lunes, 10 de octubre de 2011

Jairo Calixto Albarrán 

A Mario Vargas Llosa habría que acusarlo de bullying. Desde la vez en que definió el sistema político mexicano en tiempos de PRIcámbrico temprano como una Dictadura Perfecta, el premio Nobel es un espectro que, cada vez que hace una declaración sobre la patria mexica, pone a parir chayotes a nuestro zoon politikon región 4.

La frase del autor de La fiesta del chivo es lapidaria: “El fracaso del gobierno de Felipe Calderón en su lucha contra el narcotráfico puede provocar el regreso a Los Pinos del detestado y detestable PRI”. Para tener esos conceptos tan rudos y faltos de piedad, se ve que el doctor honoris causa por la UNAM no tuvo tiempo de ver el enternecedor ejemplo de civilidad que dieron Peña Nieto y Beltrones que, anteponiendo la unidad del partido, se dieron uno de los más bonitos y sustanciosos abrazos de Acatempan de los últimos tiempos. Digo, para cambiar sus anquilosadas ideas sobre el Revolucionario Institucional, tendría que echar una mirada al Nuevo PRI que, con el ritmo de la Sonora Moreira y sus Diplodocos, es el feliz poseedor de un sentido de la modernidad que sólo puede ser comparando con el de las Momias de Guanajuato y el hombre de Tepexpan.
Ante las palabras de Vargas Llosa, Enrique Krauze trató de matizar el tema en ese encuentro en España, al plantear que el verdadero culpable de la violencia en México es el crimen organizado, pero no pudo sino reconocer que el Presidente puso énfasis total en el Ejército y olvidó cosas fundamentales en esta lucha que con tal de que no lo acusaran de bullying, el creador de Los Cachorros calificó de llena de “coraje”. Sí, pequeños detalles técnicos sin importancia como el análisis del aparato de seguridad, las instituciones judiciales y las policías, para que los niveles de corrupción, infiltración y putrefacción no los agarraran como al Tigre de Santa Julia.
Pero a quién se le ocurre que antes de jugar a darle de escobazos al panal del narco, eran importantes las labores de inteligencia, el acento en la persecución de criminales de cuello blanco y haber contemplado una estrategia menos cuajada de daños colaterales. Un empeño justiciero tan patriótico necesitaba mil 400 niños muertos.
Y es que no se valora que en México se organizan grandes operativos de seguridad que generan ¡más inseguridad!
Don Mario no ha sabido apreciar a priistas como Javier Duarte, que juega a las escondidillas con las matazones de Los Matazetas, ni tampoco valora la manera tan chúntara y telenovelera con la que el PRI se quiso apañar el IFE encabezado por ese Gutierritos fallido que es Valdés Zurita.
Con tanto bullying, se me hace que Vargas Llosa es el Ninel Conde de la intelectualidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario que sera publicado automaticamente; si este,no fue publicado por favor notificalo a nuestro correo electronico sadimyer@gmail.com