viernes, 8 de octubre de 2010

“López Obrador es un peligro para México” (+Cartones)

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Sigue la campaña de odio
Por Guillermo Fabela Quiñones (Revista EMET y cartones de La Jornada)
Cuando el país está desbaratándose por los abusos de una minoría sin conciencia, Felipe Calderón sale ahora con que Andrés Manuel López Obrador sí era “un peligro para México”, y lo afirma sin rubor a pesar de que en cuatro años de operar el aparato del Estado, demostró quién en realidad representaba ser lo que ahora vuelve a decir para descalificar al entonces abanderado del Partido de la Revolución Democrática. Con su modo de “gobernar”, el inquilino de Los Pinos ha dejado en claro el gravísimo error en que incurrió la oligarquía al apoyar al candidato menos capacitado para ejercer una responsabilidad histórica, que demandaba una enorme dosis de sensibilidad social, capacidad para conducir el sector público, y elevado patriotismo para liderar a una nación que atraviesa, desde hace casi tres décadas, una crisis estructural que amenaza liquidar sus cimientos.

Con Calderón al frente del Ejecutivo, el derrumbe del Estado ha sido estrepitoso, por lo que quien lo suceda tendrá un compromiso inédito, comparable quizá al que tuvo Venustiano Carranza en 1920, cuando se hizo cargo de la reconstrucción de un Estado hecho añicos por diez años de lucha armada. Ciertamente, no toda la culpa es del continuador del foxismo, pero sí puede afirmarse que lo más significativo del caos provocado por el neoliberalismo es obra de su “administración”. En cuatro años su saldo es absolutamente negativo, como en ninguno de los sexenios precedentes a partir del de Miguel de la Madrid. Este será el de menor crecimiento económico, el de mayor tasa de desempleo, el de más grave retroceso social. Entonces, ¿quién era y es el verdadero peligro para México?
Según Calderón, López Obrador “le hizo un daño terrible a México con su campaña de rencor y odio, antes y después de las elecciones”. Ahora resulta que quien fundamentó su campaña electoral en la concitación del odio y el rencor, antes y después de los comicios, tira la piedra y esconde la mano. ¿No fueron sus asesores de imagen españoles quienes comenzaron ese tipo de ataques con la afirmación de que AMLO era “un peligro para México”? Nunca puntualizaron por qué lo consideraban así, sólo lanzaron el anatema que corrió como pólvora encendida gracias a los medios electrónicos, principalmente la televisión.

La terrible y enfermiza insensibilidad hacia las clases populares demostrada por el inquilino de Los Pinos, ha traído como consecuencia una gravísima descomposición social sin precedentes que amenaza corroer totalmente a la sociedad mexicana. Familias completas están ahora dedicadas a actividades ilícitas ante la imposibilidad de obtener recursos básicos por medios legítimos. Esta situación no es sólo privativa del campo, sino que se ha extendido a las zonas urbanas, donde cada vez son más dramáticas las relaciones sociales, revestidas por una inseguridad que incide en la vida económica, como se observa en urbes antes tan organizadas, laboriosas y pacíficas como Ciudad Juárez, Monterrey y la Comarca Lagunera.
Tal insensibilidad queda perfectamente demostrada con los constantes incrementos a los insumos, principalmente los energéticos, cuyo impacto en la producción de bienes es directo. Por eso las actividades agropecuarias están en total bancarrota, como nunca antes en la historia del país. Así lo reconoció incluso el secretario de Agricultura, Francisco Mayorga Castañeda, al declarar ante la comisión respectiva de la Cámara de Diputados, que “México no podrá garantizar la autosuficiencia alimentaria”. ¿No es un riesgo mayúsculo para los mexicanos tener que depender de las importaciones para contar con alimentos básicos? Ahora estamos obligados a importar 75 por ciento de trigo, 90 por ciento de la leche y aceites comestibles y, el colmo, 25 por ciento del maíz que consumimos, todo a precios internacionales.

Todo esto no importa, ni a la oligarquía ni a Calderón, al fin que ambos están viviendo en un paraíso que los aparta del resto de los mexicanos, como queda plenamente demostrado en su afán de continuar por la misma ruta seguida desde hace cuatro años. Su proyecto de país, según su particular concepción del gobierno, se está cumpliendo al pie de la letra. Por eso siguen actuando como si México estuviera en medio de una bonanza extraordinaria, sin pensar en los terribles daños que causan a millones de ciudadanos pobres con sus políticas públicas, como los recortes presupuestales al campo, a la educación, al desarrollo social.
Y todavía se asombra Calderón porque el supuesto crecimiento que dice ha experimentado el país, “no lo perciben los mexicanos porque no lo sienten en el bolsillo”. Esto es lo de menos, al fin que los negocios privados con bienes públicos van viento en popa, como lo puede ratificar Juan Molinar Horcasitas. Ante semejante debacle, ¿quién resultó ser un verdadero peligro para México?

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