciento a favor 44 en contra, según los últimos sondeos) marcará un precedente a favor de la legalización de esta droga no sólo en Estados Unidos, donde 14 entidades ya la aceptan con fines médicos (contra el insomnio, depresión y ansiedad), sino en el resto de los países que, como México, han emprendido cruzadas bélicas con muy buenos principios morales, pero con devastadores resultados sociales y altos costos económicos y fiscales, que terminan revirtiéndose.


Si la Propuesta 19 pasa en las urnas el gobierno mexicano tendrá que revisar, ahora sí, su estrategia contra las drogas, por una sencilla razón: sería ingenuamente suicida seguir considerando ilegal la oferta de un cultivo, cuando del otro lado se está promoviendo y alentando legalmente su demanda y consumo. Veremos qué clase de economistas neoliberales son los actuales gobernantes de México.


Por lo pronto, vale la pena rememorar la carta abierta que Milton Friedman, premio Nobel de Economía y tutor ideológico de la tecnocracia mexicana (que por igual aconseja y trabaja con gobiernos del PRI, PAN y PRD), envió en 1989 al zar antidrogas de EU, William Benett, en un contexto de guerra fallida contra las drogas similar al nuestro.


“El camino que usted propone de más policías, más cárceles, el empleo de las fuerzas armadas en países extranjeros, penas más duras para los usuarios de drogas, y una completa gama de medidas represivas, pueden convertir una situación mala en una peor. La guerra contra las drogas no puede ganarse con esas tácticas sin desconocer la libertad humana y las libertades individuales que usted y yo veneramos.


“Usted no está equivocado en creer que las drogas son una maldición que está devastando a nuestra sociedad. Usted no está equivocado en creer que las drogas están destruyendo el tejido social, arruinando la vida de muchos jóvenes e imponiendo un pesado costo a los más desfavorecidos de nuestra sociedad. Usted no se equivoca en creer que la mayoría del público comparte sus preocupaciones. En pocas palabras, usted no está equivocado en el fin que trata de lograr.


“Su error está en no reconocer que precisamente las medidas que favorece son la principal causa de los pecados que deplora. Por supuesto que la demanda es el problema, pero no sólo la demanda, sino la demanda que opera a través de la represión y de canales ilegales. La ilegalidad da lugar a obscenas utilidades que financian tácticas homicidas de los jefes de la droga; la ilegalidad conduce a la corrupción de funcionarios encargados de aplicar la ley; la ilegalidad monopoliza los esfuerzos de los funcionarios honestos de manera que no cuentan con recursos para combatir crímenes más simples como el robo, el hurto y los asaltos.


“Las drogas son una tragedia para los adictos. Pero criminalizar su uso o consumo convierte esa estrategia en un desastre para la sociedad, para los usuarios y los no usuarios… Si las drogas hubieran sido descriminalizadas hace 17 años, el crack nunca hubiera sido inventado (lo fue porque el alto costo de las drogas ilícitas volvieron rentable una droga menos costosa) y hoy tendríamos menos adictos. Las vidas de cientos de miles de víctimas inocentes se hubieran salvado y no sólo en EU. Los barrios pobres (guetos) de nuestras principales ciudades no serían tierra de nadie, infectada por el crimen y las drogas. Menos personas estarían en las cárceles y menos cárceles habría habido que construir.


“Colombia, Bolivia y Perú no estarían sufriendo el narcoterrorismo (recontrasic) y nosotros no estaríamos distorsionando nuestra política exterior… Posponer la descriminalización sólo empeorará el problema y lo hará menos

tratable.”

Friedman murió hace cuatro años. No alcanzó a ver que sus propuestas podrían empezar a materializarse el próximo 2 de noviembre. Aunque también se ahorró la desilusión de confirmar que algunos de sus seguidores mexicanos han resultado falsos discípulos en este tema, y hasta con la palabra narcoterrorismo caen en ansiedad, insomnio y depresión, sin encontrar cura

terapéutica.

Concluyo esta reflexión con una advertencia del propio Friedman, al plantear por primera vez la legalización como antídoto a la violencia criminal (1972): “No conozco ni he probado ningún enervante. Lo único que he comprobado son las leyes del mercado y de la libre elección y, créame usted, son implacables contra aquellos que las desafían”.

ricardo_monreal_avila@yahoo.com.mx

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