México presenta una situación económica alarmante, por lo que el futuro del país es incierto y por demás alarmante.
El pilar económico de nuestro país se encuentra cimentado en tres grandes rubros: los recursos obtenidos del petróleo, las remesas que mandan los inmigrantes mexicanos hacía sus familias y la captación de recursos por concepto de turismo nacional. Partiendo del supuesto de que la economía mexicana se encontrara cimentada únicamente en estas tres variables, y de seguir bajo el mismo esquema, puedo asegurar que el futuro que nos espera no es nada alentador.
Si nos referimos al petróleo, el cual ha sido calificado como patrimonio de México o propiedad de los mexicanos (a pesar de que no podemos reclamarlo, exigir una remuneración por él o decidir la manera en la que se utilizará o invertirá, es nuestro, según nuestros gobernantes), nos encontramos con que nuestra industria no es competitiva a nivel mundial, producimos petróleo e importamos gasolina, no contamos con los recursos y tecnologías para la exploración y perforación de profundidad, y hemos cerrado las puertas a la captación e inversión de recursos de procedencia extranjera bajo el pretexto de que el petróleo es de los mexicanos, cuando en la realidad nos encontramos con que los países industrializados están extrayendo la mayor cantidad de crudo posible, antes de que la demanda por ella y por ende el precio del mismo disminuya, todo esto a raíz de la implementación de nuevas tecnologías que, aunadas con una concientización global por el ecosistema están desplazando al petróleo como fuente de energía. Al final del día quedándonos con excedentes de petróleo que podríamos vender a precios muy reducidos por atrasarnos en ésta carrera.
Por otra parte tenemos las remesas que provienen de Estados Unidos, las cuales no son más que el reflejo de la incapacidad gubernamental para crear las condiciones de trabajo que fomenten el crecimiento económico así como la gran dependencia que tiene México. Cabe mencionar que las remesas recibidas no son invertidas, sino que son utilizadas para la mera subsistencia de los familiares que se quedaron en nuestro país, por lo que estos ingresos no aportan nada a nuestra economía.
Por último tenemos un turismo que ha sido fuertemente agredido por un brote de influenza y recientemente, por la lucha contra el narcotráfico, el cual, a nivel mundial, ha degradado la opinión pública de nuestro país, lo cual contribuye a una reducción de los visitantes de todo el mundo a nuestro país.
Como podemos observar, el panorama no es nada alentador, se deben tomar acciones claras y concretas ahora que es posible hacerlo, no podemos quedarnos de brazos cruzados y dar por hecho que éste es el país en el que nos tocó nacer o esperar a que de manera mágica y extraordinaria se dé un cambio repentino, el cambio comienza por nosotros, quienes debemos hacer lo que esté a nuestro alcance para evitar un futuro incierto.
Juan Carlos González Matías
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