miércoles, 5 de octubre de 2011

La fuerza y prepotencia del PRIAN

FERNANDO ACOSTA RIVEROS

Regenerar el país con la participación de las mayorías y convertir a México en una nación libre de fuerzas represivas. Poner un alto a la prepotencia de dirigentes de los partidos tradicionales Revolucionario Institucional (PRI) y Acción Nacional (PAN), son algunas de las propuestas del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) constituido en asociación civil el pasado domingo 2 de octubre cuando los mexicanos recordaban el 43 aniversario de la masacre de Tlatelolco. Un gobierno priísta, el de Gustavo Díaz Ordaz, militarizó la Ciudad de México,
asesinó a centenares de personas, la mayoría estudiantes jóvenes y llevó a la cárcel a dos mil ciudadanos en 1968.
En el décimo mes del año los chihuahuenses también recuerdan que el 4 de octubre del año 1986 el gobierno priísta que presidía Miguel de la Madrid Hurtado impuso por la fuerza a Fernando Baeza Meléndez como gobernador y consumó el fraude realizado en julio, de un año que fue utilizado como propaganda para el sistema por la realización del Mundial de Futbol, contra Francisco Barrio Terrazas, entonces candidato del PAN y ganador de los comicios por voluntad del pueblo chihuahuense.
Los usurpadores han utilizado la fuerza durante 25 años en diferentes escenarios de la patria de Ricardo Flores Magón. Un impenetrable cerco militar se realizó en la capital de Chihuahua desde el mediodía del 2 de octubre de 1986 para que Miguel de la Madrid y sus cinco mil invitados participaran en la posesión de Fernando Baeza como gobernador del estado norteño. A pesar de la prepotencia gubernamental la Plaza de Armas de Chihuahua comenzó a llenarse de ciudadanos inconformes que le gritaban: “usurpador”. Simpatizantes de los candidatos Francisco Barrio del PAN y Arturo Becerra Gaytán del Partido Socialista Unificado de México (PSUM) condenaron la legitimación presidencial de lo que la oposición en toda la República Mexicana calificó como “monstruoso fraude electoral”.
Ciudadanos independientes, de diferentes ideologías y credos religiosos, algunos empresarios, estudiantes y dirigentes de organizaciones campesinas de Chihuahua, se organizaron en torno al Movimiento Democrático Electoral. Bloqueos de carreteras, desplegados en diarios y revistas de Camargo, Chihuahua, Delicias, Juárez, Nuevo Casas Grandes y Parral, toma de puentes fronterizos y formación de círculos de lectores para analizar y estudiar la historia de México, fueron algunas de las acciones realizadas por la población para enfrentar la fuerza represiva y la prepotencia del PRI autoritario y neoliberal en los años 80 del pasado siglo XX.
Jóvenes proletarios y estudiantes de clases medias renovaron su admiración por Francisco Villa al leer aquella carta en que Doroteo Arango, también conocido como El Centauro del Norte, le explicaba a Emiliano Zapata, el 8 de enero de 1916, algunos manejos de las autoridades: “Los ministros de Hacienda, Gobernación y Relaciones Exteriores del gobierno mexicano deben ser nombrados a gusto de la Casa Blanca estadunidense”. Siete décadas después de la denuncia y reflexión villista, transcurría 1986 y el neoliberalismo empezaba a apoderarse de México. El gobierno de Miguel de la Madrid concluía un fraude en Chihuahua y comenzaba a preparar el de 1988 para imponer por la fuerza al usurpador Carlos Salinas de Gortari.
La población mexicana ha probado la fuerza represiva, la prepotencia y la negligencia de los gobiernos surgidos del PRI y del PAN. Testigos y víctimas de la alianza entre priístas y panistas conocida como el PRIAN, algunos dirigentes, militantes y simpatizantes de colectividades políticas como el Partido de la Revolución Democrática (PRD), el Partido del Trabajo (PT), Convergencia, denominada ahora Movimiento Ciudadano, acompañados de varios independientes e indignados decidieron organizarse y continuar la lucha política en el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) para que México no muera, para que México sea una nación republicana, juarista, respetada y respetuosa. Con el esfuerzo de las mayorías, México volverá a ser reconocido en toda nuestra América y el mundo, como El País Amigo.
“Vivimos en un periodo de devaluación o desnaturalización de la ideología”, afirmó Antonio Becerra Gaytán, líder del Partido Comunista Mexicano y protagonista en las movilizaciones cívicas realizadas en el estado de Chihuahua hace 25 años. La situación de violencia y el retraso político de México, que según consideraciones de Fernando Solanas, político, diplomático y doctor honoris causa de la UNAM, se encuentra estancado desde hace 29 años, tiene que ver con la devaluación de las ideologías, que ha sido promovida por los neoliberales como expresión y símbolo de la modernidad.
En México aumentaron la corrupción y la miseria en estos tres decenios. Miguel de la Madrid ofrecía la renovación moral de la sociedad durante su campaña que alzaba vuelo en octubre de 1981. Cinco años después, como presidente de México, derrochó 100 millones de pesos para pagar pasajes, habitaciones y consumo de alimentos a los acarreados de lujo que llegaron a Chihuahua para aplaudir a Fernando Baeza Meléndez. Unos años después en nuestra historia reciente, Vicente Fox Quesada, candidato del cambio, prometía democracia y libertades para todos. Convertido en mandatario, incurrió en actitudes autoritarias, toleró la corrupción a lo largo y ancho del país, persiguió con saña a su principal opositor político Andrés Manuel López Obrador y consumó el fraude electoral de julio de 2006 para imponer un pelele que realizara acciones acorde al gusto de la oligarquía mexicana y las exigencias de la Casa Blanca estadunidense, similares a las conductas de los apátridas denunciados por Francisco Villa en su mensaje epistolar a Emiliano Zapata.
El Tratado de Libre Comercio acordado con Estados Unidos y Canadá no aumentó la productividad ni la competencia en México. Carlos Salinas de Gortari engañó al país y traicionó la ideología del nacionalismo revolucionario. El combate al narcotráfico o la guerra contra la delincuencia organizada no ha traído tranquilidad ni gobernabilidad al México del presente siglo XXI. Felipe Calderón Hinojosa también engañó a sus paisanos y traicionó los valores democráticos expresados en la declaración de principios de su partido. Los usurpadores están devaluados y la población mexicana merece y necesita liberarse de la fuerza y la prepotencia del PRIAN.

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