![]() | Jairo Calixto Albarrán |
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06 octubre 2010 jairo.calixto@milenio.com | |
Cuando todo parece más feroz y más oscuro, cuando la patria es un rojo amanecer de matazones hiperviolentas, un espectáculo de secuestros en masa, mientras nos machaca la reiteración oficial de que ya es momento de prepararnos para la administración de la abundancia, hay cosas que te hacen pensar de manera positiva. De eso están hechas las últimas decisiones humanitarias de la SEP, que atinadamente dirige el señorito Lujambio, quien en un acto de generosidad inusitada —cuando las instituciones calderónicas dan, dan a manos llenas— ha ofrecido un plan de becas para los hijos de los militares caídos en el combate al crimen organizado. Constarán de un monto mensual de 650 pesos para los chicos en preescolar, 800 para los que cursen la primaria y 950 a la salud de quienes acudan a la secundaria. O sea, un derroche que casi se iguala con los festejos de Bicentenario. Sin duda el secretario tuvo que amenazar en Los Pinos para que le aflojaran el presupuesto. Chamacos, valoren. Eso sí, una vez terminada la educación básica se suspenderá la beca, porque Lujambio no es populista. Sí, que quede claro y luego no salgan estos muchachos con que a Chuchita la bolsearon a la Laura Bozzo, quien se puso como el Payaso Tenebroso alegando que le robaron un costoso anillo en Veracruz con el gacho afán de hacerse la víctima para que le den un carrito sangüichero, o de echarle la culpa a Fidel Herrera, quien sería incapaz de tal cosa, a menos que trajera su logotipo. Sólo me pregunto por qué el programa no incluye a los huérfanos emanados de los daños colaterales. Me tranquiliza que la investigación del hurto a tan culta y gentil damisela, profesional del tremedismo, no se le haya encargado al procurador de Nuevo León, Alejandro Garza, porque aplicaría el mismo método yo-no-fui-fue-Teté que tan buenos resultados le ha dado en su territorio, donde nunca pasa nada, y cuando pasa es producto de la histeria colectiva o del crimen organizado que nomás quiere desprestigiar a ese enorme estadista que es el góber sin gracia Rodrigo Medina. Quizá debamos importar al presidente boliviano —que seguramente está en la mira de un equipo mexicano de futbol con la esperanza de que imponga el terror en la media cancha— para que le aplique unos patadones en los evos morales a los procuradores de la República que se agazapan en un clóset húmedo y oscuro, guareciéndose de la sentencia bíblica de Alejandro Martí de la que todos huyen: “Si no pueden, renuncien”. Sigan el ejemplo de Tiziano, por piedad. O el de Brozo… www.twitter.com/jairocalixto jairo.calixto@milenio.com |
miércoles, 6 de octubre de 2010
¿Era Brozo, era Evo, era Tiziano o era Gomezpunk?
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