jueves, 23 de febrero de 2012

Los motivos detrás de la crisis de Siria: El factor externo (EE. UU.)




por Dr. Lajos Szaszdi

El Águila Bicéfala:


Por la crisis que está padeciendo, Siria es un punto de conflicto entre potencias mundiales y regionales y organizaciones internacionales. Los intereses externos contrapuestos y enfrentados por los acontecimientos en Siria son considerados de vital importancia por aquellas potencias y organizaciones internacionales que de una u otra forma están involucradas en el conflicto sirio.
                                                     
Los EE.UU. de América son quizás el líder de aquel sector de la comunidad internacional que apoya de forma más vocal y con más entusiasmo una intervención internacional de momento diplomática contra el gobierno sirio. Realmente lo que persigue Washington es un cambio de régimen en Damasco, no deseando una paz negociada entre los rebeldes y el gobierno, pues esto preservaría la presidencia de Bashar al-Assad y el régimen del Partido Baaz Árabe Socialista de Siria, lo cual no quiere la diplomacia norteamericana. El gobierno estadounidense buscaría que un nuevo gobierno sirio estableciese una democracia liberal pro-occidental que hiciese una paz con Israel favorable a este país y que se distanciase de Irán, estrecho aliado de Siria.
Pero cuáles son los intereses que persigue EE.UU. al promover una ofensiva diplomática no sólo en contra del gobierno sirio pero también en contra de Irán, Rusia y la China, los aliados tradicionales de  Siria. Desde un punto de vista político, el proceder de EE.UU. se explica por su leal defensa de los intereses de Israel, país vecino de Siria y su enemigo mortal, con el que está todavía técnicamente en un estado de guerra. Por encima de todo, al Presidente Barack Obama le preocupa su reelección en las elecciones presidenciales estadounidenses de noviembre de este año. Obama ya ha sido acusado en el debate político interno de EE.UU. de ser enemigo de Israel, por sus tímidos intentos de resolver el conflicto árabe-israelí. Aunque estas acusaciones han salido de forma más vocal del Partido Republicano opositor, también circulan en el electorado judío norteamericano, de gran influencia política nacional y un segmento de voto tradicional dentro del Partido Demócrata. Así, el gobierno de Obama trata de demostrar su lealtad con Israel atacando al régimen sirio del partido Baaz, su enemigo acérrimo. Hay que tomar en cuenta que en los EE.UU. la influencia de los grupos cabilderos de apoyo a Israel se extiende al gobierno federal, al Congreso estadounidense (también por motivos electorales), a ambos partidos políticos Demócrata y Republicano, a los institutos de opinión políticos y de investigación internacional, a la prensa y los medios de comunicación, a Hollywood y hasta a las denominaciones cristianas fundamentalistas y evangélicas tanto de angloparlantes como de hispanoamericanos. Debe de también tomarse en cuenta que Israel es como una extensión de los EE.UU. en el Cercano Oriente, donde muchos de los israelíes tienen también pasaporte estadounidense y familiares en los EE.UU.

Así, las acciones de EE.UU. en contra del gobierno sirio tienen que verse como una política destinada a favorecer a Israel. Washington busca con la caída del régimen del Partido Baaz sirio también eliminar el apoyo que Damasco le da al grupo libanés chiíta Hezbollah y le daba al grupo palestino Hamas, ambos considerados terroristas tanto por EE.UU. como por Israel. Al caer el régimen del Baaz, dominado por el grupo nacional de los alauitas de religión vinculada al chiísmo, Washington busca eliminar un aliado de Irán clave en la región del Levante mediterráneo. Con un gobierno musulmán sunita enemigo de los chiítas, se espera que Damasco corte sus lazos estratégicos con Irán, el otro enemigo mortal de Israel en la región. Así se le privaría a Irán de una base de inteligencia de señales contra Israel, entre otras cosas, y una base para distribuir apoyo material y en particular armas a Hezbollah en el Líbano a través de Siria.
Defendiendo los intereses de su aliado, EE.UU. persigue con la caída del gobierno sirio eliminar la amenaza militar que Siria representaría a Israel particularmente por sus armas de destrucción masiva, esencialmente armas químicas que incluyen gas mostaza y agentes nerviosos que podrían ser lanzados a objetivos en Israel en misiles balísticos de corto alcance. Washington ha acusado a Siria de querer desarrollar armas nucleares y sospecha que Siria tiene también un programa de armas biológicas. Cabe aclarar que debido a su inferioridad militar ante Israel, las armas de destrucción masiva de Siria tendrían el propósito de disuadir un ataque israelí masivo con armas convencionales o con su arsenal de unas 200 armas nucleares.
Washington buscaría también vengarse del apoyo que el gobierno sirio le dio a la insurgencia árabe iraquí contra las fuerzas estadounidenses durante su ocupación militar de Irak tras la invasión del 2003. En este sentido, Damasco ha dado refugio al Partido Baaz Árabe Socialista de Irak exilado en Siria tras la invasión norteamericana, incluyendo al sucesor de Sadam Huseín en el liderato del Baaz iraquí, Izzat Ibrahim Al-Douri.
Otra consideración para Washington es la de eliminar un aliado estratégico de Rusia, aliado que lo ha sido desde los tiempos de la Unión Soviética. Entre otras cosas, Rusia perdería sus bases navales en Tortosa (Tartus) y Latakia, un centro de inteligencia de señales compartido con los sirios y un importante cliente de armamento. También perdería Rusia desde un punto de vista geopolítico a su único aliado árabe en la región meridional de Eurasia en el Cercano Oriente y un contrapeso a la influencia de EE.UU., Israel y la OTAN en la región. Washington con ello pretendería extender su zona de influencia geopolítica sobre Siria como lo intentó, al parecer infructuosamente, en Irak al invadir este país y sacar a Sadam Huseín del poder (infructuosamente porque el régimen del Baaz iraquí fue substituido en Bagdad por un gobierno árabe chiíta protegido de Irán y amigo de Siria).
Además, al convertirse en la única superpotencia mundial con la disolución de la Unión Soviética, EE.UU. persigue desde un punto de vista ideológico extender su sistema político democrático liberal, en ocasiones usando las fuerzas de la sociedad civil como en los casos de la caída del régimen de Milosevic en Serbia en el 2000, la Revolución de las Rosas en Georgia del 2003 y la Revolución Naranja en Ucrania del 2004-2005, o a través de la intervención militar como en Irak en el 2003 o Libia en el 2011. Siria sería así otro intento por parte de Washington de establecer una democracia liberal en el mundo árabe. Esto permitiría establecer en Siria un sistema económico neoliberal de mercado, y desde un punto de vista económico Siria sería un mercado abierto a las exportaciones e inversiones norteamericanas. A su vez se le abriría la puerta a las multinacionales de energía a los yacimientos actuales y potenciales de petróleo y de gas natural en Siria, y al desarrollo de su infraestructura energética y de oleoductos y gasoductos nacionales y regionales. 

Artículo completo en: http://actualidad.rt.com/mas/blogs/dr_lajos_szaszdi/blog_36403.html?rc=1

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