lunes, 28 de noviembre de 2011

Quique-Bieber en Zombiland

 Jairo Calixto Albarrán

El otro día los vi pasar, cuando iban reptando por el boulevard en calidad de multitud zombi. No se sabía si eran los que buscaban romper un récord Guinness de come cerebros en un mismo instante y geografía, o si se trataba de aquellos que con cohetones, porras y matracas iban al registro de Peña Nieto como líder de los choznos de don Plutarco.

En un principio quise suponer que eran fanáticos desesperanzados del Cruz Azul y Chivas, que estaban más decepcionados que Jelipillo ante los 23 mil mexicanos que lo fueron a acusar ante el tribunal de La Haya por crímenes de lesa humanidad. Eso sin olvidar que el legendario escritor Fernando Vallejo, que sabe de vírgenes y sicarios, especialista en las putitas de Babilonia, no tuvo piedad con Calderón, al que puso cual laso de cochino cuando fue galardonado en la FIL.
Y lo peor fue el comunicado de Presidencia para responder a las imputaciones. Hagan de cuenta que lo redactó el secretario del Trabajo, pensando en los electricistas y los de Mexicana.
Para esas pedradas llegadas desde la FIL, el primer mandatario se aventó su Tafil.
Como quiera que sea, se supo que hasta entre zombis hay clases. Unos son los que convocaron más muertos vivientes en una marcha en el Zócalo, y otros los que ya entrada en gastos nutrió el acto ritual en el PRIcámbrico temprano donde se ungió a Quique-Bieber Peñanieto como el Niño Fidencio de las candidaturas presidenciales. Un acto donde los walking deads del tricolor, exigiendo acarreo y hueso, resucitaron la bonita tradición de la cargada, ese folclórico ejercicio de la borregada alrededor de un Tlatoani que en el mejor estilo de Pimpón, es guapo y de cartón.
De pronto parecía que estábamos en pleno echeverrismo, pero en vez de guayaberas, se llevaban sendas embarradas de gel en el flequillo. Si el consen de Arturo Montiel hubiera gritado ¡arriba y adelante!, no le habría extrañado a nadie. Todo en medio de un discurso que era como de celebración de que la Unesco declarara al mariachi como patrimonio de la humanidad.
Y mientras la CNC prometía 10 millones de votos (es increíble que un organismo del que nadie tenía noticia de que hubiera salido del sarcófago, pueda prometer tal cosa, a menos que estuvieran hablando de botox), Chepina Vázquezmota acusaba al Dorian Gel de ser un peligro para México. En medio de la euforia, nadie preguntó por Don Beltrone. El apocalipshit zombi nos agarre confesados.
***
Hoy estaré en la FIL para presentar el libro de Susana Moscatel Toda mujer debe tener un marido gay, y luego sostener una conversación pública con Fernando Savater, a los 20 años de su clásico Ética para Amador. No discriminamos zombis.

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