Publicado el Octubre 1, 2010 por PoKaMa
Por Gibrán Ramírez Reyes (*)
Puede pensarse que esta columna es poco útil porque la mayoría de los visitantes de este sitio ya son simpatizantes del lopezobradorismo, pero es una invitación que sin duda adquirirá más sentido con las próximas entregas.
Casi siempre estamos bien conscientes de aquellos conocidos que tienen opiniones radicalmente diferentes de las nuestras acerca de la política y cuando estamos con ellos preferimos omitir el diálogo y la exploración de las razones de cada quien, casi siempre buscando no pelear (y dejando, sin darnos mucha cuenta, todo el influjo de información capaz de modificar opiniones en manos de los medios de comunicación masiva). Quizá esto se deba a que vamos predispuestos a ignorar las razones del otro o, simplemente, a llamarle ignorante, manipulado y necio. En buena medida esto es porque sabemos que cuando el otro tenga oportunidad utilizará las mismas palabras. Aunque algunas ocasiones estos adjetivos no serían usados de forma incorrecta, esa no es la forma de sumar a la causa que este sitio defiende: mostrar que la única opción electoral de izquierda para 2012 es el movimiento encabezado por AMLO y lograr, convenciendo de que es lo mejor para este país, que incremente su número potencial de votantes. En este artículo describiré de manera muy general a los grandes grupos de personas que conozco que no votaron por López Obrador, pero que tienen buenas intenciones y que, eventualmente, tienen más coincidencias con el tabasqueño de las que sospechan.
El primer tipo de personas es el que Octavio Rodríguez Araujo llamó la clase media asustada. Que quede claro que para mí no es malo ser clasemediero, pues yo mismo me ubico en la clase media o, últimamente, media baja (gracias Acción Nacional). Tampoco creo que esté mal asustarse, pues todo mundo teme perder lo que tiene, sobre todo en un país en el que tener cosas cuesta mucho –mucho– trabajo. A ellos los asustaron porque, quizá debido a su exceso de trabajo, tienen poco tiempo para escudriñar en el currículum de los candidatos y en su pasado político. Puede ser que lean Reforma porque es el que lee la gente en su círculo social y, seguramente, temen que les tachen de nacos inconscientes si llegaran a votar por AMLO. Ellos tendrían muy buenas razones para votar por López Obrador pero les aterra escuchar que por el bien de todos primero van los pobres y confían en que su posición es la correcta cuando escuchan que Denisse Dresser lo dice con palabras rimbomantes.
El primer tipo de personas es el que Octavio Rodríguez Araujo llamó la clase media asustada. Que quede claro que para mí no es malo ser clasemediero, pues yo mismo me ubico en la clase media o, últimamente, media baja (gracias Acción Nacional). Tampoco creo que esté mal asustarse, pues todo mundo teme perder lo que tiene, sobre todo en un país en el que tener cosas cuesta mucho –mucho– trabajo. A ellos los asustaron porque, quizá debido a su exceso de trabajo, tienen poco tiempo para escudriñar en el currículum de los candidatos y en su pasado político. Puede ser que lean Reforma porque es el que lee la gente en su círculo social y, seguramente, temen que les tachen de nacos inconscientes si llegaran a votar por AMLO. Ellos tendrían muy buenas razones para votar por López Obrador pero les aterra escuchar que por el bien de todos primero van los pobres y confían en que su posición es la correcta cuando escuchan que Denisse Dresser lo dice con palabras rimbomantes.
La clase media asustada, conservadora como es, puede preferir asumir su conservadurismo abiertamente o dejarse ropajes progresistas. La clase media asustada con ropaje progresista es esa a la que don Othón Salazar llamara izquierda rosa, que abraza reivindicaciones minoritarias importantes –pero que no dejan de ser minoritarias– mientras deja de lado los reclamos contra la desigualdad y la pobreza. La injusticia y la miseria que dejan los ojos ciegos.
Hay también gente que no es de clase media pero que para asumirse como tal imita el comportamiento de aquellos que sí lo son. No son pocas las personas que conozco que viven en cuartos pequeños y que, quizá, tienen un vocho y una televisión con cablevisión, que dicen que López Obrador le va a dar todo a los pobres y que, a ellos, les van a quitar sus cosas. Es casi obvio que no notan que en realidad tienen mucho más que ganar con el proyecto alternativo de nación.
Hay también gente que no es de clase media pero que para asumirse como tal imita el comportamiento de aquellos que sí lo son. No son pocas las personas que conozco que viven en cuartos pequeños y que, quizá, tienen un vocho y una televisión con cablevisión, que dicen que López Obrador le va a dar todo a los pobres y que, a ellos, les van a quitar sus cosas. Es casi obvio que no notan que en realidad tienen mucho más que ganar con el proyecto alternativo de nación.
Otro tipo de personas es el que denominaré los eternos izquierdistas verdaderos. Para este grupo de personas los únicos izquierdas auténticos son ellos. López Obrador sólo juega el papel de policía bueno para mantener un sistema que hace imposible el desarrollo humano y prolonga la dominación responsable de que la gente no participe de tiempo completo, como según ellos debe ser, en la toma de decisiones (e implementación de soluciones) que afectan a su entorno social. Es posible que no hayan tomado en cuenta que hay personas que no tienen tiempo de hacer el cambio social porque desean pasar tiempo con sus hijos, cumplir en su trabajo para procurarse una vida digna y, de repente, ir a algún baile o tertulia; que hay gente que quiere vivir bien sin tener que ser activista de tiempo completo. El mejor representante de esta corriente es el Subcomandante Insurgente Marcos (hay una excelente crítica de su papel en esta corriente http://www.uam.mx/difusion/casadeltiempo/14_15_iv_dic_ene_2009/casa_del_tiempo_eIV_num14_15_31_36.pdf ), para quien todos los buenos deberían ser como él.
Hay que dialogar con la clase media asustada (especialmente con la izquierda rosa) y con los eternos izquierdistas verdaderos. Se puede convencer a quien actúa de buena fe y podemos hacerlo de verdad con la gente que frecuentamos, justo con aquellos con los que solemos evadir el diálogo acerca de la política y acerca de López Obrador.
Hay que dialogar con la clase media asustada (especialmente con la izquierda rosa) y con los eternos izquierdistas verdaderos. Se puede convencer a quien actúa de buena fe y podemos hacerlo de verdad con la gente que frecuentamos, justo con aquellos con los que solemos evadir el diálogo acerca de la política y acerca de López Obrador.
Intentar convencer a los militantes del neoliberalismo es inútil. Lo mismo con la clase media que piensa que todos los pobres son pobres porque son perezosos.
¿Tú votarías por López Obrador?
Y si no
¿Por qué no? Intercambiemos razones.
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