martes, 9 de agosto de 2011

Yanquis, Lujambio, Jelipillo y Cabañas en el pipis room


Jairo Calixto Albarrán

En un acto que sólo puede ser digno de auténticos policías chinos, el gobierno federal se reservó el derecho de externar comentarios sobre las revelaciones del New York Times en el sentido de que el FBI, la CIA y hasta el Tea Party trabajan en México con todos los derechos que la ley prevé, están afiliados al SNTE, al IMSS y de paso tienen licencia para andar por la vida nacional de manera rápida y furiosa.
En vez de que Calderón saliera a decir, como Niurka, que eso no es veldá, y que el chico Poiré, que no Poirot, recurriera al videoblog para desmitificar la mitificación del intervencionismo yanqui, la presente administración vuelve a tapar el sol con el dedo gordo del pie derecho.
Digo, como si fuera una novedad que los gringos operan en la patria y están en todo. Es de sobra conocido que es tal la intensidad intervencionista yanqui, que algunos agentes ya se alimentan de tacos de suaperro, le van al América o a las Chivas, se saben el himno del bejaranismo rampante, degustan tequila de pene de burro, alburean como Polo Polo y hasta viven con los 6 mil pesos de San Mr. Bean Cordero, para despistar al enemigo.
Incluso, no dudaría que fueron ellos los que le sugirieron a Dorian Gel Peñanieto que, ante la bomba en el Tec de Monterrey en el Edomex, dijera que es un hecho aislado y sin importancia. Cosa muy lógica, pues es lo mismo que el muchacho chicho del partido gacho afirmó con los feminicidios, el caso Paulette y la represión policiaca de Wildfrido Robledo en Atenco.
Al rato nos van salir, como dice @Arexmoster que en realidad lo del Tec fue para la nueva temporada de El equipo de García Luna Productions.
Hasta el momento de escribir estas líneas, el gobierno calderónico ni había agradecido los servicios que por décadas han prestado el recontraespionaje estadunidense para el sostenimiento del capitalismo salvaje en México, ni había redactado una de esas desnutridas notas diplomáticas para negar el intervencionismo made in USA al ritmo de “Ellos no nos obligan a aceptar ninguna política de seguridad, nosotros las acatamos de buena gana”.
Bueno, mientras Jelipillo calla, hasta Salvador Cabañas salió del clóset del Alzheimer selectivo y reconoció que El JJ le disparó por una discusión futbolera en el baño del Bar Bar, lo cual nos deja una gran lección: se puede discutir cualquier tema, pero nunca en el pipis room.
Ahora que lo quieren linchar por sacar la materia de filosofía del bachillerato para meter libros de autoayuda, el señorito Lujambio puede ampararse alegando que todo es culpa de los gringos que nos quieren gobernar y nosotros les seguimos la corriente.
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